Oriente Próximo

24 horas de tregua en Oriente Próximo: Irán ataca a Israel, Netanyahu bombardea Teherán y Trump pide el Nobel de la Paz

El presidente de EEUU abronca por primera vez en público a Israel por violar los primeros compases de una tregua frágil que Irán tampoco respetó.

Los informes preliminares de la Inteligencia estadounidense consideran que, lejos de destruir por completo el programa nuclear iraní, como presumió Trump, los ataques sólo lo retrasaron varios meses.

Más información: Trump anuncia el fin de la "Guerra de los 12 días" entre Irán e Israel tras un ataque pactado contra su base en Qatar

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El lunes, Donald Trump anunció de forma unilateral a través de su plataforma Truth Social un “alto el fuego total y completo” entre Israel e Irán. La tregua definitiva, explicaba su mensaje, entraría en vigor en cuestión de seis horas para prolongarse durante los próximos doce días. Una vez agotado el calendario de la desescalada, la Guerra de los Doce Días, como él mismo la acuñó, finalizaría para mayor alivio de la Humanidad.

Trump tomó casi de inmediato la decisión de no responder a la represalia iraní contra la base aérea de Al Udeid, el centro de operaciones del ejército estadounidense en Qatar. Una ofensiva “muy débil”, según sus palabras, que no causó daños significativos ni víctimas mortales.

En vista de la respuesta calculada de Irán, que notificó a las partes antes del ataque, el presidente de Estados Unidos comenzó a presionar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que aceptara un alto el fuego. Y, en paralelo, convenció al emir de Qatar de hacer lo propio con Irán, según la agencia Reuters. Su vicepresidente, JD Vance, se encargó de discutir los pormenores del asunto con el primer ministro qatarí.

Trump tampoco tardó en cantar victoria. “Partiendo de la suposición de que todo funcionará como debe, lo cual así será, me gustaría felicitar a ambos países, Israel e Irán, por tener la resistencia, el coraje y la inteligencia para poner fin a lo que debería llamarse ‘LA GUERRA DE LOS 12 DÍAS’. Esta es una guerra que podría haber durado años y destruido todo Oriente Medio, pero no fue así, ¡y nunca lo será!”, presumió vía Truth Social.

“Israel e Irán vinieron a mí, casi al mismo tiempo, y dijeron: ‘¡PAZ!’ Supe que el momento era AHORA. ¡El mundo y Oriente Medio son los verdaderos GANADORES! Ambas naciones verán un tremendo AMOR, PAZ Y PROSPERIDAD en su futuro”, añadió poco después.

Sin embargo, en la mañana del martes, cuando la tregua, según Trump, había entrado en vigor, Israel e Irán reanudaron los intercambios de misiles. Israel efectuó una batería de ataques aéreos sobre Teherán —que se cobraron la vida de nueve personas— porque, según alegó su ministro de Defensa, Israel Katz, la República Islámica había violado de manera “flagrante” los términos del alto el fuego con el lanzamiento de un misil balístico sobre Berseeba que causó la muerte de cuatro israelíes.

Trump recurrió entonces a su red social particular para abroncar en público a Israel. “ISRAEL. NO LANCE ESAS BOMBAS. SI LO HACES ES UNA VIOLACIÓN GRAVE. TRAIGAN A SUS PILOTOS A CASA, ¡AHORA!”, escribió (sic).

Una hora después, Trump añadía que “ISRAEL no va a atacar a Irán. Todos los aviones darán la vuelta y se dirigirán a casa, mientras hacen un amistoso ‘Saludo de Avión’ a Irán. Nadie saldrá herido, ¡el alto el fuego está en vigor!”. Y apuntaba a continuación: “¡IRÁN NUNCA RECONSTRUIRÁ SUS INSTALACIONES NUCLEARES!”.

Crítica insólita a Israel

Antes de poner rumbo a la Cumbre de la OTAN en La Haya, un visiblemente malhumorado Trump declaraba ante la prensa desde el jardín de la Casa Blanca que “tan pronto como hicimos el acuerdo, Israel salió y lanzó una cantidad de bombas como nunca antes había visto. No estoy contento con Israel”.

“Tampoco estoy contento con Irán”, reconoció. “Básicamente tenemos dos países que han estado luchando durante tanto tiempo y tan duro que no saben qué coño están haciendo”.

Desde el Air Force One, el mandatario estadounidense anunció que ponía rumbo “a la OTAN donde, en el peor de los casos, será un periodo mucho más tranquilo que el que acabo de pasar con Israel e Irán”.

El mensaje que el secretario general de la alianza, Mark Rutte, le envió a través de Signal —y que, para sonrojo de Rutte, el propio Trump se encargó de filtrar— sirvió para demostrar la pleitesía que le rinde el ex primer ministro neerlandés. Un trato, a buen seguro, mucho mejor del que le dispensa Netanyahu.

“Estoy deseando ver a todos mis buenos amigos europeos, y a otros. Espero que se consigan muchas cosas”, rezaba el mensaje de un Trump que, aunque había amenazado con lanzar un ataque sobre el líder supremo iraní, Alí Jamenei, descartó ayer “un cambio de régimen” en Irán. “No lo quiero. Me gustaría que todo se calmara lo antes posible. Cambiar el régimen genera caos, y en lo ideal, no queremos ver tanto caos”, matizó.

