Este domingo, Ciudadanos ha anunciado en Madrid una de las piedras angulares en las que va a basar su política fiscal. Como ha propuesto solemnemente Albert Rivera, el partido liberal bajará "en el tramo autonómico" cada "euro que suba Sánchez" del IRPF. 

En resumen, la propuesta de Cs tratará de frenar desde el flanco competencial de las comunidades autónomas uno de los impuestos más sensibles dentro del estacazo impositivo que notificó Pedro Sánchez a Bruselas tan sólo 48 horas después de ganar las elecciones.

Impuestazo

La respuesta de Ciudadanos es tan inteligente como necesaria, pues de todas las cargas impositivas (diésel, patrimonio, sociedades...) que conforman el paquete del impuestazo de Sánchez, es el pago del IRPF el que más afecta a las clases medias. Y más aún cuando el PSOE, asumiendo la política económica más dogmática, sitúa cada vez más bajo el umbral de lo que considera "rentas altas". Huelga decir que esta posición de Sánchez implica un torpedo a la línea de flotación de las principales bases generadoras de riqueza.

Que el candidato socialista a la Comunidad de Madrid en una entrevista de EL ESPAÑOL, Ángel Gabilondo, se muestre poco concreto sobre sus propuestas de fiscalidad y apele a una supuesta riqueza de la región para "llamar a la solidaridad" prueba que hasta en los sectores más realistas del PSOE se da por normal la "agenda social" de Sánchez: asaetearnos a impuestos. 

Números

Hace bien Albert Rivera en incluir en el debate electoral del 26-M la política fiscal, especialmente cuando el conflicto en Cataluña anuló cualquier referencia a los números en la campaña de las elecciones generales del pasado 28 de abril.

Es significativo que mientras Pablo Casado intenta refugiarse en un perfil más electoralista y acusa a Cs de ejercer el "populismo de centro", Rivera actúa como verdadero líder de la oposición al proponer una medida efectiva frente a algo que de verdad afecta a los ciudadanos: que Sánchez castigue a los españoles con una más que asfixiante presión fiscal.