Enfermero.

Enfermero.

LA TRIBUNA

No estamos preparados para la 'tripledemia'

Un sistema sanitario público debilitado por la pandemia dificultará que podamos hacer frente a la concurrencia simultánea de los virus de la gripe, el VRS y el Covid-19 este invierno.

2 noviembre, 2022 02:27

Tras más de 30 meses desde que irrumpió la emergencia sanitaria del Covid-19, parece que, gracias a la vacunación, hemos conseguido llegar a la deseada etapa de endemia. Y el virus se ha incorporado a nuestro porfolio de virus habituales como uno más. 

Ahora que transcurre el otoño y esperamos la llegada de un invierno incierto desde el punto de vista sanitario, ya hablamos, no sin tintes un poco cinematográficos, de “tripledemia”, para referirnos a la concurrencia a la vez de los virus de la gripe, el VRS y el Covid.

Paciente con coronavirus ingresado en UCI.

Paciente con coronavirus ingresado en UCI. EFE

Sabemos cómo estábamos antes de la pandemia, y ya somos conscientes de cómo la situación pospandémica ha afectado a nuestro sistema sanitario público. Por ello, podemos hacernos una idea fidedigna de la presión que van a sufrir la atención primaria y los hospitales con la existencia de tres procesos infecciosos respiratorios agudos a la vez, de una intensidad que desconocemos todavía. Pero que, por los antecedentes en el otro hemisferio, no parece que vaya a ser sencilla.

Ha habido años en los que sólo la gripe ha condicionado el bloqueo temporal de la actividad sanitaria durante el invierno. Imaginemos la existencia a la vez de los tres procesos en el momento de máxima intensidad del frío allá por enero o febrero.

Lo que es seguro es que no será por no advertirlo. Y no será por no insistir en la imperiosa necesidad de aumentar los recursos, contar de forma coordinada con todos los que existan y hacer que los que tenemos funcionen más eficientemente.

No será por no decir que no estamos preparados, que no nos hemos armado, ni adaptado en este tiempo para un recrudecimiento de las infecciones respiratorias invernales. A pesar de lo vivido y de lo que ya sabemos, no se ha reformado la atención primaria más allá de algunos intentos por parte de alguna CCAA. Y se han encontrado enfrente a los sindicatos y a unas decenas de millones de euros anunciados a bombo y platillo por el Gobierno que no sabemos en dónde va a incidir.

"Estamos enfrascados políticamente en cuestiones que, sin quitarle la importancia que puedan tener, están fuera de las que deberían ser las prioridades"

Tampoco se ha modificado de ninguna forma la normativa para el control de las residencias. Tanto un nivel asistencial como el otro, por lo que han supuesto y son en nuestro modelo, constituyen los dos principales pilares para el sostenimiento de nuestro Estado de bienestar. La puerta de entrada al sistema y nuestra línea más débil, como quedó claro durante la pandemia.

En vez de irnos a lo más básico y elemental -remangarse y hacer que las cosas cambien desde abajo, que es lo que a la postre más afecta a la gente-, hemos desviado la atención y las inversiones que nos han llegado desde la UE para llevar aceleradores a todos los rincones de España -aunque no haya profesionales para operarlos-. Hemos incrementado los recursos para tratar de aumentar nuestra capacidad de industrialización o nuestra capacidad para digitalizar el sistema sanitario (ambas cosas todavía a la espera de ver algo palpable).

[Gripe, VRS y las nuevas variantes de la Covid: la 'tripledemia' que amenaza España este invierno]

Y, por supuesto, estamos enfrascados políticamente en cuestiones que, sin quitarle la importancia que puedan tener, están fuera de las que deberían ser las prioridades. Sin estar aún sufriendo una emergencia sanitaria, existen urgencias sanitarias que deberían resolverse.

En una situación de fraude de Ley, nuestro sistema público esta lleno de médicos extranjeros que actúan como especialistas sin tener el título homologado. Tenemos una situación gravísima de falta de médicos a corto, medio y largo plazo sin que se haya planificado nada al respecto. Algo que está dando lugar a irregularidades administrativas y legales muy graves por parte de las propias Administraciones públicas. Ya lo dijo un alto cargo de una comunidad autónoma hace poco: o recurrimos a estos profesionales, o cerramos los hospitales. Pues bien, que el Gobierno central lo arregle, porque esto sí es competencia suya de forma indiscutible.

Tenemos unas listas de espera que cada día van a más. Y ante lo cual sólo se les ocurre, a modo de parche, sacar concursos de lista de espera puntual para salvar la imagen de cara a las próximas elecciones. Cuando todo el mundo sabe que existe un problema estructural. No sólo no se hace nada, sino que, como ya hemos visto en un ejemplo manifiesto de falta de sentido común y ajeno al momento que vivimos, desde una parte del Gobierno se promuevan proyectos de Ley para hacer excepcional la colaboración público-privada. El mundo al revés.

"En España llevamos más de 30.000 muertos por encima de la media esperable sin que nadie sepa todavía los motivos o causas para poder incidir sobre ellos"

Seguimos con unos retrasos inaceptables para poder dar cobertura pública a la innovación farmacológica. A pesar de que el propio Ministerio reconoce que no es admisible que existan más de 500 días para financiarla y trata de buscar mecanismos alternativos para darla cobertura a las nuevas terapias, llega el muro de Hacienda y no permite que se pueda avanzar en nada. ¿Y qué gasto público, entre todos los que vemos diariamente que se anuncian, es preferible?

Mientras discutimos sobre leyes que más allá de su importancia social carecen del don de la oportunidad. En España llevamos más de 30.000 muertos por encima de la media esperable sin que nadie sepa todavía los motivos o causas para poder incidir sobre ellos.

La tripledemia, más allá del rimbombante nombre, no es algo que no esperásemos, sino una situación que hace unos meses deseábamos que llegase. Pero si no somos capaces de adaptarnos urgentemente a su existencia, más allá de la emergencia sanitaria, seguiremos dando pasos hacia atrás en nuestro Estado de bienestar.

Nuestros mayores son los que más sufrirán las infecciones invernales. Han trabajado toda la vida para que puedan ser atendidos al menos con el mismo interés que cualquier otro. Todos seremos o deseamos llegar a ser mayores. No es razonable luchar por incrementar nuestra esperanza y calidad de vida si, llegado el momento, no estamos dispuestos a asumir la realidad y a transformar las cosas para mantener los hitos médicos que logramos.

*** Juan Abarca Cidón es el presidente de la Fundación IDIS.

Más en opinión

Blog del Suscriptor
El PP quiere aprovechar las prisas de Sánchez por tener la mayoría en el TC para desbloquear el CGPJ

Sánchez y Feijóo juegan con fuego en tiempos de guerra

Anterior
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su visita al memorial de las víctimas de la represión franquista en el Cementerio del Carmen de Valladolid.

Memoria democrática o cómo ganar la guerra por decreto

Siguiente