Lo primero que el dummy debe asumir es que las elecciones catalanas las ha ganado el partido político Ciudadanos o Ciutadans, que es lo mismo. En ningunos comicios se omite el dato crucial del ganador, pero el dummy andará con pies de plomo cuando de Cataluña se trate: en esa comunidad española se dan sorprendentes excepciones a casi todas las reglas, resultado de la larga manipulación mediática y docente practicada por la ideología nacionalista, deletérea donde las haya e inventora de la postverdad avant la lettre. Y todavía más avant la lettre, de la posthonradez, constructo que desarrollaré en paralelo a la elaboración del libro sobre la honradez de Jordi Pujol Soley. No es broma.

Así pues, arránquese cualquier conversación con la constatación del ganador, y añádase la obligada felicitación a aquellos votantes de Ciudadanos que puedan encontrarse presentes (más de un cuarto en cualquier muestreo aleatorio lo bastante grande). Aquí, el dummy se verá posiblemente sorprendido por algún circunstante malencarado, portador quizá de un lacito amarillo, que le llevará la contraria con contundencia y convicción suficientes para sembrar la duda en individuos no acostumbrados al trato con mentirosos compulsivos ni con miembros de sectas destructivas: “¡De eso nada! ¡Ha ganado el independentismo!”. Respire hondo el dummy y adopte tono de voz de terapeuta: pausado, seguro, amable, sin vacilaciones. La pauta podría ser esta: “Entonces, ¿se trataba de un referéndum? ¿Votaban independencia o no?”. Árbol de respuestas. Si responden “No”, repita: “Pues lo dicho, que ha ganado Ciudadanos”. Si responden “Sí”, afirme: “Entonces lo han perdido los independentistas porque no tienen la mayoría de votos”.

Ante la inevitable réplica “¡Tenemos la mayoría de escaños en el Parlament!”, responderá el dummy: “Ergo eran unas elecciones, no un referéndum. Y esas elecciones las ha ganado Ciudadanos”. Es, como se advierte, un ejercicio parecido al judo donde el mendaz separatista debe quedar en el suelo del prestigio, inmovilizado en su truco antidemocrático. Siempre llegaremos a ese resultado si el dummy no se aparta de la pauta apuntada.

Con esa vía cegada, los perdedores, esos malísimos perdedores nacionalistas, querrán meter al dummy en algún jardín lleno de espectros para desconcertarle. Ni caso, son setos recortados. Le vendrán con la sentencia del Estatuto, con el tratamiento fiscal o con cualquier mandanga semejante. Hará bien el dummy en salir del laberinto de Horta para reflexionar en voz alta: “Bueno, lo importante es que las elecciones las ha ganado Ciudadanos, con todo lo que ello significa”. No tema repetirse.