Un manifestante sostiene una imagen del ayatolá Alí Jamenei en los suburbios del sur de Beirut, Líbano, el 20 de junio de 2025.

Un manifestante sostiene una imagen del ayatolá Alí Jamenei en los suburbios del sur de Beirut, Líbano, el 20 de junio de 2025. Mohamed Azakir Reuters

Oriente Próximo

Irán lanza versiones contradictorias sobre el daño real a su programa nuclear y se niega a negociar con Trump

El jefe de la diplomacia iraní, Abbas Araghchi, reconoce que los ataques de Israel y EEUU causaron daños “excesivos y graves” en sus instalaciones nucleares, pero desmiente la versión de Trump sobre la reanudación del diálogo.

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La República Islámica juega la carta de la ambigüedad para hacer olvidar uno de los episodios más críticos de su historia. El jefe de la diplomacia iraní, Abbas Araghchi, ha reconocido que los bombardeos de Israel y de Estados Unidos causaron daños "excesivos y graves" en sus instalaciones nucleares de Isfahán, Natanz y Fordo.

La Organización de Energía Atómica de Irán sigue haciendo balance de "daños y pérdidas", según Araghchi, que sin embargo deslizó que "las pérdidas no han sido pequeñas y que nuestras instalaciones han quedado seriamente dañadas".

El ministro de Asuntos Exteriores ofreció en la noche del jueves una entrevista a la cadena estatal de televisión, IRIB, cuyos estudios de Teherán fueron blanco de los ataques aéreos israelíes.

La declaración de Araghchi contradice, en cierto modo, la versión del líder supremo, Alí Jamenei, que afirmó en su primer pronunciamiento público desde que entró en vigor el alto el fuego —a través de una declaración grabada— que los ataques de Estados Unidos "no lograron ningún objetivo" ni "consiguieron nada significativo" en lo relativo a la interrupción del programa nuclear iraní.

La declaración de Araghchi abona, en buena medida, la tesis de Donald Trump, convencido —o eso quiere aparentar— de que la ofensiva de la madrugada del domingo con misiles de crucero Tomahawk y bombas antibúnker de 13,6 toneladas "aniquiló por completo" las infraestructuras nucleares de Irán.

El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, voz neutral, sobre el papel, declaró el jueves en los micrófonos de Radio France Internacional que los daños causados eran "muy significativos", pero consideró cuando menos "exagerado" decir, como dice Trump, que las infraestructuras iraníes han quedado totalmente "destruidas".

Ambigüedad ¿estratégica?

Desde la cumbre de la OTAN en La Haya, el presidente de Estados Unidos anunció que la próxima semana retomaría los contactos diplomáticos con Teherán para resolver la cuestión nuclear. Araghchi, en cambio, declaró en la televisión pública iraní que no planea reunirse con la Administración Trump.

"No se ha llegado a ningún acuerdo para reanudar las negociaciones. No se ha fijado ninguna fecha, no se ha hecho ninguna promesa y ni siquiera hemos hablado de reiniciar las conversaciones", insistió el ministro iraní. "Si regresamos o no a la vía diplomática con Estados Unidos está siendo evaluado y dependerá de nuestros intereses nacionales".

La decisión de Trump de intervenir en el conflicto del lado israelí, explicó Araghchi, "hizo más complicada y difícil" la posibilidad de retomar el diálogo.

"No estoy seguro de que Irán sienta que puede confiar en Estados Unidos. Fue la Administración Trump la que abandonó el último acuerdo nuclear, el JCPOA, en 2018. Estados Unidos puede haber utilizado las negociaciones como tapadera para los recientes ataques de Israel, y el propio Israel mató a uno de los principales negociadores de Irán. Y, por supuesto, Estados Unidos bombardeó Irán", traslada a este periódico Rex Brynen, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad McGill.

"¿Qué se conseguiría con un acuerdo? ¿Y está dispuesto Irán a hacer una serie de concesiones que vería como una humillación mayor?", se pregunta el exconsultor de la ONU.

