Vladímir Putin, presidente de Rusia, en una imagen de archivo.

Vladímir Putin, presidente de Rusia, en una imagen de archivo.

LA TRIBUNA

Cómo acabar con la dependencia del gas ruso

La necesidad de que Europa sea energéticamente independiente de Rusia ha revelado la insuficiencia de la energía eólica y solar, y la urgencia de reactivar la inversión en nuclear y fracking.

29 marzo, 2022 03:05

La devastadora invasión rusa a Ucrania ha acaparado la atención del mundo. Aunque el mundo se centra, con razón, en la gran cantidad de víctimas y su sufrimiento, la crisis ha puesto de manifiesto la necesidad de acabar con la dependencia del petróleo y el gas ruso. Para lograr esa meta, debemos ser pragmáticos e invertir en alternativas sensatas y desterrar algunos mitos sobre las energías renovables.

Los logotipos de Gazprom en la planta gasística de Bovanenkovo .

Los logotipos de Gazprom en la planta gasística de Bovanenkovo . Maxim Shemetov Reuters

Cada día, el mundo gasta más de mil millones de dólares en combustibles fósiles procedentes de Rusia. Como tuiteó el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ese dinero está pagando ahora el "asesinato de hombres, mujeres y niños ucranianos". Debemos acabar con esta dependencia.

Sin embargo, esto ha resultado ser más fácil de decir que de hacer. Durante décadas, el mundo ha intercambiado billones de dólares por combustibles fósiles de la Unión Soviética y ahora de Rusia. Nuestro consumo continuado de petróleo y gas respaldado por el Kremlin revela dos verdades incómodas.

En primer lugar, que la energía fiable sostiene los cimientos de la sociedad moderna y pocos están dispuestos a renunciar a sus beneficios. El acceso a una energía barata y abundante ha sido la piedra angular de la revolución industrial y de los logros de la humanidad.

En segundo lugar, se nos ha vendido la historia, en gran medida falsa, de que las renovables pueden darnos la independencia energética. Los activistas y los gobiernos han promovido la idea de que las renovables podrían sustituir a los combustibles fósiles y seguir proporcionando energía barata, abundante y fiable, lo que proporcionaría una seguridad energética crucial al tiempo que resolvería el desafío del calentamiento global. La invasión rusa ha hecho estallar este mito. Ha revelado que no es más que una ilusión, especialmente para la Unión Europea.

Durante décadas, la UE ha afirmado que las energías renovables pueden aportar seguridad energética porque se pueden producir en casa y no es necesario importarlas. Pero las energías renovables clave, la solar y la eólica, no son fiables: sólo funcionan cuando brilla el sol o sopla el viento. Para conseguir una energía fiable las 24 horas del día, la solar y la eólica necesitan el respaldo proporcionado por el gas.

La política energética verde de la UE contribuye pagando a Rusia más de 500 millones de dólares diarios, sobre todo en concepto de combustibles fósiles y especialmente de gas, para que ofrezca un soporte a la energía solar y eólica europea.

Los defensores de la energía solar y eólica afirman que las baterías pueden ser un factor clave cuando el sol no brilla y el viento no sopla. En realidad, el conjunto de todas las baterías de Europa apenas puede almacenar energía para 1 minuto y 21 segundos de la demanda media de electricidad del continente, después de lo cual volvemos a depender principalmente de los combustibles fósiles. A modo de comparación, en Alemania hay periodos en invierno de calma del viento que duran más de 5 días.

"Mantener las centrales nucleares en funcionamiento no sólo proporciona independencia energética, sino también una energía increíblemente barata, fiable y libre de CO₂"

Además, la electricidad sólo representa una quinta parte del consumo energético total de Europa, casi tres cuartas partes del cual se satisface con gas y otros combustibles fósiles. A pesar de la propaganda, la energía solar y la eólica aportan menos del 4% de la energía total de Europa. Cuando el canciller alemán Olaf Scholz insiste en que las renovables harán que Alemania sea "independiente y menos susceptible de chantaje", se equivoca.

La ineficiencia de la energía solar y eólica no evita el frío en los hogares. La electricidad sólo aporta una mínima parte de la calefacción, mientras que el gas proporciona casi el 40%.

Mucha más energía proviene de la fuente energética más antigua del mundo, la quema de madera. Aunque en principio es renovable, el aumento de la tala de bosques puede tener un enorme impacto en la biodiversidad. Además, la madera emite más CO₂ que el carbón cuando se quema, y a menudo se importa y transporta en barcos que usan diésel desde Estados Unidos. Actualmente, el 60% de la energía renovable de la UE procede de la combustión de pellets de madera.

La conclusión es que necesitamos mejores alternativas al petróleo ruso. Alemania acaba de cerrar tres centrales nucleares y cerrará otras tres a finales de año. Pero cerrar las plantas existentes es una insensatez. Los grandes costes que llevan aparejados ya han sido amortizados. Mantenerlas en funcionamiento no sólo proporciona independencia energética, sino también una energía increíblemente barata, fiable y libre de CO₂.

"Europa ha rechazado el fracking debido a temores exagerados. Pero los estudios muestran claramente que los beneficios del fracking superan ampliamente los costes adicionales"

Europa también debería reconsiderar la posibilidad de producir su propio gas natural mediante fracking, como hizo Estados Unidos. Tiene potencial para alojar instalaciones en muchos lugares de Polonia, Francia o Rumanía. El fracking podría proporcionar energía barata y una independencia energética total, y ha reducido las emisiones de Estados Unidos espectacularmente. Aunque existen verdaderas preocupaciones en torno al fracking, la mayoría pueden resolverse con una buena regulación.

Lamentablemente, la mayor parte de Europa ha rechazado el fracking debido a los temores exagerados difundidos con la ayuda financiera de Rusia. Sin embargo, los estudios realizados en Estados Unidos muestran que los beneficios generales del fracking superan ampliamente los costes medioambientales adicionales.

Para lograr una verdadera independencia, tenemos que mirar más allá y estudiar alternativas realistas. Debemos exigir algo más que el empeño de las autoridades en incrementar la energía solar y eólica. Tenemos que invertir en investigación y desarrollo en una amplia gama de fuentes de energía potenciales.

Por ejemplo, aunque la construcción de más centrales nucleares de tercera generación proporcionaría energía segura y fiable, su construcción es hoy por hoy demasiado cara. El I+D para la cuarta generación nuclear podría permitirnos generar grandes cantidades de energía a bajo coste.

La colaboración público-privada para la investigación en materia energética no sólo traerá la necesaria independencia energética, sino que también ofrecerá una solución realista al problema climático a largo plazo.

Esta investigación llevará tiempo. Así que, a corto plazo, el fracking es la opción más pragmática. Con una normativa sensata, podría generar gas abundante y barato y enormes beneficios económicos, al tiempo que reduciría las emisiones. Y lo que es más importante, a la sombra de la guerra de Vladímir Putin, podría ser una forma relativamente rápida y realista de que Europa avance hacia la independencia energética.

*** Bjorn Lomborg es presidente del Copenhagen Consensus Center y profesor invitado en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.

*** Traducción de Débora Frid.

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