La muestra pública de enfado con Israel no tiene precedentes en el historial político de Trump. Aunque evitó mencionar su nombre en todo momento, su reproche a Netanyahu es insólito.

Trump trasladó a la Fox que estaba “más frustrado” con Israel que con Irán porque, según Lawrence Jones, presentador del programa Fox & Friends, el Estado hebreo no actuó “de buena fe”. “Aunque todavía quedaba algo de tiempo antes del alto el fuego, básicamente descargaron todo contra Irán”, insistió.

De todos modos, el inquilino de la Casa Blanca volvió a abonar su campaña personal para hacerse con el Premio Nobel de la Paz. Un galardón que Barack Obama, su némesis política, ganó en 2009, cuando sólo llevaba nueve meses en el cargo, y con el que Trump vive obsesionado. El mandatario republicano compartió varios mensajes —cómo no, en Truth Social— de simpatizantes que reclamaban su nominación para el premio.

Cierre en falso

Israel, sin embargo, no da señales de contención. El jefe del Estado Mayor de las FDI, Eyal Zamir, declaró ayer que sus tropas habían concluido “un capítulo importante, pero la campaña contra Irán no ha terminado”. “Estamos entrando en una nueva fase, que se basa en los logros de la operación actual. Hemos hecho retroceder años el proyecto nuclear de Irán, y lo mismo ocurre con su programa de misiles”, apuntó.

Por su parte, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, que anunció “el fin de la guerra” y —del mismo modo que Netanyahu— cantó victoria en la Guerra de los Doce Días, hizo saber que “si el régimen sionista no viola el alto el fuego, Irán tampoco lo hará”.

En la madrugada del domingo, Estados Unidos atacó Isfahán, Natanz y Fordo, la joya de la corona del programa nuclear iraní, con un total de catorce bombas antibúnker de 13,6 toneladas. Con todo, la magnitud de la ofensiva no despejó las dudas sobre el alcance de los daños a las instalaciones nucleares de Irán. Tampoco se conoce el paradero de los 400 kg de uranio enriquecido.

Trump dice haber destruido “todas las instalaciones y la capacidad nuclear” de la República Islámica. Pezeshkian sostiene, en cambio, que “el enemigo fracasó estrepitosamente en sus siniestros objetivos de destruir instalaciones, erosionar el conocimiento nuclear y provocar disturbios sociales”.

Las imágenes satelitales muestran varios orificios precisos sobre las instalaciones, pero la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), por razones obvias, no puede hacer un balance de la operación denominada Martillo de Medianoche.

Según los informes preliminares de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), el brazo de inteligencia del Pentágono, que cita la CNN, la ofensiva de Estados Unidos no destruyó el programa nuclear iraní, sino que sólo lo retrasó varios meses.

“En términos generales, los ataques de Israel y Estados Unidos han destruido efectivamente el programa de enriquecimiento por centrifugación de Irán”, explica, sin embargo, el físico David Albright, presidente del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, que considera que “pasará mucho tiempo antes de que Irán recupere una capacidad similar a la que tenía antes del ataque".

“Dicho esto —puntualiza el especialista—, quedan residuos como las reservas de uranio enriquecido al 60, 20 y 3-5 por ciento y las centrifugadoras fabricadas pero aún no instaladas en Natanz o Fordo. Estas piezas no destruidas suponen una amenaza, ya que pueden utilizarse en el futuro para producir uranio apto para armas”.

El vicealmirante Brad Cooper, subcomandante del Comando Central de EEUU (CENTCOM), reconoció ayer ante el Senado que la República Islámica todavía tiene “capacidad táctica significativa” para amenazar a Estados Unidos y que supone una amenaza global para sus tropas y sus ciudadanos.

La ofensiva contra las infraestructuras nucleares iraníes tampoco ha evaporado la intención de la República Islámica de mantener en pie su programa nuclear.

Desde el Air Force One, el mandatario estadounidense aseguró que Teherán “no va a tener un arma nuclear”. “Por cierto, creo que eso es lo último que tienen en mente ahora”, enfatizó. Sin embargo, el jefe de la Organización de Energía Atómica iraní, Mohammad Eslami, afirmó que su agencia no permitirá “ninguna interrupción en los procesos de producción y suministro de la industria nuclear”.

“La guerra israelí es un acto imprudente e irresponsable que, a largo plazo, sólo empujará a Irán hacia las armas nucleares”, anticipaba Kelsey Davenport, directora de políticas de no proliferación en Arms Control Association, días antes de que EEUU se sumara a la ofensiva. “Israel no puede eliminar con bombardeos el conocimiento nuclear de Irán”.

“Es probable que Irán reconstruya su programa y podría llegar a la conclusión de que las armas nucleares son necesarias para disuadir futuros ataques”, subrayaba Davenport en conversación con EL ESPAÑOL. “Un acuerdo eficaz es la única opción viable para evitar un Irán con armas nucleares, pero Israel ha interrumpido deliberadamente los esfuerzos diplomáticos para alcanzar un entendimiento”.