El enfoque diplomático iraní, según Araghchi, no volverá a ser el mismo. "Pasar por una guerra cambia muchas realidades. La situación antes y después de la guerra es muy diferente, y la diplomacia debe adaptarse a esta nueva realidad", subrayó.

Por lo pronto, el titular de Exteriores abonó la posibilidad de que Teherán corte la cooperación con el OIEA. Un proyecto de ley que aprobó el pasado miércoles el Parlamento iraní y que recibió la aprobación del Consejo de Guardianes, el órgano de doce clérigos y juristas encargados de supervisar la integridad constitucional e islámica de las leyes que saca adelante el Majlis.

El Gobierno del reformista Masud Pezeshkian todavía no ha decidido decretar la medida, pero Araghchi sostiene poco menos que su jefe está "obligado" a hacerlo.

"La relación de Irán con la agencia tomará una forma diferente", incidió un Araghchi que no dudó en cargar las tintas contra Grossi. La decisión que adoptó el Parlamento de romper la colaboración con el OIEA es, desde su punto de vista, "el resultado directo del lamentable papel que ha desempeñado".

"Ha facilitado directamente la aprobación de una resolución con motivaciones políticas contra Irán en la Junta de Gobernadores del OIEA, además de haber allanado el camino para los ataques ilegales de Israel y Estados Unidos contra los sitios nucleares iraníes", escribió el ministro de Exteriores en la red social X.

Araghchi hace referencia a la resolución de la Junta de Gobernadores del OIEA que constataba, por primera vez, que Irán estaba incumpliendo sus obligaciones de no proliferación. Un pronunciamiento que, hasta cierto punto, sirvió para justificar la orden del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de lanzar la operación denominada León Creciente contra su programa nuclear.

Las inspecciones como moneda de cambio

Ahora, la República Islámica utiliza la colaboración con los inspectores del OIEA como moneda de cambio en las futuras negociaciones con Washington. Grossi advierte que, de todos modos, "la presencia del OIEA en Irán no es un favor ni un gesto de cortesía. Es una obligación internacional".

"Irán es parte del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que implica que debe permitir inspecciones. Esto es derecho internacional. No se puede simplemente abandonar eso", insistió el diplomático argentino.

En cualquier caso, Irán no estaba colaborando de buena fe con el OIEA. Según Grossi, la cooperación era limitada: "Había muchas preguntas que Irán no respondía claramente. Encontramos rastros de uranio en sitios donde no deberían estar, y las explicaciones técnicas de Irán no tenían sentido. No había transparencia".

Si bien es cierto que Irán "tenía suficiente material para fabricar tal vez unas 10 bombas, o un poco menos. Y tenía la tecnología relacionada", el director general de la agencia de control de Naciones Unidas insistió en que "no tenía un arma nuclear" aún. De acuerdo con Grossi, las autoridades iraníes mantienen el contacto con la agencia de control de la ONU a pesar de las tensiones.

Un Trump bipolar

Al menos hasta este viernes, Trump parecía interesado en atraer a Irán a la mesa de negociación de Ginebra. Su enviado especial, Steve Witkoff, se mostró optimista a principios de esta semana sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo.

"Creo que las conversaciones son prometedoras. Tenemos la esperanza de poder alcanzar un acuerdo de paz a largo plazo que resucite a Irán. Ahora nos toca sentarnos con los iraníes y llegar a un acuerdo de paz integral, y tengo mucha confianza en que lo vamos a lograr", declaró en Fox News.

Según la CNN, la Administración Trump pretende ofrecer a la República Islámica un total de 30.000 millones de dólares para desarrollar un programa nuclear civil, aliviar el régimen de sanciones y liberar miles de millones de dólares en fondos iraníes bloqueados.

Ayer, en cambio, Trump reaccionó —con algo de retraso— a las primeras declaraciones de Jamenei en las que, en tono cansado, el ayatolá celebraba haber asestado "una dura bofetada" a Estados Unidos con el ataque con misiles sobre la base aérea de Al Udeid.

