Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros en el Congreso de los Diputados.

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LA TRIBUNA

¿Es Vox un partido identitario?

El espacio político del conservadurismo racionalista está creciendo a ojos vista en España. ¿Podrán el PP y Ciudadanos evitar que Vox se haga con ese espacio en exclusiva?  

29 diciembre, 2021 06:04

La lectura del último libro de Cayetana Álvarez de Toledo me ha hecho reflexionar sobre algunas ideas anteriormente esbozadas por mí en otros lugares. Pienso que, de manera justificada, pero equivocada, demasiados consideran que Vox es un partido unívocamente identitario. Es cierto que, de acuerdo con el aserto de Francis Fukuyama, la política actual está contaminada por el identitarismo. Sin embargo, afirmar que Vox es un partido identitario, sin ninguna matización, acaso no sea lo más acertado.

Vox es un partido conservador. Precisamente aquel que fue fundado por los militantes y simpatizantes del PP que se fueron de este partido porque Mariano Rajoy les dijo que lo hicieran.

No obstante, quien haya estudiado con un poco de atención la evolución del conservadurismo moderno se habrá dado cuenta de que tiene dos almas o, mejor dicho, dos fuentes de inspiración. Esto conduce a que los actuales conservadores europeos y estadounidenses se puedan dividir en dos grupos. Y ambos conviven en el seno de Vox.

El primer grupo es, sin duda, el más llamativo y el más fácil de reconocer. Tiene que ver con otro fenómeno de la política vigente que no es exclusivo de la derecha y que podríamos llamar emotivismo. Este emotivismo consiste en convertir las emociones en el centro y el modo de hacer política. Esta particularidad es actualmente muy de izquierdas, hasta el punto de que resulta difícil encontrar en Europa y los Estados Unidos militantes y políticos izquierdistas que no sean emotivistas. Esto contradice la que hasta hace poco fue la opinión dominante, según la cual la razón es patrimonio de la izquierda, mientras que la derecha es moralista.

Hoy hay votantes, políticos y pensadores derechistas racionalistas que han llegado al conservadurismo no por la vía del patriotismo, sino de la razón

Hoy, las tornas han cambiado y es posible encontrar claras muestras de racionalismo en una parte importante de la derecha. En realidad, siempre las hubo, pero la opinión de Norberto Bobbio se la terminó creyendo mucha gente. El sueño de Napoleón, Gonzalo Fernández de la Mora y de Jean-François Revel de un mundo sin ideologías es una utopía que estoy casi seguro de que nunca se cumplirá.

Pero ello no impide que haya votantes, políticos y pensadores derechistas que sean racionalistas. Es más, que hayan llegado al conservadurismo no por la vía del patriotismo, sino de la razón (verbigracia Roger Scruton, para algunos el “mínimo común conservador” de la derecha). Racionalismo que en buena medida coincide con la defensa de los derechos y libertades individuales, fuertemente cuestionada por la izquierda presente, y también por la del pasado.

Alguien dirá que la derecha racional se corresponde con la “derecha moderada”, con el centrismo o con el centro reformista, que es como un día José María Aznar definió la naturaleza del PP.

Pero no es cierto. El centro es el centro y la derecha es la derecha. Perdonen la tautología, pero desde que la izquierda empezó a llamar fachas a todos los que no consideraba progresistas, para algunos resulta difícil distinguir el uno de la otra.

Entre los votantes de Vox hay bastantes racionalistas (alguno puede que sea incluso pinkeriano). Muchos de ellos quizá votaron a Ciudadanos antes de que saltara de la política catalana a la nacional

Les invito a hacer una prueba. Hagan una encuesta entre políticos del PP y verán lo que contestan. La mayoría dirá que su partido es de centro o de centroderecha y sólo unos pocos (o ninguno) se atreverán a decir que es de derechas. Cayetana Álvarez de Toledo, sin señalarlo expresamente, refleja esta idiosincrasia del PP. No es sólo que el PP haya declinado hacer frente al discurso dominante de la izquierda. Es que ha asumido buena parte de ese discurso.

Entre los votantes de Vox hay bastantes racionalistas (alguno puede que sea incluso pinkeriano). Muchos de ellos quizá votaron o simpatizaron con Ciudadanos antes de que decidiera saltar de la política catalana a la nacional. Ciudadanos durante algún tiempo fue el partido que defendió con más claridad el capital social de España precisamente donde hacía más falta hacerlo, en Cataluña. Y esto lo vieron todos los españoles. Sin embargo, el PP estuvo flaqueando y haciendo concesiones respecto de dicho capital desde que tuvo lugar el Pacto del Majestic.

¿Dónde están muchos simpatizantes de Ciudadanos y algunos racionalistas derechistas del PP desencantados con el harakiri del primero y la falta de perseverancia en la defensa del orden constitucional del segundo? Sin duda, en la órbita de Vox.

¿Estos racionalistas, procedentes de Ciudadanos y del PP, se han convertido en patriotas fanáticos o en católicos de misa y comunión diaria? Me temo que no. Ser racionalista no es algo que se elige, es algo que se es. Es verdad que se puede entrenar para serlo, pero una vez se alcanza ya no se elige. Simplemente, se es.

Acaso Cayetana Álvarez de Toledo no se haya dado cuenta todavía, pero es posible que no se encuentre muy alejada del conservadurismo racionalista

El problema de Vox es que no deja o no fomenta que se conozca mejor su vertiente racionalista. Por eso a algunos les parece un partido patriotero o identitario. Si se escuchan con atención algunos discursos de Macarena Olona, Jorge Buxadé, Iván Espinosa de los Monteros e incluso de Santiago Abascal, no es difícil percibir manifestaciones de racionalismo y juridicidad. Sí, la juridicidad, que no puede ser otra cosa que racionalista.

Muestra de ello, más allá de los discursos, son las acciones judiciales emprendidas en solitario por dicho partido y que han conducido a unos demoledores fallos del Tribunal Constitucional que han dejado en evidencia la falta de raciocinio y de juridicidad de los restantes partidos, incluido el PP. Partido que tiene más miedo a infringir la irracional corrección política que a vulnerar la Constitución.

Acaso Cayetana Álvarez de Toledo no se haya dado cuenta todavía, mas es posible que no se encuentre muy alejada del conservadurismo racionalista que aquí describo. Este espacio político existe y va in crescendo. Y alguien, en algún momento, lo va a tener que representar.

*** Juanma Badenas es catedrático de Derecho civil de la UJI y miembro de la Real Academia de Ciencias de Ultramar de Bélgica. Su último libro es Contra la corrección política.

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