Un salón a las cuatro. Cómodos butacones, papeles con membrete. Venerables oradores. Sueldos y dietas. Rostros televisivos. Respetables todos, con rango de “señoría”. A continuación, sus frases más reseñables. Sin trampa ni cartón, recién arrojadas por la libreta. Transcritas en orden y según transcurre la tarde. Las pronuncian hombres y mujeres, liberales y conservadores, unionistas y rupturistas, fulanos y menganas. Azules, rojos, naranjas, amarillos, verdes… Ya saben eso de “la mona vestida”. Dice así:

“Llamar al orden (…) rancio y antidemocrático (…) bestias taradas (…) ¿la solución es arrodillarse? (…) usted quiere debilitar a España (…) su ideología es totalitaria (…) golpe contra la democracia (…) mejillones -sí, sí, en serio, mejillones- (...) nacionalismo radical (…) golpes de sables y pistolas (…) traición (…) Waterloo (…) represión pura y dura (…) sedición (…) rebelión”.

Disculpen, hay más. La falta de espacio obliga al escribano a pasar la página de su libreta. Una mujer hermosa, situada justo en el centro de los tertulianos, teclea a toda pastilla, sin borrón y con perfección helénica, a lomos de una estenotipia. Continúa de esta forma:

“Fascistas (…) organización criminal (…) quintacolumnismo (…) balas, cañones y metralletas (…) ustedes quieren liquidar nuestra democracia (…) criminalización (…) su estructura es de violencia y dominación (…) racismo sexualizado (…) páguense de su bolsillo las visitas a los prostíbulos”.

El escribano, que anota y se aturulla desde un asiento en la azotea del salón -”palacio” lo llaman los policías que custodian la entrada-, corre a tomar el aire. Espera encontrar barricadas, un pueblo armado, el rostro de Stalin engalanando la Puerta de Alcalá, el brazo en alto de Franco desfilando por la Castellana, la checa a pleno rendimiento, la Legión Cóndor volando hacia Guernica…

Pero “no, no”, le tranquiliza el ujier. Aquí, en este edificio que franquean dos leones enormes, “esto ocurre todos los martes y los miércoles”: “¡A veces hasta se escupen!”. Pero, ¿quién paga todo este tinglado? “Usted mismo”. ¿A cambio de qué? “Suelen escribir libros, dan mítines gratis, actúan en los telediarios; oiga, no es poca cosa”. ¿Cómo decía que se llama toda esta gente que vive en democracia y habla como si lo hiciera en dictadura? “Disputados, disfrutados, disfrazados… algo así”.