Cuándo superaremos la pandemia y qué futuro nos aguardará inmediatamente después de ella son interrogantes de difícil respuesta, especialmente ahora que estamos a punto de superar a China en número de fallecidos, sin que aún hayamos llegado a la fase más crítica del contagio.

Pero lo que ya ha quedado claro es que la situación dramática que nos está tocando vivir ha de servir para abrirnos los ojos a lo que es una prioridad nacional: la dotación de más y de mejores recursos en nuestro sistema de Salud.

Infravalorados

Las fotografías que hoy publicamos de sanitarios exhaustos tras diez horas de trabajo, doblando turnos y sometidos a un estrés inhumano son la imagen de un esfuerzo que debe ser recompensado. Está muy bien el agradecimiento diario de los aplausos de los ciudadanos, pero ese reconocimiento no puede obviar la realidad de que nuestros médicos y enfermeros están infravalorados. 

Como muestra, un botón: según cuenta hoy EL ESPAÑOL, en la Comunidad de Madrid, región referente, un enfermero especialista apenas gana unos 27.000 euros anuales. El resto de profesionales cobra sueldos que, en cualquier caso, quedaron obsoletos hace mucho.  

Estado del Bienestar 

Es verdad que los Presupuestos son los que son, que nuestra economía arrastra los estragos de la crisis de 2008 y que se enfrenta ahora a un contexto de recesión que la epidemia puede agravar... pero esto no es excusa para que la Sanidad, pilar del Estado del Bienestar, haya sido obviada y convertida en una mera cuestión para la gresca política.

Como al buen soldado, el valor, la entrega y el heroísmo se les presupone a unos profesionales sanitarios que se están jugando su propia salud en el empeño. Por eso, cuando amaine esta tormenta trágica, la emergencia nacional ha de ser la de homenajear a nuestro personal médico y asistencial. Dignificar sus sueldos y su profesión es una cuestión de justicia.