Podemos y Ciudadanos han zanjado su primera reunión para pactar la reforma de la ley electoral comprometiéndose a seguir trabajando por el “objetivo común” de lograr un sistema de representación parlamentaria “más proporcional” y poniendo la pelota en el tejado del PSOE, pues dan por sentado que el PP no quiere enterrar la Ley d’Hont.

Hay motivos para sospechar que esta inusual aproximación entre Iglesias y Rivera responde a una puesta en escena para situar en un brete a los socialistas, que ya han advertido que no aceptarán que se excluya al PP de las negociaciones ni participarán en una “subasta de escaños”. También para temer que ninguno de los dos grandes partidos tenga verdadero interés en modificar unas reglas de juego que les han beneficiado durante décadas.

Ley d'Hont, una antigualla

Pero de lo que no hay duda es de que el sistema electoral vigente es injusto porque porque castiga demasiado a las minorías y permite la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas en sus feudos, como acaba de suceder en Cataluña. Además, se trata de una normativa desfasada -es de 1977- concebida en su momento para afianzar un sistema político bipartidista que no se corresponde con la España actual.

El reto es lograr un modelo electoral más ecuánime, que recoja con más fidelidad las preferencias de los ciudadanos -de manera que exista mayor proporción entre los sufragios emitidos y su traslación a escaños- y que refuerce el vínculo entre los diputados y sus votantes para que los cargos electos no sean marionetas en manos de las cúpulas de los partidos.

La fórmula de Sainte-Laguë

Modelos hay muchos y los países de nuestro entorno pueden servir de ejemplo. Podemos y Ciudadanos coinciden en la necesidad de sustituir la Ley d´Hont por la fórmula de Sainte-Laguë, que rige en Alemania, Suecia y Dinamarca y que permitiría avanzar hacia una sistema proporcional menos distorsionado. También sería interesante sustituir las circunscripciones provinciales por autonómicas y dar opción a la elección directa de una parte de los parlamentarios, para lo que sería preceptivo reformar la Constitución.

Aunque la “gran sintonía” de Podemos y Cs en lo que atañe a la reforma electoral pueda tener algo o mucho de paripé, hay que admitir que pone en valor una asignatura pendiente de nuestra democracia. Sencillamente, sin un cambio en profundidad de la ley electoral será imposible lograr la regeneración política que necesita España.