Un colono judío pasa junto a obras de construcción de asentamientos israelíes en los alrededores de Givat Zeev y Ramat Givat Zeev, en la Cisjordania ocupada por Israel, cerca de Jerusalén, el 30 de junio de 2020.

Un colono judío pasa junto a obras de construcción de asentamientos israelíes en los alrededores de Givat Zeev y Ramat Givat Zeev, en la Cisjordania ocupada por Israel, cerca de Jerusalén, el 30 de junio de 2020. Ammar Awad Reuters

Oriente Próximo PALESTINA

Israel investiga si un soldado disparó a un menor colono en Cisjordania mientras crecen los ataques contra palestinos

Un grupo de colonos asaltó una base militar israelí tras el incidente, mientras la creciente violencia de los asentamientos judíos sigue sin respuesta del Gobierno de Netanyahu.

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La tensión en Cisjordania ocupada volvió a escalar durante el fin de semana con un episodio de violencia que ha encendido las alarmas incluso dentro del propio Ejército israelí.

El Ministerio de Defensa investiga si uno de sus soldados hirió por error a un colono israelí de 14 años el pasado viernes cerca de la localidad palestina de Kafr Malik, en el norte de Ramala.

El suceso ha derivado en un asalto de colonos a una base militar y en una nueva oleada de ataques contra la población palestina.

Según informó el Ejército israelí este domingo, “decenas de civiles israelíes” se concentraron frente al cuartel general de la Brigada Regional Binyamin, ubicado en el centro de Cisjordania.

La protesta, organizada tras conocerse que un menor colono resultó herido por un disparo, derivó rápidamente en violencia.

Algunos de los manifestantes, de acuerdo con el comunicado castrense, atacaron a soldados y policías, rociaron gas pimienta contra las fuerzas de seguridad y destrozaron vehículos militares. Un colono fue evacuado con heridas.

“El Ejército condena cualquier acto de violencia contra nuestras fuerzas y actuará contra quienes intenten dañar al personal de seguridad que cumple con su deber de proteger a los ciudadanos”, indicó la nota oficial, según cuenta EFE.

El incidente que desencadenó esta escalada tuvo lugar el viernes por la noche cerca del asentamiento de Kochav HaShachar.

La versión de los militares sostiene que un grupo de colonos -presuntamente incluidos el menor herido y sus acompañantes- los atacó con piedras y agresiones físicas mientras patrullaban la zona.

Ante esta situación, uno de los soldados disparó al aire “tres tiros de advertencia”, según la versión oficial. La investigación busca determinar si una de esas balas impactó en el adolescente.

El joven fue trasladado a un hospital en condición estable, informó la organización pro-colonos Honenu, que también brinda apoyo legal a colonos involucrados en conflictos judiciales.

Este episodio se produce en un clima de creciente violencia en los territorios ocupados. Solo entre el 17 y el 23 de junio, según datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, se registraron al menos 23 ataques de colonos israelíes contra palestinos.

La mayoría de estos incidentes -que incluyeron agresiones físicas, destrucción de propiedades y saqueos- no han sido objeto de investigación por parte de las autoridades israelíes.

En ese mismo periodo, un palestino fue asesinado a tiros por colonos en la aldea de Surif, en Hebrón, y al menos 14 personas resultaron heridas: 10 a manos de colonos y 4 por fuerzas israelíes.

Se trata de un patrón que, según denuncian múltiples organizaciones de derechos humanos, se ha intensificado desde el inicio del año sin que haya medidas efectivas para frenar la impunidad de los agresores.

La violencia en Kafr Malik no es un hecho aislado. Tan solo dos días antes del disparo al menor colono, el Ejército israelí mató a 3 palestinos en esa misma zona, tras lo que describió como un primer ataque contra colonos en la región.

Las sucesivas represalias han convertido el norte de Ramala en un nuevo foco de inestabilidad.

El Gobierno de Benjamín Netanyahu, mientras tanto, sigue sin pronunciarse sobre los ataques cometidos por colonos, en un contexto en el que su coalición depende del apoyo de partidos ultranacionalistas y religiosos defensores de los asentamientos.

La creciente tensión entre las fuerzas de seguridad y los propios colonos -tradicionalmente aliados- pone de manifiesto el deterioro del control estatal sobre Cisjordania y la peligrosa deriva de un conflicto cada vez más fuera de control.