Puede parecer extravagante y contrario a la esencia misma del parlamentarismo que Puigdemont intente acordar una investidura no presencial, de hecho no existe precedente alguno. Sin embargo, el expresidente está dispuesto a todo, entre otras cosas porque en ello le va su supervivencia política.

Para la Abogacía del Estado era relativamente sencillo encontrar motivos para recurrir una posible investidura telemática, a través del plasma, pero Puigdemont puede ponérselo más complicado si utiliza una persona interpuesta, como en las bodas por poderes, tal y como hoy explicamos en EL ESPAÑOL.

Maniobra ante la Justicia

En ese caso, los separatistas se garantizarían el elemento presencial que da sentido a la actividad parlamentaria, y aunque es cierto que eso no permitiría un debate real, la Mesa del Parlament -que estará controlada con toda seguridad por ellos- podría secuenciar las sesiones y los turnos de palabra a su gusto para crear la apariencia de que hay réplicas y contrarréplicas.

La maniobra de Puigdemont demuestra, en último término, que el independentismo va a seguir explorando todos los caminos para burlar la acción del Estado. Hoy desvelamos también que los abogados del expresidente huido han tratado de comprometer a la Justicia con un apaño imposible en los despachos sobre su posible regreso a España, seguramente con la intención de manchar a los jueces. 

Nadie asume responsabilidades

Así las cosas, queda claro que el problema no es que los separatistas sigan en sus trece, lo cual era previsible, sino que se permitiera en su día a Puigdemont huir a Bélgica, donde ha podido hacerse fuerte para seguir condicionando el procés y la política catalana. Sin embargo, nadie en el Gobierno ha asumido su responsabilidad por ello. Cada día que pasa, la gestión de esta crisis por parte del gabinete de Rajoy se revela más nefasta.