Un misil de crucero Tomahawk, capaz de alcanzar miles de kilómetros.

Un misil de crucero Tomahawk, capaz de alcanzar miles de kilómetros. Reuters

Observatorio de la Defensa

Alemania confirma que alojará los temibles misiles estadounidenses Tomahawk a partir de 2026

El despliegue, acordado previamente entre Washington y sus aliados durante la última cumbre de la Alianza en La Haya, avanza según lo previsto.

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Las claves

Alemania alojará misiles de crucero estadounidenses Tomahawk a partir de 2026, siendo el primer país europeo en hacerlo.

El acuerdo incluye la compra de 400 misiles Tomahawk Block Vb y el sistema lanzador terrestre Typhon, con un coste estimado de 1.370 millones de euros.

Esta medida refuerza la disuasión de la OTAN frente a Rusia y simboliza el compromiso de Europa con su propia seguridad y el incremento del gasto en defensa.

El despliegue supone que Alemania recuperará capacidades de ataque terrestre de largo alcance, consideradas ahora indispensables en el contexto estratégico actual.

Alemania alojará misiles de crucero estadounidenses Tomahawk a partir de 2026, convirtiéndose en el primer país europeo en hacerlo. Así lo confirmó el canciller Friedrich Merz tras su reunión en Berlín con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

El despliegue, acordado previamente entre Washington y sus aliados durante la última cumbre de la Alianza en La Haya, avanza según lo previsto. "No tengo ninguna razón para dudar del compromiso de EEUU con la OTAN, no hay nada que apunte a que se vaya a dar marcha atrás a las promesas que nos hemos hecho mutuamente sobre nuestra seguridad", afirmó Merz al ser preguntado por los periodistas.

El canciller calificó esta medida como una “muestra inequívoca” del apoyo de Estados Unidos a la OTAN. Añadió que los aliados europeos incrementarán su gasto en defensa como parte del mismo esfuerzo de fortalecimiento de la seguridad transatlántica.

El Gobierno alemán ha proyectado la compra de 400 misiles Tomahawk Block Vb, de alcance cercano a los 2.000 kilómetros, junto con el sistema lanzador terrestre Typhon, desarrollado inicialmente para las fuerzas estadounidenses.

El coste total estimado asciende a 1.370 millones de euros, según documentos recogidos por varios medios internacionales.

El Typhon —una adaptación terrestre del sistema naval Mk 41— permitirá a la Bundeswehr disponer por primera vez de una capacidad de ataque en profundidad comparable a la de otros aliados que operan desde el mar o el aire.

Cada batería cuenta con cuatro lanzadores montados sobre semirremolques, con 16 misiles listos para el disparo.

El ministro de Defensa, Boris Pistorius, ya subrayó en julio que esta capacidad tendría un carácter exclusivamente disuasorio.

No obstante, el debate estratégico sigue abierto: aunque los Tomahawk refuerzan el flanco oriental de la OTAN, analistas recuerdan que la eficacia real de estos sistemas depende tanto de la voluntad política de emplearlos como de la capacidad de inteligencia y coordinación multinacional necesaria para operar a grandes distancias.

Esfuerzo en el gasto militar

Merz aprovechó su comparecencia para recordar que el refuerzo militar europeo es simultáneamente una exigencia de Washington y un compromiso propio.

En La Haya, los socios europeos asumieron un objetivo histórico: destinar el 5 % del PIB a defensa, distribuido en un 3,5 % de gasto militar directo y un 1,5 % en infraestructuras críticas para la movilidad militar.

“Los europeos tenemos que hacer más por nuestra propia seguridad”, insistió el canciller. Rutte coincidió, recordando que las presiones de Estados Unidos para que Europa invierta más “se remontan a la presidencia de Eisenhower”.

Un mensaje político para Moscú

El futuro despliegue tiene un valor simbólico tanto hacia Moscú como hacia Washington. Para Rusia, evidencia que la OTAN sigue reforzando su arquitectura de defensa en el continente.

Para Estados Unidos, es una señal de que Europa está dispuesta a asumir una mayor cuota de responsabilidad en su propia seguridad, una demanda recurrente de las administraciones estadounidenses.

En 2026, cuando los primeros Tomahawk entren en servicio en Alemania, Europa habrá dado un paso más hacia la recuperación de una capacidad de ataque terrestre de largo alcance que desapareció tras el fin de la Guerra Fría.

Una capacidad que, en el actual clima estratégico, vuelve a considerarse indispensable.