Albert Rivera, durante su primera legislatura en el parlamento regional catalán.

Albert Rivera, durante su primera legislatura en el parlamento regional catalán.

LA LISTA DEL SÉPTIMO DÍA

No es país para liberales: mis dudas con Ciudadanos, 16 años después de su nacimiento

Ciudadanos es la enésima prueba de las dificultades que ha encontrado históricamente el liberalismo para cuajar en una España polarizada hasta el tuétano. 

28 marzo, 2021 01:51

1. Voté a Ciudadanos por primera vez en 2006 y sólo le he engañado una vez. E incluso aquella vez, mientras metía la papeleta del PP en la urna, lo hice pensando en el programa de Ciudadanos. No he sido fiel, pero sí leal.

2. Recuerdo haber votado por primera vez a Ciudadanos con la misma sensación de transgresión que cuando me compré el Kill 'Em All de Metallica. "Como mi padre vea esto, me lleva al psiquiatra". Eso pensé. En los dos casos. 

3. ¡Un catalán votando a Ciudadanos! ¡A un tío que sale en pelotas en los carteles! ¡A las trincheras, que llega la tercera España! 

4. Quince años de fidelidad dan para muchas broncas. No me escondo: de este artículo he escrito varias versiones. Alguna de ellas daba por muerto al partido. Pero prefiero ser constructivo. 

5. Ciudadanos nunca ha sido una novia fácil. Es un partido gélido, cartesiano y racionalista con el que resulta complicado empatizar.

6. Quienes dicen que el electorado de centro es de morro fino deberían preguntarse a qué clavo ardiendo emocional se agarra uno cuando la fe en Ciudadanos falla. A qué hoja del Excel. A qué informe del FMI. 

7. Ciudadanos es un partido parido por intelectuales y amamantado con leche en polvo del Banco Central Europeo. Quienes dicen que Cayetana Álvarez de Toledo es inteligente, pero fría, deberían leerse un programa de Ciudadanos: el übercayetanismo. 

8. Ciudadanos es el partido de los politólogos normies de media melena, jersey de pico y americana de El Ganso. El partido que ha hecho de la falta de rasgos distintivos marca de fábrica. 

9. A Ciudadanos nunca se le ha podido acusar de rancio, pero tampoco de moderno. No es progre, pero tampoco conservador. No es indómito, ni espontáneo, ni intuitivo. Es el equivalente de un Starbucks. Su menú y su estética serían los mismos en Berlín, en Roma y en Kuala Lumpur. Es un partido aidiosincrásico

10. En realidad, esa es la caricatura que de ellos han hecho sus rivales. "Ciudadanos es Toni Roldán". Pero las percepciones son importantes y esta ha cuajado. 

11. Pero, a pesar de todo ello, Ciudadanos ha sido mi partido. Incluso cuando defenderlo no salía gratis en España.

12. A veces cenábamos los seis periodistas que lo apoyábamos en los medios. Seis contados, no es una cifra al azar. Ahogábamos las penas en margaritas y tacos de cochinita pibil.

13. Qué plato tan poco Ciudadanos, por cierto. Es grasiento, incómodo e increíblemente satisfactorio. Acabas con las manos sucias, lamparones en la camisa y la boca ardiendo. Es un plato populista y resultadista. El Mourinho de la gastronomía.

14. Una vez, un político de Ciudadanos me resumió el alma del partido: "Ciudadanos es el partido de los que quieren impuestos bajos y no odian a los gays".

15. Por ahí van los tiros. Impuestos bajos y vive y deja vivir. No pido más.  

16. O lo que es lo mismo. No hay guarro que no sea escrupuloso, así que aférrate al partido con el que compartes el andamiaje básico y haz de tripas corazón con el resto de tonterías que va a defender en público, porque los otros defienden las mismas tonterías, y alguna más de regalo.

17. Cuando Inés Arrimadas apareció por el partido, el cielo se abrió para mí. "¡Por fin un ser humano entre tanto cylon! ¡Y jerezana! ¡Y mírala vestida de gitana en la Feria del Caballo!".  

18. Ciudadanos ha cometido tres errores graves. El primero, no forzar el intento de investidura de Inés Arrimadas en Cataluña tras las elecciones de diciembre de 2017.

19. Por supuesto que la suma no daba, pero… ¿es que acaso Ciudadanos no quería ser el líder de la oposición al nacionalismo? ¿Y cuál era la alternativa? ¿Entronizarse como eterno aspirante a eterno opositor? ¿Convertirse en un artesano de la oposición intrascendente?

20. El segundo error, negarse a un Gobierno de coalición con Pedro Sánchez en 2019.

21. Es decir, apostar por el sorpaso al PP, la hegemonía y el poder en detrimento de la vicepresidencia, la influencia y el buen gobierno. 

