Los datos de administración de la dosis de refuerzo de la vacuna contra la Covid empañan el mensaje triunfante del Gobierno sobre la campaña de inmunización, que tantas veces ha descrito como "historia de éxito".

Si bien es cierto que España es el sexto país del mundo con mejor porcentaje de vacunación de la pauta inicial completa (es decir, con las dos primeras dosis), es el vigésimo primero en inoculación de la tercera. Una realidad poco halagüeña en un momento en el que la incidencia acumulada crece a un ritmo inaudito.

Las estrategias de otros países europeos dejan en evidencia al Gobierno. Alemania empezó a suministrar la tercera dosis de manera generalizada a comienzos de noviembre. Francia se centró en los mayores de 40 años ese mismo mes. Italia, un poco después. España, en cambio, esperó al 16 de diciembre para ordenar la vacunación de los mayores de 40, y no todas las comunidades autónomas están haciéndolo.

Asimismo, la escasez de vacunas hace poco probable que España revierta la situación a corto plazo. La medida estrella del Gobierno (“vacunación, vacunación y vacunación”) perdió fuelle una vez se administraron el 98% de la remesa de Pfizer y el 99% de la de Moderna. Y ahora los próximos lotes tendrán que esperar al primer trimestre de 2022.

Fracaso

La situación resulta más sangrante por cuanto se ha permitido que caduquen miles de dosis por no priorizar las dosis de refuerzo a su debido tiempo. El resultado es que la nueva pauta completa apenas alcanza al 12% de los españoles. Algo por encima de Países Bajos (8,5%), que esgrimió precisamente como argumento para el confinamiento total de la población el fracaso de la administración de la tercera dosis.

¿Puede presumir el Gobierno de “una historia de éxito” cuando no culminará la campaña de refuerzo hasta dentro de tres meses, o cuando pone en riesgo la validez de un pasaporte Covid que caduca a los nueves meses del último pinchazo?

Recurriendo al símil futbolístico, España comenzó goleando para acabar durmiéndose en los laureles y permitir que se le fuera el partido de las manos. Por eso hemos pasado de ser la vanguardia en la primera fase de vacunación a estar en el vagón de cola en la inmunización con dosis de recuerdo.