El gobierno chino está desarrollando una plataforma analítica oficialmente destinada a la detección de comportamientos terroristas, un auténtico “departamento de pre-crimen” al mejor estilo de la película Minority Report.

Pero más allá de la espectacularidad del titular, la noticia es rigurosamente real: se trata de un diseño que utiliza tecnologías que permiten detectar comportamientos que se alejan de la norma, gracias al análisis conjunto de la actividad de una persona en la red, sus transacciones financieras, sus desplazamientos o sus reuniones con terceros. Para ello, utiliza tecnologías de proveedores occidentales, como reconocimiento facial a partir de cámaras en la calle, además de analíticas, inteligencia artificial, machine learning y  acceso prácticamente ilimitado a los repositorios de actividad de cada persona.

En China hay ya más personas dedicadas a monitorizar la web que soldados en su inmenso ejército. El sistema de censores montado en torno a Weibo, el microblogging chino, contado recientemente por un supuesto exempleado, es uno de los sistemas más sofisticados de control de la población y de la disidencia que he visto nunca. Todo está justificado para proteger el desarrollo del sistema.

En Arabia Saudi y en algunos de los emiratos árabes es común encontrarse con que las oficinas gubernamentales pueden, en cualquier momento, saber dónde está exactamente cada ciudadano. El posicionamiento GPS de los dispositivos y la trazabilidad de cada ciudadano con ellos es completo y accesible a cualquier oficina del gobierno de manera instantánea y sin necesidad de una orden judicial, y a eso se une el uso de filtros, de malware y de sistemas de monitorización hiperactivos. Supuestamente, eso complica la vida a los insurgentes, delincuentes o terroristas... pero en realidad, lo que se convierte en un desafío peligroso son cosas como, por ejemplo, ser una mujer “demasiado independiente” de acuerdo con las normas establecidas, ser activista o ser miembro de la comunidad LGBT.

La pregunta, claro, es la siguiente: cuando vemos ese tipo de cosas... ¿debemos verlas como atavismos de regímenes teocráticos o no democráticos que con el tiempo evolucionarán hacia la normalidad, o más bien como una premonición de algo que está por venir, como que “los normales son ellos” y los que no tendremos más remedio que “evolucionar” seremos nosotros?

Que mi tele me escuche me preocupa como tendencia, sí. Pero pensar que mi gobierno pueda acceder a ello me resulta mucho más pavoroso. Con la discusión entre Apple y el FBI me pasa lo mismo. Cada día me cuesta más encontrar a políticos y gobernantes que tengan este tema realmente claro. Y sinceramente, me preocupa. Mucho.