Estados Unidos podría suministrar pronto misiles Tomahawk capaces de alcanzar objetivos en el interior de Rusia. Reuters
Los misiles Tomahawk con los que Trump amenaza a Moscú podrían cambiar el rumbo de la guerra en Ucrania
Estos misiles pueden alcanzar los 2.500 kilómetros, un rango muy superior al de las armas entregadas hasta ahora a Ucrania por parte de la sus socios.
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Donald Trump sigue tensando la cuerda con Rusia y vuelve a asegurar que está considerando decirle al presidente de Vladimir Putin que si la guerra en Ucrania no termina, permitirá el envío de misiles Tomahawk de largo alcance a Kiev.
Estos misiles subsónicos, con un alcance de hasta 2.500 kilómetros, reforzarían significativamente las capacidades militares de Kiev y podrían alterar el curso de la guerra al poner las bases rusas al alcance de Ucrania. Por eso Rusia considera esta medida como una "línea roja".
El presidente de Estados Unidos señaló a la prensa, a bordo del avión presidencial y poco después de partir de Washington rumbo a Oriente Medio, que aún no ha tomado una decisión sobre el envío de los Tomahawk, que antes podría hablar con Putin.
Sin embargo, reveló que discutió el tema de los misiles con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, en dos conversaciones telefónicas mantenidas durante el fin de semana.
"(A Ucrania) le gustaría tener Tomahawk. Hablamos de eso, y ya veremos. Para ser sincero, quizás tenga que hablar con Rusia sobre los Tomahawk. ¿Quieren tener misiles Tomahawk dirigiéndose hacia ellos? No lo creo", dijo Trump.
Con la llegada de los esperados misiles Tomahawk a Ucrania podría alterar el equilibrio de fuerzas en la guerra y presionar a Moscú a retomar unas conversaciones de paz, tras más de tres años y medio de invasión.
Rusia controla parcialmente varias provincias y aspira a anexionarlas, junto a Crimea, en una futura mesa de negociación.
Los decisivos Tomahawk
Estas armas, llamadas BGM-109 Tomahawk y fabricadas por la empresa estadounidense Raytheon, son misiles de crucero lanzados desde buques, submarinos y lanzaderas terrestres, con capacidad para golpear objetivos situados a una distancia de hasta 2.500 kilómetros, un rango muy superior al de las armas entregadas hasta ahora a Ucrania por parte de sus socios occidentales.
Estos misiles portan cabezas altamente explosivas y que van a velocidad subsónica, haciendo su detección por radar más difícil al volar además a baja altitud.
Los Tomahawk son ideales para destruir blancos relativamente pequeños, como equipos de defensa aérea y radares, dada la gran precisión que le confiere su sistema guía, que combina tecnología GPS y navegación inercial.
Kiev usa hasta la fecha misiles como los británicos Storm Shadow, que tienen un rango de unos 250 kilómetros, y los estadounidenses ATACMS, con un alcance de cerca de 300 kilómetros, una distancia unas diez veces menor que la de los Tomahawk.
El Departamento de Defensa estadounidense recoge además en un documento sobre las características del misil Tomahawk que puede portar "cargas nucleares o convencionales", mientras que su modalidad terrestre incluye variantes con una cabeza explosiva de mil libras (unos 453 kilogramos) y más de 150 submuniciones.
Raytheon detalla en su web que la versión más reciente del misil, el Block IV Tactical Tomahawk (TACTOM), puede “cambiar objetivos estando ya en vuelo”. “Puede permanecer inmóvil durante horas y cambiar de rumbo instantáneamente cuando se le ordena”, añade la compañía.
Según el think tank estadounidense Institute for the Study of War (ISW), la entrega de estos misiles permitiría a Ucrania atacar más de 1.500 “objetivos militares” en Rusia. El informe precisa que los Tomahawk con alcance de 1.600 kilómetros podrían alcanzar hasta 1.655 objetivos —incluidas 67 bases aéreas—, y los de 2.500 kilómetros, unos 1.945, entre ellas 76 bases aéreas.
Entre los objetivos potenciales figuran “bases permanentes, depósitos de combustible, centros de mando, instalaciones de defensa aérea, fábricas de armas y centros de entrenamiento”, así como la base aérea de Engels y una planta de drones Geran-2 en Tartaristán.
Precisamente estos drones rusos son capaces de alcanzar los 2500 kilómetros, lo que supondría alcanzar prácticamente cualquier capital europea, como avisó el presidente Zelensky a los líderes europeos en la reciente Cumbre de Copenhague.
En busca del Nobel
No es la primera vez que Trump pone sobre la mesa esta cuestión, pero tras el acuerdo de paz alcanzado entre Israel y Palestina, ahora quiere seguir haciendo historia, presionar a Putin para acabar con la guerra en Ucrania y postularse como un firme candidato al siguiente premio Nobel.
Quien no ha tardado nada en responderle ha sido el expresidente ruso y subjefe del Consejo de Seguridad del país, Dmitri Medvédev, quien advertía este lunes que la posible entrega a Kiev de los citados misiles estadounidenses Tomahawk puede «acabar mal para todos», incluido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
"La entrega de esos misiles puede acabar mal para todos y, en primer lugar, para el propio Trump", escribió Medvédev en Telegram".
Así reaccionaba el exmandatario ruso a las declaraciones de Trump, quien amenazó con consecuencias a Rusia y su presidente, Vladímir Putin, en caso de no arreglar el conflicto ucraniano.
«Nos queda esperar que se trate de otra amenaza vacía», dijo Medvédev, conocido por sus polémicas declaraciones en redes sociales.
El propio Donald Trump ya reaccionó en el pasado a uno de los mensajes del expresidente ruso, calificándolo de «bocazas».