22. Todavía hoy dudo. Yo apoyé esa negativa, convencido de que Sánchez prefería pactar con Podemos, ERC y EH Bildu que con Ciudadanos. Miembros de Ciudadanos me han negado con vehemencia que esa opción fuera posible. Otras personas, muy bien informadas, afirman sin embargo lo contrario: el acuerdo era no sólo posible, sino deseado por el PSOE.  

23. Dado que el resultado final ha sido un pacto del PSOE con Podemos, ERC y EH Bildu que ha degenerado las instituciones hasta extremos inéditos en 40 años de democracia, quizá la opción buena era la de intentarlo. Más se perdió en Cuba. 

24. Sólo habría hecho falta descolgar el teléfono. Y no para llamar a Sánchez, sino para contestar a su llamada. 

25. El tercer error ha sido su actual giro a la izquierda en la creencia de que bajo el ala del PSOE se vive mejor que a la intemperie del CIS.

26. Y eso en un momento en el que Pedro Sánchez está empezando a demostrar que no es tan invencible como decían sus peores enemigos

27. Ciudadanos pretende ahora, en el momento de mayor debilidad de ambos partidos, darle aire al PSOE. Darle una salida por su derecha. No confiaría yo en una mayor benevolencia por parte de los socialistas de la que han recibido por parte de los populares. Quizá algo más de sutileza, pero poco más. 

28. El PSOE acogerá a Ciudadanos como agua de mayo. No porque considere necesario para la democracia española la existencia de un partido bisagra de centro, sino porque pretende chupar hasta el tuétano de Ciudadanos. Es decir, a sus votantes. 

29. Ciudadanos cumplía una función en Cataluña y otra en el resto de España.

30. En Cataluña, Ciudadanos era el partido que no compraba el marco nacionalista. El que negaba la mayor.

31. Y la mayor era la idea de que sólo desde el nacionalismo (y en contra de todo aquello que une a los catalanes al resto de los españoles) puede gobernarse en la región.

32. En España, Ciudadanos cumplía un papel aún más importante. Porque los naranjas estaban llamados a corregir el desequilibrio original, nuclear, de la democracia española.

33. ¿Cuál es ese desequilibrio? El hecho de que en España el voto se reparte entre tres bloques prácticamente inamovibles: un 40% para la izquierda, un 40% para la derecha y un 20% para el nacionalismo.

34. ¿Y dónde está el desequilibrio? En el hecho de que ese 20% preferirá siempre pactar con la izquierda. A no ser que no le quede más remedio que hacerlo con la derecha.

35. Dicho de otra manera. El nacionalismo pactará siempre con el bloque más dispuesto a ceder en todas aquellas medidas que le acerquen a su objetivo final, que es la desintegración de la Nación. Creo que fue Arcadi Espada el que dijo que entre dos opciones, una buena y una mala para los catalanes, el nacionalismo siempre escogerá aquella que más perjudique a España

36. Y ojo. He dicho que el nacionalismo pactará siempre con el bloque que le acerque a la desintegración de la Nación. No del sistema constitucional o del Estado. De la Nación. Que es algo muy diferente.

37. Porque el nacionalismo ha encontrado ya el error en sus cálculos de 2017. Esos cálculos que decían que si lograba destruir el Estado, la Nación caería después por sí sola.

38. El Estado, para sorpresa del separatismo, ha resultado ser más fuerte de lo esperado. Pero quizá, y esta es la clave, la Nación no lo sea tanto.

39. Ahora, tanto el nacionalismo como el populismo de extrema izquierda han entendido que el camino viable para acabar con la democracia es, precisamente, el contrario.

40. Financia primero la deconstrucción de la Nación, dividiéndola en docenas de identidades imaginarias enfrentadas entre sí por sus lenguas muertas, y el Estado caerá luego por sí solo.  

41. La llegada de Podemos y Ciudadanos al escenario político español agravó este problema. En el caso de Podemos, queriéndolo. En el caso de Ciudadanos, sin quererlo. Porque ambos impidieron esas mayorías absolutas o casi absolutas del bipartidismo que obligaban al nacionalismo a pactar con el más votado.

42. Ciudadanos era el partido llamado a corregir ese desequilibrio. Un partido de centro capaz de pactar tanto con PP como con PSOE y de acabar con el chantaje de ese 20% de reaccionarios de provincias.

43. Dicho de otra manera. Un partido que, pudiendo pactar tanto con PP como con PSOE, lo hiciera preferentemente con el PP. Y no por perjudicar al PSOE, sino por convertir en redundantes a los nacionalistas.

