En el documental de José Luis López Linares, España, primera globalización (que ahora, por cierto, la Comunidad de Madrid acaba de incorporar, con mucho tino, al currículum de la ESO y Bachillerato como unidad didáctica), se subraya el hecho idiográfico de que una empresa española, la de Magallanes y Elcano, es pionera en la realización de la primera vuelta al mundo. La primera globalización.

Réplica de la Nao Victoria.

Réplica de la Nao Victoria. Fundación Nao Victoria

Un hecho cuyo significado hay que subrayar una y otra vez. Se trata de la primera vez en la que el mundo, el orbe terrestre, muestra su verdadera cara cartográfica, de la mano de los cosmógrafos asociados a la Casa de Contratación de Sevilla y su importante escuela náutica.

La esfericidad del orbe terrestre, cuya circunferencia había sido medida ya en el siglo III a. de C. con sorprendente precisión por Eratóstenes en Alejandría en el siglo III a. C., fue por primera vez rodeada, recorrida y "sujeta a los pies de un hombre" (dirá José de Acosta). Esa misma acción globalizadora, además, espantó, a modo de experimentum crucis, toda especulación antigua acerca de las inhabitables, tenebrosas y caóticas antípodas.

La Tierra quedaba ceñida realmente a la escala humana y su enormidad, superada por su conmensuración geométrica. El concepto esférico ya no dejaba margen a la fantasía ni a la imaginación medieval. Esta esfera es ahora, por fin, recorrida.

Así, con esta rotunda literalidad, lo expresará Acosta, encareciendo el logro "moderno" frente a esas fantasías antiguas. Y lo hará Acosta en una obra publicada, su Historia natural y moral de las Indias (Cap. II), a escasamente sesenta años de producirse el regreso de Elcano:

"¿Quién dirá que la nao Victoria, digna, cierto, de perpetua memoria, no ganó la victoria y triunfo de la redondez del mundo, y no menos de aquel tan vano vacío, y caos infinito que ponían los otros filósofos debajo de la tierra, pues dio vuelta al mundo, y rodeó la inmensidad del gran océano? ¿A quién no le parecerá que con este hecho mostró, que toda la grandeza de la tierra, por mayor que se pinte, está sujeta a los pies de un hombre, pues la pudo medir?".

Los marinos y exploradores Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.

Los marinos y exploradores Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.

Además de la redondez de la Tierra, los expedicionarios probaron otro hecho, hasta ese momento solamente teórico. Este, de orden físico (geodésico, si se quiere). Y es que, al llegar de regreso a Cabo Verde, en los diarios de a bordo (Pigafetta, Albo) figuraba que era jueves, mientras que los portugueses de la isla de Santiago decían que era miércoles. Esto indicaba que ese orbe terrestre, esa esfera recién circunnavegada, giraba sobre su propio eje.

Se tiene por primera vez constancia física, experimentada en las propias carnes macilentas de esos dieciocho tripulantes, de que la Tierra gira sobre sí misma en el sentido Este-Oeste. De tal manera que, explica el propio Pigafetta, "habiendo navegado siempre al occidente, siguiendo el curso del sol, al volver al mismo sitio teníamos que ganar veinticuatro horas sobre los que estuvieron quietos en el mismo en un lugar; basta con reflexionar para convencerse" (Antonio Pigafetta, La primera vuelta al mundo).

Si la Tierra permaneciese estable, y fuera el resto del universo el que girase a su alrededor, no se produciría tal retraso con respecto al Sol. Hay que tener en cuenta que la obra de Copérnico no se publica hasta 1543, veinte años después del regreso de Elcano.

Por último, se descubre también el hecho, esta vez de naturaleza geográfica, de la continuidad de las aguas oceánicas. Habían realizado el recorrido sin bajarse de un barco, descubriendo, a su vez, esa masa enorme de agua interpuesta entre el continente americano y el asiático que es el océano Pacífico (el "descubrimiento" del "Mar del Sur" por Núñez de Balboa desde el Darein había sido más intencional que real).

Atlas portulano de Battista Agnese, que describe el recorrido de la expedición de Magallanes y Elcano.

Atlas portulano de Battista Agnese, que describe el recorrido de la expedición de Magallanes y Elcano. Biblioteca Digital Mundial

La expedición de Magallanes-Elcano, como culminación del proyecto colombino de ir al Oriente por el Occidente, supuso un hito decisivo para la Historia Universal. Con ella se cierra el campo de la geografía terrestre, definiendo los límites de la ecúmene, del escenario en el que se despliega la vida humana. Pero abriendo, a su vez, múltiples rutas virtuales que invitan a su recorrido real. Pues la esfera, si bien está definida y conmensurada por el hombre, no está aún saturada en su superficie (se hace evidente, por la propia consistencia de la esfera, que existen partes suyas -incógnitas- con las que aún no se ha entrado en comunicación).

En este sentido, vinculada con la empresa magallánica, estará la obra cartográfica de Nuño García de Toreno y, por supuesto, la de los hermanos Falero (las "cartas de marear" que lleva Magallanes son obra, encargos, de Rui Falero y de Nuño García). El portugués Diego Ribero entró al servicio de España unos meses antes de partir la expedición. Su mapamundi, fechado en 1527, el más célebre de los asociados a la expedición, rectifica la tradición cartográfica mediterránea de los portulanos, y comienza a poner las cosas en su sitio (continentes, mares y océanos). Quedaba desbordado así el carácter regional, fragmentario y especulativo de toda la cartografía anterior.

En efecto, es ahora, con la cartografía americana y pacífica, cuando, como dirá Engels en su Filosofía de la naturaleza, realmente se descubre por primera vez la Tierra.