La cunera de Ávila no era tan cunera, pero tenía un cadáver en la espalda por el que conoció las bondades de nuestro sistema penitenciario. La España de las sonrisas de Podemos es, también, la España de Puerto Hurraco a un tris de la representación institucional. Y es que todo es bueno para el convento inclusivo y bolivariano en tierras de Castilla.

Acaso Pilar Baeza pueda aportarle a Ávila la dudosa lección moral que de cualquier delito se sale. Que si ella es alcaldesa lo hará como depositaria de un secreto y de una venganza y de un fiambre sobre los que ya ha pasado el tiempo, que todo lo cura: hasta la cal viva.

Es curioso que la misma semana que sacaba este periódico lo de la alcaldable asesina, Otegi ponderaba las virtudes de Lluch. Todo muy correcto dentro de un país que ha perdido, definitivamente, el Norte ético.

Porque mientras Otegi figura como adalid de no se sabe qué hombría y no se sabe qué paz, está la España que entierra a sus hijas, con los violadores sueltos que, hasta el día de autos, eran de una vecindad intachable. Una asesina puede representar al pueblo pero un poeta, Camilo de Ory, no puede hacer un humor a destiempo y más negro que los cataplines de un grillo. 

La doble moral de España es ya insoportable; leo el manifiesto/argumentario del 8-M y veo que el DNI y lo que cuelga de salva sea la parte son susceptibles de ir contra el sino de los tiempos: el feminismo desbocado va incluso contra el Día de la Hispanidad y contra las tres carabelas de Colón, Almirante de la Mar Océana.

Es ésta una España de doble rasero donde nos blanquean a los criminales, los llevan al prime time y el pueblo calla. La mañana que la alcaldable de Ávila hizo lo de sostenella y no ennmendalla, Enric Millo comparecía en el Supremo para contarnos el arma química de esos CDR aún en pañales: rociar con Fairy el suelo, provocar que los policías resbalasen y poder así patearles. Todo muy pacífico, jabonoso, casi tan blando que se diría que el 1-0 fue una fiesta de la espuma para Pilar Rahola, Nierga y otras musas del megáfono/micrófono.

A España le hace falta volver a sacar El Caso y a releer las esquelas del ABC para tener una noción de por dónde van los tiros. 

Si a alguien aún "le guardan la cuchara en Alcalá Meco" que no se aflija: siempre habrá una lista inclusiva y electoral donde emparedar a sus muertos y a sus fantasmas.