"¿Por qué el llamado ‘Líder Supremo’, el Ayatolá Alí Jamenei, del país devastado por la guerra que es Irán, diría de manera tan descarada y absurda que ganó la guerra con Israel, cuando sabe que su declaración es una mentira? No es cierto. Como hombre de gran fe, se supone que no debe mentir. Su país fue diezmado, sus tres malvados sitios nucleares fueron aniquilados, y yo sabía exactamente dónde estaba refugiado", escribió (sic) en su plataforma Truth Social. "No permití que Israel, ni que las Fuerzas Armadas de EEUU—las más grandes y poderosas del mundo, por mucho—terminaran con su vida".

"Yo lo salvé de una muerte muy fea e ignominiosa, y no tiene por qué decir: ‘¡Gracias, presidente Trump!’. De hecho, en el acto final de la guerra, exigí que Israel hiciera regresar a un gran grupo de aviones que se dirigían directamente a Teherán, en busca de un gran día, quizás el golpe final. Habría causado enormes daños y muchos iraníes habrían muerto. Iba a ser, con diferencia, el mayor ataque de toda la guerra”, añadió.

En la publicación, Trump declaró que, "en los últimos días, estaba trabajando en el posible levantamiento de sanciones, y otras cosas,que habrían dado a Irán una oportunidad mucho mejor de recuperación completa, rápida y total. Las sanciones están mordiendo".

"Pero no, en lugar de eso, me encuentro con una declaración de ira, odio y repugnancia, y de inmediato cancelé todo trabajo relacionado con el alivio de sanciones, y más", sentenció.

"Irán debe volver a integrarse en el flujo del orden mundial, o las cosas solo empeorarán para ellos. Siempre están tan enojados, hostiles e infelices, y miren adónde los ha llevado eso: un país quemado, hecho pedazos, sin futuro, un ejército diezmado, una economía horrible y la muerte a su alrededor. No tienen esperanza, y solo empeorará", insistió un Trump que verbalizó su deseo de que "el liderazgo iraní se diera cuenta de que muchas veces se consigue más con miel que con vinagre".

"Creo que Irán acabará volviendo a la mesa de negociaciones, sí. Pero creo que los ataques de Israel y Estados Unidos han hecho que sea mucho más probable que Irán regrese de mala fe, no en un intento genuino de llegar a un acuerdo, sino como una distracción mientras intenta reconstruir encubiertamente su programa nuclear dañado", explica Sharan Grewal, profesor adjunto de Gobierno en la American University y miembro no residente en Brookings.

"Los ataques sugieren que Israel y Estados Unidos ya estaban actuando de mala fe, con Israel adelantándose a las conversaciones programadas para el domingo 15 de junio atacando el viernes, y Trump dando a Irán dos semanas para negociar pero atacando sólo tres días después. ¿Por qué iba Irán a confiar en que Israel y Estados Unidos iban a negociar ahora, y no simplemente a engañarlos de nuevo?".

"Además, tanto Netanyahu como Trump expresaron cierto deseo de cambio de régimen. Por tanto, el régimen iraní no puede estar seguro de que el abandono de su programa nuclear sea suficiente para impedir que Israel y Estados Unidos vuelvan a atacar", insiste el especialista en diálogo con EL ESPAÑOL. "Desde su perspectiva, la única esperanza real de preservar el régimen vendría de conseguir un arma nuclear, que podría crear disuasión como en Corea del Norte".

"En resumen, aunque Irán podría volver a la mesa de negociaciones, en realidad los ataques han hecho que llegar a un acuerdo sea mucho menos probable", apunta Grewal.

"Creo que a largo plazo el régimen, que ya es impopular, se enfrentará a un descontento creciente debido tanto a sus fracasos políticos como a la mala situación económica", vaticina Brynen. "Sin embargo, no está claro si eso amenaza realmente al régimen, que mantiene un firme control de las fuerzas armadas y de seguridad, y aún cuenta con muchos partidarios".