No sé hasta qué punto el lenguaje metafórico permite trazar alguna clase de paralelismo entre Inés Arrimadas y Rafael Calvo Ortega. Pero la presidenta de Ciudadanos se encuentra hoy en una situación muy parecida a la que tuvo que afrontar el entonces líder del Centro Democrático y Social (CDS) cuando fue su cartel electoral en 1993. (La formación centrista y liberal fundada por Adolfo Suárez en 1982 perdió su representación parlamentaria en las Cortes Generales).

La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, con el líder andaluz, Juan Marín, en el Parlamento en una imagen de archivo.

La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, con el líder andaluz, Juan Marín, en el Parlamento en una imagen de archivo. EFE

Mantener un procurador en Castilla y León parece un éxito incluso considerable después de haber desaparecido del Parlamento andaluz. Del partido fundado en Cataluña por un puñado de intelectuales que terminaría catapultando a Albert Rivera como un candidato verosímil a la presidencia del Gobierno ya se habla directamente en pasado.

Pedro Sánchez repite con tonito de "qué cosas me preguntan"que las elecciones no serán hasta finales de 2023. Es cierto que su historial animaría a pensar que las puede convocar mañana. Pero no se dan las circunstancias para que el jefe del Ejecutivo traicione su palabra una vez más. Ganar tiempo abre la puerta a la expectativa. A día de hoy, sólo tiene la certeza de la puerta de salida. Así pues… ¿qué puede hacer Ciudadanos durante más de año y medio? ¿Está condenado a ser un espectro? 

[Dirigentes de Ciudadanos, dispuestos a negociar su integración en el PP como "corriente liberal"]

Ponemos la oreja en el entorno del partido. Lo que nos dicen es que el escenario andaluz les ha puesto ante unas realidades que ya tenían constatadas de antes. Su electorado, sostienen, sigue existiendo. A saber: habitantes de centros urbanos con espíritu reformista con los que hace tiempo que Ciudadanos no consigue conectar. No ayuda el contexto de fuerte polarización que caracteriza el mandato de Pedro Sánchez.

El hastío de algunos votantes tendería al llamado "voto útil" de la papeleta del PP. Aquí la analogía con el CDS es absoluta: el "viaje al centro" de Aznar coincide con una década larga de Felipe González en el poder. De una manera más o menos consciente, el electorado centrista y liberal asume que es imposible acabar con su hegemonía si hay un partido que se interpone entre los dos grandes.

En Ciudadanos son particularmente conscientes de ese paralelismo con el CDS de 1993. Creen que esos precedentes, junto a los de otras formaciones europeas de su espacio ideológico, les sirven para tomar nota y no cometer los mismos errores. 

Cartel electoral del CDS.

Cartel electoral del CDS. .

Las soluciones pasarían, piensan en Alcalá 253, por colocar temas en agenda que sólo ellos pueden traer a colación. El más claro es el de las pensiones. Un asunto que tiene preocupada a una generación de electores en la que Ciudadanos tuvo su gran caladero en los días de vino y rosas, pero que PSOE, PP y Vox orillarían, dicen, para no perder votos en esa gran masa demográfica que representan los pensionistas en España. 

¿En qué va a consistir eso que Arrimadas ni llama ni deja de llamar "refundación"? Lo que se estaría fraguando es una "profunda renovación del proyecto". Y esto pasa por la propuesta programática… y, probablemente, también por el nombre. La idea es que ella siga en el liderazgo. Al menos de momento. De modo que el proceso puede ser leído como una "cuestión de confianza" a la presidenta del partido. Lo contrario, reflexionan desde Ciudadanos, abriría a la formación "en canal". En este proceso se buscaría la participación de perfiles que tengan simpatía por el proyecto más allá de que militen formalmente en el mismo. 

[Inés Arrimadas recibe el respaldo de Macron y logra la foto que Albert Rivera intentó en tres ocasiones]

Anticipan que el día que usted lea estas líneas habrá anuncios "de calado". Ya veremos. Lo más parecido al optimismo trasluce en la certeza de que, por primera vez durante la etapa Arrimadas, afrontan casi un año seguido sin elecciones a la vista.

Se trataría de huir de la etiqueta de "amortizado" que provoca que un buen candidato" como Juan Marín salga de vacío de la cita andaluza. Se mencionan las "dinámicas perversas" y la "condena social y mediática".

Ah, los medios. Uno de los hechos más palmarios de la debacle de Ciudadanos es el abandono de las cabeceras que más cerca estuvieron de prestarle algo parecido a un apoyo editorial en un momento dado. Aquí hay crítica a las herencias del bipartidismo y autocrítica a no haber contado las cosas con más cercanía a los informadores. 

Con todos estos bueyes tiene que arar Ciudadanos para no acudir al Ministerio de Interior a solicitar la baja en el registro de partidos políticos. Ya saben: todos los partidos cometen errores tremendos, pero sólo los de centro los pagan con su propia existencia. 

(El candidato a la presidencia del Gobierno por el CDS, Rafael Calvo Ortega, lanzó ayer noche un mensaje a los ciudadanos para que no se dejen atrapar «por las estúpidas y caciquiles llamadas al voto útil» y les recordó que «la historia conoce que el bipartidismo ha sido un auténtico desastre para los españoles» […]. «Lo que nos ofrece el bipartidismo -insistió- es que el fracaso socialista sea sustituido por la incapacidad de la derecha, y después a esta incapacidad le volvería a sustituir un proyecto socialista obsoleto y acabado», ABC, 5 de junio de 1993, página 26).