Con la detención y encarcelamiento de El Chicle y la recuperación del cadáver de Diana Quer en una fábrica abandonada de Rianxo, la Guardia Civil da por cerrado uno de los casos más mediáticos de la crónica negra de España en los últimos años. En esta clave hay que interpretar la excepcional rueda de prensa que el jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), el coronel Manuel Sánchez Corbí, ha ofrecido este martes para explicar los pormenores de una investigación “llena de obstáculos”.

Si resolver un caso sin testigos, ni móvil aparente, ni información alguna sobre el paradero de la víctima es de por sí complicado, las particularidades del caso Diana Quer ha convertido esta investigación en una de las más difíciles a las que se ha enfrentado el Instituto Armado.

Dos millones de datos

La hipótesis del secuestro cobró fuerza tras el examen de las comunicaciones del teléfono de Diana Quer, al poco de denunciarse su desaparición la noche del 22 de agosto de 2016 en las fiestas de A Pobra do Caramiñal. Una vez trazada la geolocalización del móvil, que se pierde sobre la Ría de Taragoña, la UCO cruzó hasta dos millones de datos y analizó centenares de matrículas sin que las primeras pesquisas permitieran estrechar el cerco al asesino.

El momento clave de la investigación se produjo después de que una pescador encontrara el móvil de la chica en octubre de 2016. El desencriptado del teléfono en un laboratorio de Zúrich nueve meses después permitió centrar la investigación en un puente en concreto y en tres vehículos, lo que puso a los agentes sobre la pista de El Chicle, un individuo con antecedentes por tráfico de drogas y porque fue acusado de violación por su cuñada, y que desde el principio fue el principal sospechoso.

La "sangre fría" de 'El Chicle'

Da prueba de la “sangre fría” de El Chicle no sólo su “agilidad mental” para inventar coartadas, sino que él mismo llamó a uno de los agentes que lo interrogaron sobre el caso para preguntar por qué lo seguían y ofrecer su colaboración. La UCO ya no tenía ninguna duda de que el autor era él, principalmente porque su móvil y el de la víctima describían la misma trayectoria a la misma hora, pero necesitaba pruebas. El intento de secuestro de una joven en Boiro la noche de Navidad precipitó el desenlace de un caso que quizá hoy seguiría abierto de no ser por el tesón de la Guardia Civil.

Hay que agradecer a los agentes que siguieran investigando después de que el juez ordenara suspender provisionalmente las pesquisas, en abril pasado, lo que demuestra no sólo que España es un país mucho más garantista de lo que algunos quienes hacer ver, sino también que el respeto a los procedimientos no impide a las fuerzas de seguridad mantener su compromiso de servir y proteger. No es extraño que, tal como revela la encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, Policía, Ejército y Monarquía sean las instituciones mejor valoradas en contraste con el Gobierno y los partidos.