Un rizo de Batet y una tos de Cruz tienen más bagaje intelectual que Miquel Iceta. Y yo no sé si eso es bueno, malo o es Sánchez. Batet y Cruz en las altas instancias del parlamentarismo patrio son el banderín de enganche del cambio patrio. Si uno va viendo las biografías de uno y otra, comprueba que Sánchez viene rodeándose de los mejores para desmontar España.

La cosa es ser el presidente de un país con dos relatores que le escriban la implosión del mismo. Los dos son federalistas, que es un eufemismo para contar que se la suda España, que están muy por encima de eso que llaman el Estado nación

El caso de Cruz es aún más peligroso, pues que el sujeto lleva media vida teorizando sobre el federalismo como otros investigan sobre el gonococo. Al nacionalismo, Sánchez le ha puesto a dos peseceros de raza para desmontarle los lloros y el argumentario de que hay un Madrid que los desprecia y los oprime

Quizá la operación sea que, por contraste con Iceta, Batet y Cruz queden como sesudos y ocupados estadistas. Cierto es que los dos van a las Cámaras como quien va al matadero, y que Sánchez es muy de desgastar y poner en el foco a quien le viene bien dependiendo del momento.

Nadie habla del 26-M y el peluquero y mi cuñado hablan de las presidencias parlamentarias, y eso le viene fetén a Sánchez en su programa de supervivencia. Con Sánchez nada es gratuito y el chisgarabís del Maeztu se va fogueando y se va haciendo un hombre de Estado con cargo al contribuyente. Quizá haya un alivio en toda España porque Carmen Calvo no ande pervirtiendo en el Congreso el lenguaje y multando a las señorías que tuvieron el error de nacer con una fragata entre muslo y muslo.

Después del 26-M se irá conformando gobierno y ERC se irá plegando a la realidad por no cantar a los cuatro vientos que no son más que vacío entre el santurrón de Junqueras, el trendy Rufián y ese Labordeta falso que es Tardà, tan grande y tan radical que se diría todo de algodón.

Si por estrategia Sánchez debe volverse catalanista, bien que nos saca a la cínica y al filósofo para el Congreso y el Senado. 

España, mañana, será una paramera de los juguetes rotos de Sánchez. El presidente va quedándose con la música de lo que le susurra Iván Redondo y cualquier día Sánchez prescinde de sus servicios.

Cruz y Batet, Batet y Cruz, harán lo que puedan. También se aprende a morir.