Después de las informaciones de EL ESPAÑOL sobre José Luis Munuera Montero, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha iniciado una investigación para determinar si la actividad empresarial del colegiado es compatible con su labor como árbitro. Y tanto la RFEF como la UEFA le han apartado provisionalmente del arbitraje mientras duren las investigaciones por el posible conflicto de intereses. 

Como ha publicado este periódico, Munuera Montero es socio de altos cargos de LaLiga y del VAR en una red empresarial que tiene a LaLiga, la UEFA y la RFEF entre sus clientes. Su compañía Talentus Sports Speakers SL, comparte sede social con una opaca sociedad, Deportalia Sports SL, que ofrece "consultoría y servicios de gestión deportiva" a estos importantes actores, además de a varios clubes de fútbol.

Además, el CEO de Talentus, Sergio Sánchez Castañer, ha desempeñado diferentes puestos de responsabilidad en LaLiga y en la UEFA. Fue también el encargado de implementar técnicamente el VAR en España, y el director tecnológico del videoarbitraje desde febrero de 2018 a junio de 2019. 

La presencia de socios estratégicos de LaLiga, la UEFA y el VAR en la misma estructura empresarial que involucra a un árbitro de Primera División compromete seriamente la limpieza de la competición. Y refuerza las acusaciones de "adulteración" y de "manipulación" lanzadas por el Real Madrid contra Munuera Montero, que arbitró el partido contra el Osasuna el pasado sábado, y de "manipulación" contra el VAR.

Cabe recordar que, después de una ristra de decisiones arbitrales más que cuestionables en los encuentros disputados contra el Espanyol y el Atlético de Madrid, el mismo árbitro investigado ahora por posible conflicto de intereses tuvo una controvertida actuación que incluyó no pitar un penalti y una expulsión injustificada. El videoarbitraje ya ha privado al Real Madrid de cuatro puntos en LaLiga.

Por si todos estos indicios de una posible vendetta arbitral contra el club blanco no fueran suficientes, EL ESPAÑOL ha encontrado que el socio de Munuera Montero y exjefe del VAR posó en su despacho junto a una camiseta del FC Barcelona. Y que en el jardín del lujoso chalet cordobés donde estaba residenciada la trama de ambos, cuelga una lona con la imagen de Leo Messi durante su etapa blaugrana.

Todo apunta a que al fútbol español le ha estallado un caso Negreira 2.0 sin que se haya resuelto el primero, justo cuando se cumplen dos años de las primeras informaciones sobre los pagos de más de 7 millones de euros que el FC Barcelona realizó durante 17 años al vicepresidente de los árbitros.

Lo lógico es que, tras las evidencias de que el FC Barcelona pretendió influir sobre los resultados de los partidos a través de Enríquez Negreira, se hubiera acometido una remodelación integral del Comité Técnico de Árbitros para depurar responsabilidades. Así como una reforma de los reglamentos que evitara nuevas tentativas de amaño de la competición.

Sin embargo, nada ha cambiado en el estamento arbitral después del paso de tres presidentes de la RFEF. Los tres, dicho sea de paso, involucrados en problemas judiciales.

Además, la investigación del caso Negreira avanza a un ritmo exasperante. El proceso en el que están imputados exdirectivos del Barça por delitos de administración desleal, corrupción entre particulares y falsedad documental se encuentra aún, tras varias prórrogas, en la fase final de instrucción.

La constatación de una nueva relación oscura entre figuras clave del arbitraje, la producción audiovisual y la organización de competiciones no hace sino acrecentar las dudas sobre la limpieza del fútbol español.

No puede demorarse más la reforma de un CTA que sigue siendo heredero de las decisiones, los nombramientos, los ascensos y los descensos gestionados o influenciados por Negreira.

Pero, además, resulta ineludible mejorar la transparencia de la federación de los árbitros, con un nuevo protocolo que obligue al CTA a hacer públicos los audios del VAR y a publicar informes semanales en los que se reconozcan los errores arbitrales cometidos por los colegiados en cada jornada.

De lo contrario, la reputación de la liga de fútbol y del sistema deportivo español seguirá hundiéndose hasta el descrédito final.