“Nunca el tema de un libro interfirió tanto en su presentación”, dijo Manuel Toscano en la presentación en Málaga de Desde las ruinas del futuro, de Manuel Arias Maldonado (Taurus). El libro va sobre la pandemia y la pandemia, en efecto, obligó a que la presentación fuera a las cuatro y media de la tarde, en la ya habitual sala con la mitad del aforo y los asientos muy separados.

Pero vino gente. La hora tal vez no fuera tan inhóspita. A mí particularmente me gustaba: me recordaba a las clases universitarias de después de comer, o a las ponencias con que se retoman los congresillos. Hubo que terminar antes de las seis, porque a partir de esa hora en Andalucía no se permiten las actividades no esenciales. Prolongamos el debate un poco fuera, porque hablar de la pandemia sí que tiene algo de esencial. Pero ya iba cerrando todo, con el oscurecimiento.

Por mi parte, he terminado la lectura de Desde las ruinas del futuro y me atrevo a recomendarlo como la mejor introducción que hay ya a la obra del teórico político y columnista Manuel Arias Maldonado. La pandemia actúa como focalizador temático de los asuntos que el autor había tratado en sus últimos libros, La democracia sentimental (Página Indómita), Antropoceno (Taurus) y Nostalgia del soberano (Catarata): vuelve a ellos a propósito de lo que estamos viviendo estos meses, modulándolos, aplicándolos al caso práctico y añadiendo reflexiones específicas sobre el acontecimiento.

Como es habitual en los libros de Arias Maldonado, la lectura de este nos pone al día en la literatura especializada sobre el tema, con un rigor exhaustivo que en ningún momento deja de ser claro, accesible. Con paciencia pedagógica, el autor repasa, sopesa y critica cuando es necesario lo que han dicho los otros autores que se han ocupado de la pandemia. Son ya muchos, por cierto. Los suficientes como para haber segregado una película enturbiadora. La tarea de Arias Maldonado tiene algo –como dijera Schopenhauer de Kant– de operación de cataratas. Tal es la tarea ilustrada.

El espectáculo ha sido en cierto modo patético. Esos autores –Žižek, Agamben, Preciado o Innerarity (pido disculpas a los otros por mezclarlos con este)– han hecho hablar al virus, pero lo que se oía era su voz: eran auténticos ventrílocuos del virus, que han aprovechado la pandemia para asentar sus prejuicios y sus retóricas, y decir lo que de todos modos ya decían e iban a seguir diciendo. Arias Maldonado es más higiénico: reconoce que el virus a lo mejor no tiene nada que decirnos; que somos nosotros los que decimos. Trata de estudiar el fenómeno sin extralimitarse.

Para Arias Maldonado, el coronavirus no cuestiona la modernidad, puesto que su surgimiento se ha debido justamente a un déficit de modernidad. Tampoco cree que sea un producto del Antropoceno, ya que los virus y las bacterias ya estaban en el Holoceno. La pandemia que ha provocado es un fenómeno, eso sí, relacionado con la globalización. A partir de aquí, el autor repasa los debates científicos, sociales y políticos que se han suscitado con esta situación excepcional: desde la pertinencia, justamente, de los estados de excepción, a los límites del conocimiento y de la acción humana, las respuestas emocionales de la población o las posibilidades de un gobierno mundial.

Las “ruinas del futuro” del título aluden al desmoronamiento de la idea de futuro, a la falta de confianza en el mismo. Pero la respuesta de Arias Maldonado no es catastrofista. Propone recuperar la consideración de la humanidad como especie biológica, en atención a las condiciones mínimas (unificadoras) que le permiten sobrevivir; lo que alentaría sus capacidades como sujeto político para asegurarlas.

E invita a un “pesimismo ilustrado”: una prolongación del ejercicio de la razón, pero ya sin los abusos optimistas del pasado, que, en realidad, la hicieron descarrilar con frecuencia.