Este miércoles las bases de Más Madrid han decidido proclamar por unanimidad a Íñigo Errejón como candidato a las elecciones generales. La formación se llamará Más País, y la denominación del propio partido cabe dentro del concepto que Errejón tiene de un Estado federal.

Sorprende, no obstante, que quien fue mano derecha de Pablo Iglesias haya clamado que le "duele España" y no le haya importado defender un patriotismo sui géneris. "Primero el país y después las siglas", ha dicho para romper el tabú inveterado de cierta izquierda de reducir España a una nación de naciones.

Torpedo

Además, Errejón se ha erigido con insistencia en el garante de la "responsabilidad" frente al "bloqueo" político. De entrada, se ha mostrado abierto a la posibilidad de converger con Pedro Sánchez sin las posiciones obstruccionistas de Iglesias en lo que ha defendido como una actitud de "pragmatismo" y "luces largas". 

Más allá de que a Errejón le interese ahora figurar como un político centrado, lo cierto es que su irrupción en la carrera electoral tiene un componente de venganza que animará la campaña y que supone un torpedo a la línea de flotación de Podemos, que se debate ahora en luchas intestinas. 

Dogmatismo

El efecto Errejón supondrá para la izquierda el mismo resultado que la aparición de Vox para la derecha: fragmentará aún más el voto. Bien es verdad que, con todos los escrúpulos posibles, la derecha ha sido capaz de llegar a acuerdos de mínimos. Habrá que ver si Iglesias y Errejón son capaces de pactar algún día.

Hay otra lectura en este episodio del retorno de Errejón a la política nacional: que el ex fundador de Podemos asuma en su discurso planteamientos abiertamente socialdemócratas puede seducir a una parte de los votantes del PSOE decepcionados con Pedro Sánchez. Y eso, a pesar del alborozo de algunos socialistas que han querido ver en ese paso adelante de Errejón la defunción política de Iglesias.