44. Y por eso se me llevaban los demonios cada vez que en Ciudadanos alguien reclamaba un giro hacia la socialdemocracia, esa cola vestigial heredada de los intelectuales que fundaron el partido.

45. El ramalazo socialdemócrata de Ciudadanos era un órgano sin función de un organismo con una función muy clara: sanar España de los únicos fascismos que quedan hoy en día en pie en el país. Los nacionalismos.

46. El giro hacia la izquierda de Ciudadanos puede tener sentido ahora como estrategia de salvación del partido. Pero supone renunciar de plano a la función reequilibradora de los naranjas en el escenario nacional. Al menos en la actual situación. 

47. El giro a la izquierda de Ciudadanos no sólo no soluciona el problema, sino que lo agrava. Porque le da una opción más al PSOE y una menos al PP. 

48. Y lo último que necesitan los españoles ahora es que el centroderecha rescate ¡una vez más! al PSOE. 

49. El centroderecha lleva 40 años defendiendo la socialdemocracia, incluso cuando gana las elecciones. Y ahora pretende, encima, darle sus votos (y quizá sus comunidades). 

50. Con su giro a la izquierda, Ciudadanos arrincona al PP y amplía las opciones del PSOE, centrándolo cuando más escorado estaba y dándole aire cuando sus socios (ERC, Podemos e incluso el PNV) se alejan poco a poco de él.

51. La idea es, una vez más, racional. "Si el PSOE pierde apoyos, salvémonos ofreciéndonos como muleta y entregándole alguna comunidad apetitosa". ¿Como la de Madrid, por ejemplo?

52. Pero a Ciudadanos no le ha ido bien en el pasado aplicando cálculos racionales.

53. Esto me decía una analista electoral de Ciudadanos hace sólo unos días: “El giro a la izquierda de Edmundo Bal es un error de unas proporciones que no soy capaz de calcular. Porque Ángel Gabilondo no es Pedro Sánchez. En la izquierda hay tres alternativas: Podemos, Más Madrid y PSOE. Extrema izquierda, izquierda y centroizquierda, en el imaginario colectivo. La opción de centro para los que creen que Ayuso es una loca ya existe: ese señor gris, inexpresivo y aparentemente moderado que es Gabilondo”.

54. También me decía esto: “El votante de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid es el más de derechas de toda España. De manera clara y evidente, además”.

55. ¿Cómo piensa justificar Ciudadanos un hipotético apoyo a un PSOE que necesitará, con total seguridad, de los votos de los populistas de Podemos y de Más Madrid para gobernar?

56. ¿Cómo piensa Ciudadanos compaginar su ideario liberal con las políticas económicas de una izquierda que ha acusado a Madrid de dumping fiscal mientras ha callado frente a los privilegios, literalmente medievales, del País Vasco y Cataluña?

57. ¿Frente a la delirante deriva nacionalista de Baleares, Asturias o Valencia? ¿Frente a los insultos de un Ximo Puig que ha adelantado a Quim Torra por la derecha en su odio a Madrid? ¡Hasta en Huesca presumen ya de idioma propio! 

58. ¿Y por qué el apoyo de Vox es intolerable, pero no el de Podemos, Más Madrid, ERC y EH Bildu en el Congreso de los Diputados? O todos coludos o todos rabones.

59. Mi problema con Ciudadanos es que sospecho que la racionalidad extrema que aplica a todas sus estrategias le conducirá ahora, de forma natural, a apoyar al bloque que ya disfruta de todas las ventajas en un tablero de juego inclinado

60. Una segunda fuente de Ciudadanos me ha dicho este sábado que la opción "buena" de Ciudadanos es convertirse en "un Vox sin las barbaridades". Es una idea interesante: Vox es un partido que identifica bien los problemas (o algunos de ellos), pero propone soluciones disparatadas, provocando una formidable reacción de rechazo. 

61. Pero no divaguemos. Ciudadanos es sólo un ejemplo más de las dificultades con las que se ha encontrado el liberalismo español, desde la Constitución de Cádiz, para cuajar en un país polarizado hasta extremos churriguerescos y con una fascinación insana por los caciques paternalistas (de un extremo y del otro)

62. No me cabe duda alguna de que en España hace falta un partido de centro como Ciudadanos. Y eso, a pesar de todos sus errores. Pero, parodiando la famosa frase sobre el comunismo de Edward O. Wilson, "la idea es buena, pero se ha aplicado en el país equivocado". O, como decían aquellos otros: "la idea es buena, pero se ha aplicado mal".

63. Supongo, en fin, que ese es el estado natural del liberal español: la conllevanza de su desesperanza. Ay. 

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