El PSOE de Pedro Sánchez ha acabado por liberar a Mariano de Rajoy de comparecer en el Congreso por la llamada caja B del PP, mientras que los populares van a hacer lo propio en el Senado con el escándalo de la tesis doctoral del líder socialista. 

Para hacerse una idea del descaro con que maniobran ambos partidos conviene recurrir a la memoria reciente. Si en marzo de 2017 los socialistas, junto a Podemos y Cs, decidieron que por transparencia democrática era indispensable que Rajoy diera la cara ante la Cámara Baja, el PP echó mano de su mayoría en el Senado para forzar la comparecencia de Pedro Sánchez por el escándalo de su tesis doctoral.

Excusas

Hasta ahora, Pedro Sánchez había conseguido eludir su comparecencia en el Senado hasta en dos ocasiones con distintas excusas, que los populares justificaron como una mera "prórroga" y una muestra, por su parte, de "cortesía parlamentaria". Ahora se demuestra que no, que han optado por utilizar ese favor como moneda de cambio

Pero si el PP actúa con desfachatez, qué no decir del PSOE. Sánchez llegó a la Moncloa gracias a una moción de censura fundamentada en el compromiso de acabar con las prácticas "corruptas" del PP de Rajoy y, al final, ha acabado por evitarle el mal trago de la comparecencia parlamentaria. 

Silencio

No es ocioso recordar que hasta José María Aznar acudió a la comisión del Congreso sobre la financiación ilegal del PP, y que tuvo que aguantar no pocas invectivas de Rufián que en nada tenían que ver con el objeto de la comparecencia. Este pacto de silencio, este conchabeo de PP y PSOE, esta tomadura de pelo, prueba que el bipartidismo tiende irresistiblemente a salvarse mutuamente de la quema llegado el caso.

Sánchez y Rajoy se blanquean ahora el uno al otro, y al ciudadano sólo le cabe ya la desazón, la extrañeza y la frustración de verse engañado. Está claro que la regeneración democrática duerme el sueño de los justos.