La embajadora palestina en Sudáfrica, Hanan Jarrar (en el centro), se reúne con pasajeros palestinos en un avión en Johannesburgo el pasado 13 de noviembre.

La embajadora palestina en Sudáfrica, Hanan Jarrar (en el centro), se reúne con pasajeros palestinos en un avión en Johannesburgo el pasado 13 de noviembre. Embajada del Estado de Palestina vía Reuters].

Oriente Próximo

El misterio de los 153 gazatíes que llegaron a Sudáfrica en un vuelo: 2.000 $ por asiento y sospechas de ‘limpieza étnica’

Una supuesta ONG sacó a este grupo de palestinos de la Franja y los llevó a un aeropuerto de Israel, con permiso de Tel Aviv, para volar hacia Johannesburgo.

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Guillermo Azábal
Publicada

El Gobierno de Sudáfrica ha abierto una investigación por la llegada de un avión con más de 150 gazatíes a bordo al Aeropuerto Internacional de Johannesburgo la semana pasada ante la sospecha de la existencia de "una agenda para limpiar de palestinos la Franja y Cisjordania".

La misteriosa llegada de este grupo de palestinos ha levantado grandes sospechas sobre la organización humanitaria Al-Majd Europe que, con el beneplácito de las autoridades israelíes, coordinó una operación rodeada de dudas.

Este incidente ha desatado acusaciones contra Israel por "tráfico de personas" y de llevar a cabo una agenda de desplazamiento de palestinos y "limpieza étnica", y que recuerdan al plan esbozado por Trump a principios de año proponiendo reubicar a gazatíes en lugares de paz para convertir la Franja en una 'Riviera de Oriente Próximo'.

A los 153 pasajeros se les permitió salir de Gaza para abordar un vuelo chárter en el Aeropuerto Ramon (desierto del Néguev, sur de Israel) sin conocer su destino y que llegó a Johannesburgo el pasado jueves 13 de noviembre tras una escala previa en Nairobi (Kenia), donde cambiaron de aeronave y aerolínea, según denunció la ONG sudafricana Gift the Givers, que los atendió a su llegada.

El grupo de palestinos, sin embargo, tuvo que permanecer trece horas dentro de la aeronave en la pista de aterrizaje sin poder desembarcar porque, como reconoció el Gobierno sudafricano, les pilló "por sorpresa" y se presentaron sin el visado necesario, sin billete de vuelta ni los pasaportes sellados a la salida de Israel.

Finalmente el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, permitió entrar a estas personas con una exención de visado de 90 días.

2.000 dólares por asiento

Dos de estos gazatíes reconocieron a Reuters que pagaron 2.000 dólares por asiento para que sus familias viajaran a Sudáfrica en un viaje organizado por la ONG Al-Majd Europe que ofrecía poder escapar del devastado enclave tras meses de bombardeos, evacuaciones y falta de suministros básicos.

Ambos contactaron hace unos seis meses con esta organización tras haber visto anuncios en Internet. La oferta solo estaba dirigida a familias y requería que los solicitantes tuvieran pasaporte.

Según explicaron a Reuters, Al-Majd Europe se puso en contacto con ellos vía WhatsApp informándoles de que se les había concedido la autorización de seguridad.

Salieron de Gaza en autobús y cruzaron el paso fronterizo de Kerem Shalom, controlado por Israel, antes de ser trasladados en avión desde el aeropuerto de Ramon. Llegaron a Sudáfrica el 13 de noviembre.

"Soy paciente de linfoma. ¿Cuánto tiempo habría tenido que esperar para ser evacuado? Tuve que irme para recibir tratamiento y para darle una vida mejor a mi familia", dijo Ramzi Abu Youssef, de 42 años, en una conversación telefónica con Reuters desde Johannesburgo.

Abu Youssef se marchó con su esposa y sus tres hijos, de 8, 10 y 12 años, y dijo que dos de sus hijas habían muerto en un ataque israelí en junio de 2024 durante una incursión en el campo de Nuseirat, donde su casa había sido destruida.

Sombras de una ONG fantasma

Esta presunta organización humanitaria llamada Al-Majd Europe se 'vende' en su página web como una ONG que "proporciona ayuda y rescate a comunidades musulmanas en zonas de conflicto y guerra", sin embargo no acredita pruebas de sus proyectos previos ni cuenta con actividad en sus redes sociales.

De acuerdo a su web, lanzada en febrero, la entidad fue fundada en 2010 en Alemania y tiene una sede en el barrio de Sheikh Jarrah (Jerusalén Este ocupada), pero no informa sobre su dirección física ni un teléfono de contacto.

Según medios como el israelí Haaretz y la catarí Al Jazeera, la organización ofrecía la posibilidad de comenzar una nueva vida en entornos libres de violencia por un precio de entre 1.400 y 2.700 dólares por miembro de familia, pues bebés o niños pequeños también pagaban, una opción por la que algunos gazatíes optaron desesperados a pesar de la incertidumbre acerca de su fiabilidad.

La Embajada del Estado de Palestina en Sudáfrica denunció hace unos días que la supuesta organización humanitaria "intentó desentenderse de toda responsabilidad cuando surgieron complicaciones".

Asimismo, el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino ha advertido a los residentes de Gaza que "eviten caer en las redes de trata de personas, traficantes de sangre y agentes de desplazamiento".

Contradicción en la versión de Israel

La Oficina de Emigración Voluntaria de Israel, dependiente del Ministerio de Defensa, remitió a Al-Majd a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para ayudar a coordinar las salidas y trabajaron junto al COGAT, el organismo militar israelí a cargo de los asuntos civiles en los territorios ocupados.

COGAT respondió a EFE que el grupo de gazatíes abandonó la Franja con su beneplácito después de haber recibido "la aprobación de un tercer país (Sudáfrica) para acogerlos", un extremo que no concuerda con la "sorpresa" expresada por el Gobierno sudafricano.

La ONG Gift the Givers reportó la agencia Efe que, además de esta aeronave, llegó otro avión a Sudáfrica con 180 gazatíes el pasado 28 de octubre bajo el mismo procedimiento y también a través de Al-Majd.

Esta organización desconoce si en ese caso los pasajeros tenían un visado en vigor, pero tampoco se les reveló entonces cuál era su lugar de destino.

"Es una situación gravísima que podría estar incurriendo en tráfico de personas", dijo en conversación telefónica desde Sudáfrica Sarah Oosthuizen, portavoz de la asociación.