Perdonen que titule este artículo como si fuese un capítulo de La que se avecina, pero me niego a repetir el topicazo de que "el debate de anoche no tuvo un ganador claro". Además, que para mí lo tuvo (a los puntos, no por KO), y se llama Juan Marín Lozano. Propositivo, sereno, sensato, conciliador y sin entrar en el corral donde el resto practicaban el vuelo gallináceo.

[Por cierto, cuando tengan que hacer este tipo de análisis, lo mejor es aislarse de las redes sociales y no mirarlas hasta que uno ya esté escrito. ¡No se dejen influir, que hay mucho activista!]

Si no vieron lo de Canal Sur tampoco se perdieron nada respecto a lo del pasado lunes en TVE. Apenas sutiles diferencias en las líneas maestras de los seis candidatos. Que Juan Marín le pegó un par de pellizcos al PP, que Teresa Rodríguez y Macarena Olona estuvieron más serenas y las caras de los presentadores: eso fue lo que varió. ¡Hasta la disposición era la misma!

Podemos decir que el presidente de la Junta estuvo durante dos horas subido a un toro mecánico y aguanto como pudo sobre el lomo del burel, pero aguantó. Le llovían críticas por todos lados, incluso de su socio de gobierno, y parecía que pronto lo iban a descabalgar, pero supo apagar los incendios como sus bomberos en Sierra Bermeja, aunque saliese algo quemado. La única que le tendió una mano fue Olona, pero se la echó al cuello, ofreciéndole que fuera su vicepresidente.

El debate se calentó en sus primeros compases, con la supuesta pornografía que sor Olona quiso ver en los libros de texto de Primaria. Disparató la candidata de Vox, diciendo no sé qué de las pajas, los parques y la Policía Nacional.

Estuvo bien al quite Teresa Rodríguez con una cita onanista de Woody Allen. Y hablando de iconos pop(ulistas), Lorca asomaba en la camiseta de la líder de Adelante Andalucía. Pudo haberse presentado la de Vox con una remera de José Antonio, el amigo especial del poeta de Fuente Vaqueros.

A Moreno, que salió bien parado en el partido de ida, le bastaba con el empate, así que parecía dejar el tiempo correr. Él era el defensa expeditivo y su vicepresidente el líbero, el Beckenbauer de Bajo de Guía.

Por momentos, pensé que JMB se iba a tirar al suelo fingiendo que se le había subido el gemelo y creo que llegué a ver a su asesor pidiendo la hora a los moderadores. Pero viendo que ya estaba encajando demasiado, tuvo que mojarse aunque fuese un dedo del pie, y sacó un boli para decir que aquello no era un camión (es decir, que la audiencia no es tonta y que había falsedades evidentes en los envites rivales).

No sabía que vivíamos en un infierno

No sé en qué mundo vivo. Bueno, en qué región. Menos mal que estaba ahí, oh, la izquierda andaluza para iluminarnos. Barracones, emigración, hacinamientos, paro, corrupción, retroceso en derechos sociales. Madre mía, pobrecita mi Andalucía. Y yo (y una buena mayoría que va a revalidar el voto a este gobierno) que pensaba que estábamos en el mejor momento de nuestra Comunidad Autónoma, siendo la envidia de muchos españoles.

Gracias a Teresa, Juan e Inma por hacerme ver que aquí no tenemos la base de Morón, sino que esta tierra es la base de Mordor (de la Frontera).

En fin, topicazos de una izquierda que se ha quedado en los años 50. En El Salustiano de Carlos Cano y en el barrio de El Zapal (Barbate de Franco) que retratara Juan Marsé en su Viaje al sur a comienzos de los 60.

Quizás el retroceso sea que quieran volver a implantar el impuesto de sucesiones y donaciones y el de patrimonio. Que al menos Teresa Rodríguez no se escondía de ello, pero el candidato Espadas ni siquiera era capaz de reconocer lo que está negro sobre blanco en su programa electoral. La izquierda siempre disparando con pólvora del rey.

