La reunión del consejo de Administración de Telefónica de este viernes en el que José María Álvarez-Pallete ha asumido la presidencia de la compañía deja una imagen muy significativa que podría indicar el rumbo que quiere marcar el sucesor de Alierta. Mientras el ex jefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa, abandonaba su puesto en el consejo, se anunciaba el nombramiento de un científico de prestigio mundial como Juan Ignacio Cirac (en la imagen). Almansa era la viva representación de Telefónica como paradigma del fenómeno de las puertas giratorias. Había sido incorporado, como tantos otros -empezando por por Iñaki Urdangarin-, por razones políticas. Cirac representa justo todo lo contrario, es un físico especializado en óptica cuántica cuyos conocimientos y experiencia internacional en este campo pueden tener aplicación en la operadora. Estamos pues ante un gesto que parece una declaración de intenciones: sustituir perfiles políticos que sólo se justifican por el pago de favores, por auténticos profesionales que pueden contribuir a mejorar la compañía. Ese es el camino.