Madrileños en una terraza de Lavapiés durante el día del apagón.
Se fue la luz, pero ¿y lo bien que lo pasamos?
Tras cada nueva crisis provocada por el Gobierno se acaba ejecutando siempre la misma coreografía que busca prevenir, no ya que se le eche la culpa de algo a Sánchez, sino que se le pidan explicaciones.
Escuchando algunos relatos informativos cualquiera diría que este lunes España careció de suministro eléctrico durante todo el día.
En su lugar, parece que el país decidió volver a las esencias de la vida tomando cerveza al aire libre y escuchando transistores a pilas. "Qué frágil es todo aquello que creemos seguro", juegos de contraste entre la oscuridad de un apagón y la luminosidad de una mañana de abril, y en ese plan.
Hay quien escribe que hemos vuelto a la década de los noventa. Tengo el vago recuerdo de que entonces había luz eléctrica, pero puede ser que la memoria me traicione.
🪩 Siguen apareciendo momentos inéditos vividos durante el apagón histórico que tuvo lugar este lunes 28 de abril
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) April 29, 2025
Un grupo de pasajeros del AVE monta una coreografía para pasar el rato mientras esperan a ser rescatados pic.twitter.com/smc2Nji61Q
Lo bueno de llevar siete años así es que hasta las mentes más obtusas nos vamos enterando de por dónde va la cosa. En estas situaciones no tarda en ejecutarse la misma coreografía que busca prevenir no ya que se le eche la culpa de algo al Gobierno, sino que simplemente se le pidan explicaciones.
Pedro Sánchez ha adoptado el "es que esto no había pasado nunca" casi como una muletilla. Cómo no entenderle viendo la reacción de buena parte de la ciudadanía para la que gobierna. El ejecutivo es algo así como un agitador de los debates sociales, una editorial de guías para el comportamiento cívico. Nunca un organismo ("no se podía saber") cuyo trabajo consista en anticiparse a aquellas situaciones que puedan tornarse problemáticas.
Durante la noche del lunes ya emergieron las primeras columnas de la prensa oficialista adscritas al "circulen, aquí no ha pasado nada". "Bueno, sí, hubo un apagón, pero tampoco ha sido para tanto".
Ministros y tertulianos coinciden en sincronización impecable: que la pérdida del suministro no fuera eterna demuestra las "fortalezas del sistema".
Cuesta comprar el mensaje. La imagen de la Unidad de Emergencias repartiendo mantas entre los viajeros de tren frustrados en Atocha y en el Palacio de los Deportes es la de una tercermundización que ya es un elefante que no deja ver la habitación.
Cunde el temor de que nos indiquen salir al balcón a aplaudir al Gobierno por habernos traído la luz de vuelta. La verdad es que viendo el perfeccionismo de estos bailarines, dan ganas de hacerlo.