Las comilonas de Kichi e 'Iberdrolona'

De nuevo cada una en un extremo, una vestida de verde y la otra de rojo (la colorá era Olona), las candidatas de Vox y Adelante Andalucía volvieron a brindar los momentos más sabrosos del debate. El resto, como dijo Teresa, son "uno'suavones".

La alicantina, fría como una Cruzcampo glacial, sacaba una y otra vez de quicio a la visceral roteña, que entraba al trapo sin poder contenerse. La segunda reventó y le soltó, en relación con la pobreza energética, que recordase que ella, Macarena, era accionista de Iberdrola. "Iberdrolona", la bautizó.

Esta, lista como una hurraca, le metió los dedos donde más duele, en la familia (ya lo hizo la otra vez con Espadas y el wordperfe): "Sí, yo tengo 700 euros en acciones de Iberdrola, mucho menos de lo que se gasta Kichi en comilonas con dinero público".

También tuvo la de Vox para Espadas, al que le recordó el dinero que se gastaron altos cargos del PSOE Andaluz en putas, concretamente dinero de la FAFFE, vía tarjetas opacas, en el prostíbulo Don Ángelo junto al estadio del Betis. Es curioso que fuese la única vez que se sacó el tremendo legado de corrupción socialista a debate. Pero ya digo que Moreno y Marín no estaban por atacar.

Inma Nieto, que pasó algo desapercibida y esta vez se comportó como una sucursal de Yolanda Díaz, le soltó un eficaz eslogan al presidente Moreno: "Usted es educado, pero no es moderado". Y le dijo que se le estaba poniendo cara de Susana Díaz. Bueno, más que de la expresidente, en todo caso de Buzz Lightyear.

Y ya que estamos hablando de ficciones, Teresa Rodríguez se sacó de la manga el spin off de la España vaciada (sic), "la Andalucía vaciada". Supongo que le pediría previamente derechos de autor a Sergio del Molino. Pero de todas formas, eso de la Andalucía vaciada que nos lo cuenten a la hora de ir a aparcar: tururú.

Canal Sur a debate

La semana pasada, en mi columna, hablé de la polémica propuesta de Vox respecto al cierre de Canal Sur y dije lo siguiente:

"Mas con Vox hay un problema. Y es que es un partido tan polarizador que a sus fieles les parecerá bien cualquier burrada que propongan (como si dicen de cerrar el Paralamento), mientras que a sus haters todo lo que digan, porque lo diga Vox, les va a parecer mal". 

Así, formaciones de la izquierda radical andaluza que han sido muy críticas con la RTVA. Desde su altavoz en el carnaval de Cádiz hasta la pasada semana, rajando en Twitter de la cobertura de las desacertadas palabras del obispo de Huelva.

Decía, que siguiendo la teoría que expuse, la candidata de Adelante Andalucía se erigió como la gran defensora del ente público. Hizo elogio de Juan y Medio, Bandolero y le faltó hacerlo de Bertín Osborne y de los toros.

Precisamente de los toros sí habló Juan Marín para replicarle a Olona en su alegato contra Canal Sur (hay que tenerlos bien puestos) que querían cerrar la única tele por los que los andaluces pueden seguir la tauromaquia en abierto. Pinchó en hueso la de Vox cuando dijo que con ellos en San Telmo no les iba a quedar "ni un telediario a los activistas y enchufados".

Moreno seguía dando largas cambiadas. Y, cuando por fin se disponía a coger el toro por los cuernos, el resto de candidatos le entorpecía y los moderadores poco hacían por respetar el tiempo del presidente. "Jueguen, jueguen", parecían decir, como un árbitro inglés.

Estuvo bien la pública autonómica con la pantalla a seis, para ver las caritas de Teresa cuando hablaba Olona y viceversa, pero ya digo que los moderadores dejaron mucho que desear. Valga el ejemplo de que cuando Marín estaba cerrando un bloque, lo frenaron en seco porque el candidato del PSOE le interrumpía constantemente:

‒Señor Marín, no aluda a quien no tiene tiempo.

‒Pues si ha gastado su tiempo, que no me responda.

Zasca.

En fin, el candidato Espadas acabó diciendo que ellos salían a ganar. Será en una barriada de Alcalá de los Gazules, porque otra cosa.