España afronta un año decisivo para afianzar la recuperación económica lastrada por la incapacidad del Gobierno y de los partidos a la hora de encontrar una solución al problema territorial. El análisis de las circunstancias políticas, institucionales y judiciales que condicionan la gobernabilidad del conjunto del país demuestra hasta qué punto el atolladero catalán se ha convertido en el rompecabezas español.

En el Parlament, la fuerza mayoritaria no puede formar Gobierno, y hay un aspirante a presidente en la cárcel y otro prófugo de la Justicia. Ni siquiera tenemos garantías de que la legislatura pueda arrancar como estaba previsto el próximo 17 de enero. Además, la situación de bloqueo en Cataluña amenaza la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de este año.

Inmovilismo o elecciones

Lo malo es que con Mariano Rajoy al frente del Gobierno y la actual correlación de fuerzas en el Congreso de los Diputados es harto complicado que los mecanismos parlamentarios sirvan por sí solos para solucionar la situación.

En la opinión pública cobra peso la idea de que un adelanto electoral permitiría a los partidos ofrecer soluciones concretas para Cataluña y para España. De hecho, aunque de momento un 50% se muestra contraria a que se convoquen de nuevo elecciones generales, si hubiera un adelanto de los comicios la participación subiría al 77%.

Ya empate técnico

El último sondeo de SocioMétrica vaticina lo nunca visto: un empate técnico entre PP, Cs y PSOE como consecuencia colateral del resultado de las elecciones catalanas, en las que el partido del Gobierno se ha hundido, el de Albert Rivera ha crecido exponencialmente y el de Pedro Sánchez se ha mantenido. Este resultado evidencia una tendencia que, de mantenerse, se traduciría en una nueva mayoría social que debería verse reflejada cuanto ante en el Gobierno.

Adelantar las elecciones generales no garantiza nada, pero sería sin duda un revulsivo colectivo que obligaría a las formaciones a comprometerse de verdad con la búsqueda de soluciones en lugar de seguir estancados en el inmovilismo. La convocatoria de nuevas elecciones puede parecer algo engorroso, pero probablemente sea la única manera de solucionar el rompecabezas nacional.