La decisión de Trump de dar por roto el pacto nuclear con Irán e instaurar sanciones al régimen de Teherán supone echar una cerilla sobre el barril de pólvora de Oriente Próximo. En realidad, nadie puede decir si los argumentos que utiliza el presidente de EEUU para revocar el acuerdo firmado en 2015 por Obama, asegurando que Irán está desarrollando un programa nuclear secreto, tienen fundamento o no.

Sí es cierto, sin embargo, que la política exterior que está desarrollando Teherán en relación a sus vecinos -caso de Yemen, Líbano o Siria- no es de mera defensa de sus fronteras, sino claramente militarista y de amenaza directa, lo cual supone un elemento desestabilizador para la región.

La política del palo

La cuestión que cabe analizar es si a la ofensiva iraní hay que responder con diplomacia y un fortalecimiento militar en la zona, con apoyos a Israel, o si conviene más la política del palo anunciada por Trump. La experiencia ha demostrado otras veces que esa receta contribuye a reforzar internamente al régimen, y ahí están los ejemplos de Cuba o Corea.

Para los europeos, la decisión de Trump significa un gran fracaso. Y es que la diplomacia de la UE fue fundamental para detener la escalada de tensión hace tres años. Además, Bruselas entiende que Irán sí está cumpliendo el pacto, cuyo fin es impedir que el país se haga con el arma nuclear, y basa su juicio en los informes de la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

Un mundo más inseguro

La ruptura del acuerdo amenaza ahora con generar más inestabilidad en Oriente Próximo y provocar una nueva carrera armamentística. No solo la Francia de Macron o la Alemania de Merkel, particularmente más tibios en estos asuntos, han lamentado la decisión de Trump: también Reino Unido.

Por eso desde la UE se va a hacer todo lo posible por preservar el acuerdo. Están en juego también los intereses de las empresas europeas que han invertido en Irán, y que pueden verse afectadas por las sanciones de EEUU. En definitiva, la postura de Trump abre una nueva brecha con Europa y contribuye a hacer que el mundo sea más inseguro.