Shakira, hablemos tú y yo. Vaya por delante que yo te quiero y que me ofrezco voluntaria para hacer contigo lo que se debe hacer en estos momentos trágicos, que desde luego es pillar dos botellas de tequila, tres paquetes de tabaco y enchufarnos una noche entera la discografía de José Alfredo Jiménez, hasta dejarnos allá el pecho, supurar el veneno y ver amanecer acordándonos de la calavera del notas que te ha vacilado. Las rancheras y el rímel waterproof son dos regalos que nos dio la vida para expectorar las movidas sin acabar hechas un circo: usémoslos. 

Shakira, mi labor hoy es ingrata, impopular. Soy la amiga que te arranca el móvil cuando te parece buena idea mandarle un mensaje chiflado y ponzoñoso a tu ex a las cinco de la madrugada acordándote hasta de su madre. Ese whatsapp imborrable (el tipo ya lo ha visto mientras tú dormías la cogorza, borracha de ira) te pone a la mañana un espejo letal, de aumento, y acabas viéndote más fea, más grotesca y rebotada. La mala hostia, en la que yo también milito, da sólo satisfacciones momentáneas, pero luego te deja un poso amarillento y maloliente, como de nostalgia cutre y reseca, que te persigue durante años.

Yo te digo una cosa. El plan es mirar al mundo como la Gioconda, con la ojeada sugerente y plácida de la que sabe más que el resto, no como el retrato de Dorian Gray, góticas ya y podridas por dentro. Lo decía Bertolt Brecht, que el hombre algo sabía: "El odio contra la bajeza también desfigura la cara". 

Shakira, tronca: despellejar mancha. Sólo existe un motor superior al deseo de joder a tu ex y es no joderte a ti misma. En estos casos lo recomendable es dejar un poquito las manos quietas y aparcar el micro hasta que deje de invadirnos el espíritu Puerto Hurraco. Si escribir vamos a acabar escribiendo, tía, si no sabemos hacer otra cosa, si no tenemos otras armas. Pero alejarse del barro y elegir el lugar desde el que se escribe es tan importante como el mensaje a trasladar.

Yo te hubiera comprado una coplilla más inteligente, más sofisticada, más de evocadora ironía negra. Este pifostio a costa de una chavala anónima de 23 años clara-mente es un despropósito, un grito en el patio de vecinos, y luce como dos ratas peleándose por un churro. 

Shakira, eres la fucking Shakira: acuérdate y respétate. Métete con alguien de tu tamaño o mejor no te metas con nadie, porque eso significará que te consta que no hay otra como tú. Eres la puta Coca-Cola. Eres La Macarena, así que dale a tu cuerpo alegría. Eres un jodido pangolín, el único mamífero con escamas de la creación. Eres el Géiser Fly rugiendo en Nevada. Eres la tortilla de patatas perfecta. Lo has ganado todo desde niña. Has escrito las canciones de nuestra vida. Has sido el abdomen móvil del planeta Tierra. Con esta canción le estás regalando un momento de fama innecesario a una parte de ti que no te define. Porque, oye, a lo mejor el rencor o la poca sororidad nos pueden representar un rato si nos pillan cruzadas, pero la vergüenza ajena no, Shakira. La vergüenza ajena nunca.

Este pedazo de parguela que se hace llamar Gerardo te ha dejado y eso es un hecho, pero tú no eres eso. Tú escribiste Inevitable y Don’t Bother. No permitas que te recuerden por tu peor época. Te cuento algo, amiga: una no supera una mala racha, una se sube encima.

Shakira, Ana Rosa ayer abrió el programa con este zafarrancho, como si Pedro Sánchez y esa cómica revelación llamada Ángela Rodríguez Pam no existieran. El telediario de La 1 lo puso a la altura de los bombardeos en Ucrania. A ver si el beef se nos va a haber ido de las manos. 

Shakira, te he visto salir a la guerra con la navajita oxidá, eligiendo a Bizarrap para perpetrar tu misión, un tío que ha conseguido que en los patios de los colegios los niños griten "quédate, que la noche sin ti duele" como poseídos por el ritmo ragatanga. Tus críos tienen siete y nueve años y ya te digo yo que este tema tuyo se lo van a aprender ellos y sus amigos quieran o no, con el detallito sin importancia de que habla de su padre. Eso es vulgar, Shakira. Los chavales no se merecen ese dolor. Si te diriges a ellos (y a todos) así, en público, hablando de Piqué, angustia me da qué les dirás en privado. 

Shakira, voy pillando el José Cuervo, que esto habrá que empaparlo. Recuerda que ser una mujer es fácil, pero ser una señora es un poderío al alcance de unas pocas.

Con cariño y admiración, te abraza 

LGM