Mariano Rajoy lo dijo claramente y por dos veces: se va porque es lo mejor para él. Este viernes volvió a demostrar que es él y sólo él lo único que parece importarle. Ni tan siquiera le preocupa el Partido Popular, del que todavía es presidente aunque no lo parezca.

El anuncio de que abandonaba el escaño en el Congreso de los Diputados –que entraba dentro de lo posible– no hubiera tenido mayor importancia si no hubiera ido acompañada de su decisión –que su partido destacó en el comunicado oficial–de reincorporarse a trabajar en la plaza de registrador de la propiedad que ganó con apenas 24 años

En el peor momento

La decisión dejó estupefactos a los suyos. El que fuera presidente del Gobierno hasta el pasado 1 de junio se va dando un portazo a todos, especialmente a sus compañeros de filas. Les da la espalda y les lanza el mensaje de que huye. Se va como si ser el máximo responsable del PP hasta el próximo 21 de julio le importara infinitamente menos que volver a ser registrador de la propiedad.

Y todo esto en el peor momento de su partido, antes de que haya un nuevo presidente, antes incluso de que se sepa el nombre de los aspirantes a sustituirle. Una espantada en toda regla. Una espantada que ya empezó a visualizarse en la pasada moción de censura, cuando despreciando al Parlamento y a los ciudadanos decidió saltarse prácticamente todo el debate para pasarse más de ocho horas comiendo y bebiendo –en su sillón de la bancada azul estaba el bolso de la entonces vicepresidenta– y no volver al hemiciclo hasta la votación del día siguiente.

Sin la coraza del aforamiento

Es como si todavía no le perdonara al mundo que una “ilegitima” moción de censura le arrebatara la presidencia del Gobierno. Para él la política dejó de ser importante tras la llamada telefónica del PNV informándole de que sus cinco diputados iban a apoyar a Pedro Sánchez.

Su salida a la carrera de la política le deja, sin embargo, expuesto a sufrir algún disgusto judicial. El quedarse sin la coraza del aforamiento –salvo que entre a formar parte del Consejo de Estado– puede facilitar que sea investigado en alguno de los múltiples casos de corrupción que tienen rodeado a su partido. Pero seguro que el ex presidente ya lo tiene pensando y obrará pensando en lo que es mejor para él.

Y ahora lo mejor para Mariano Rajoy Brey es volver a ser registrador de la propiedad.