Salva Reina, ganador del premio Goya 2025 a mejor actor de reparto por 'El 47'.

Salva Reina, ganador del premio Goya 2025 a mejor actor de reparto por 'El 47'.

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Yo también me subo al autobús de 'El 47'

Las películas españolas no siempre brillan con luz propia, pero cuando menos lo esperas te sorprenden con un premio en Cannes o San Sebastián.

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Aquí va un ramillete de películas de última hora según Wikipedia y la Academia de cine, o lo que es lo mismo, con Fernando Méndez-Leite en el papel de nuevo presidente para los próximos cuatro años.

Estamos de enhorabuena. Ya se celebró la fanfarria del cine, con los Goya dentro. Los asistentes llevaban etiqueta y hélice al cuello, con la excepción de algún paria innominado que se lo monta con chupas de cuero compradas en Wallapop.

Las chicas, por su parte, insisten en pedir pendientes prestados a los amigos joyeros. Todo es un poco así: desmadejado y manga por hombro, brilli-brilli. Las señoras se pisan el vestido y los moños ruedan por la escalera. También se multiplican los tropiezos y se dividen los besos.

Maribel Verdú y Aitana Sánchez-Gijón en los Premios Goya 2025.

Maribel Verdú y Aitana Sánchez-Gijón en los Premios Goya 2025. GTRES

Cuando llega el triste momento del in memoriam por orden alfabético, un silencio sepulcral invade la atmósfera y llueven las primeras lágrimas. Hubo suspiros para Marisa Paredes, Silvia Tortosa, Micalea Flores "La Chunga", Teresa Gimpera... O sea.

En la gala compareció Richard Gere para alertarnos de la oscuridad reinante en América con la llegada de Trump. Entre el público escuchaba su chica, Alejandra Silva. Una pareja que tiene todas las trazas de convertirse en un matrimonio hecho y derecho.

Richard y Alejandra viven en Madrid y son manifiestamente felices. Con más motivo después de que el actor recibiera el Goya internacional que le entregó su amigo, Antonio Banderas. Puro lujo.

Vaya por delante que voy poco al cine. Y cuando voy, no me entero de nada. De la gala de los Goya me entero por televisión, haciendo un esfuerzo ímprobo. No tengo paciencia para aguantar hasta el final. La duración tiende a convertir el evento en un rollo macabeo. Los presentadores agotan sus fuerzas, y el público rebulle en sus asientos deseando ir al baño. Los agradecimientos y los "te quiero infinito" se hacen bola y las gracietas ya no tienen ninguna gracia.

Ahora las presentaciones se han hecho más discretas y más fugaces. Antes los presentadores se lucían. Recuerdo a Rosa María Sardá, a Buenafuente y, entre otros tantos, a Dani Rovira, con quien disfrutaríamos luego en la película de los apellidos vascos.

Todos los presentadores pasarán a la historia por méritos propios. El sábado, sin ir más lejos, pasaron Maribel Verdú y Leonor Watling. La primera por su beso de amor con Aitana Sánchez Gijón. Y la segunda por su humor inteligente.

"Los agradecimientos y los 'te quiero infinito' se hacen bola, y las gracietas ya no tienen ninguna gracia"

A estas alturas del invierno, el sueño llega lentamente mientras el espectador se acurruca en el sofá envuelto en una manta. Antes nos dormíamos con Iberia. Ahora alterno el sueño con los viajes a la cocina en busca de chocolate o al botiquín en busca de pastillas para dormir. En casa se meten conmigo porque dicen que me aburro. O peor aún: que molesto. En fin.

No siempre las películas nos entretienen. Piensen en el caso de The Brutalist (casi cuatro horas de duración), una gran historia para una gran excitación. La polémica se ha correspondido con otra cinta de similares características. Hay quien sostiene que se trata de una película indigesta. Puede ser.

Las películas españolas no siempre brillan con luz propia, pero cuando menos lo esperas te sorprenden con un premio en Cannes o San Sebastián. Fue precisamente en San Sebastián, donde en los años ochenta tuve el gustazo de ver Un lugar en el mundo, película de factura hispano-argentina con la que lloré cual magdalena. Los actores no podían contagiarnos más lágrimas. Dirigidos por Adolfo Aristarain, allí estaban Federico Luppi, el gran José Sacristán, Leonor Benedetto, Cecilia Roth, etcétera, que interpretaban el papel con toda la fuerza de sus entrañas.

Este invierno, las películas españolas llevan el sello "Feroz" en honor del festival del mismo nombre y de la sala que proyecta sus cintas. Han sido como los teloneros de los Goya. Ahí descubrí La habitación de al lado. La dirige Almodóvar con el fervor que imprime a sus personajes y a sus sueños escarpados.

Es una película apetecible, con protagonistas que tienen cierto aire de novela. Una de ellas es Julianne Moore, que interpreta el papel de novelista en la ficción cinematográfica y Tilda Swinton, reportera de guerra aquejada de cáncer terminal.

Con los Goya he coincidido en mi película imprescindible de este año: El 47, que era el número del autobús urbano que iba de la plaza de Cataluña a la Guineueta y Torre Baró, puntos filipinos de Nou Barris.

Eduard Fernández interpreta el papel de conductor de autobús casado con una monja. Es el personaje principal, el sostén de la película, tan real como la vida misma. En ella coinciden muchos aspectos propios de la época, como los movimientos vecinales.

Eduard interpreta a Manuel Vital, el famoso conductor que secuestró el autobús apoyado por los vecinos de Torre Baró. Vital llego a Barcelona en 1947, con las primeras oleadas de emigrantes procedentes de Andalucía y Extremadura. La película promete. El premio gordo de los Goya, compartido con La infiltrada, le vendrá muy bien.

Vayamos con otro ejemplo singular. El de Emilia Pérez, que ha ganado el Goya a la mejor película europea. Un canto al amor y la diferencia. La protagoniza un hombre que se convierte en mujer. O sea, la actriz Karla Sofía Gascón (antes Carlos). Mujer polémica que está a punto de perderse un Oscar. Puede que ya no lo consiga porque se ha pasado de frenada con declaraciones xenófobas y racistas. El director de la película, Jacques Audiard, no se lo ha perdonado.

La película es francesa y musical y no deja de ganar premios desde que se presentó en Cannes en mayo. Veremos cómo le va en los Oscar, aunque su director ya nos ha dejado un recado a quienes hablamos la misma lengua que Karla. Ha dicho Audiard que "el español es un idioma propio de pobres y migrantes". Que le zurzan.