Una familia palestina evacúa el campo de refugiados de Maghazi, en el centro de la Franja de Gaza, este lunes.

Una familia palestina evacúa el campo de refugiados de Maghazi, en el centro de la Franja de Gaza, este lunes. Reuters

Oriente Próximo

Límite 24 horas: Israel cerca Gaza City y ultima su incursión en la maraña de calles y túneles de Hamás

El Ejército de Netanyahu ha dividido la Franja en norte y sur, y la guerra de ocupación está cerca de reducirse a la batalla por la ciudad de Gaza.

7 noviembre, 2023 02:40

"A día de hoy, hay una Gaza del Norte y una Gaza del Sur". Así explicaba este lunes Daniel Hagari, jefe de la unidad de portavoces de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), la situación actual en la franja gobernada por Hamás. Tras controlar por completo la carretera N10, que recorre de oeste a este todo el territorio palestino y establecer un espacio de seguridad de unos cinco kilómetros, Israel ha conseguido dividir el territorio en dos administraciones: la del norte, donde Hamás sigue siendo el referente, y la del sur, donde las organizaciones no gubernamentales pueden moverse con mayor libertad y los refugiados sueñan con llegar al paso de Rafah.

Aunque no se pueda decir, ni mucho menos, que la Gaza del Sur sea un remanso de paz ―los bombardeos abundan, así como los enfrentamientos entre milicias palestinas y el Ejército israelí―, lo cierto es que la guerra de ocupación está cada vez más cerca de reducirse a la batalla por la ciudad de Gaza, con una población estimada en unos 600.000 habitantes. El mismo Hagari insistía ayer en que la ciudad estaba rodeada, lo que implicaría que las poblaciones adyacentes ya estarían bajo control israelí.

Hablamos de asentamientos importantes como Atatra, Beit Lahia y, sobre todo, Bait Hanoun, donde se venía informando de intensos enfrentamientos entre ambos bandos. Parece haber cierto consenso en que lo lógico sería empezar la ocupación de Gaza City precisamente por el norte, donde se encuentran estas tres localidades, entrar por la zona más cercana a la costa ―también controlada por las tropas israelíes― y llegar hasta Jabalia, donde Hamás se defiende con posiciones cercanas al Hospital Indonesio y la semana pasada se produjo un brutal bombardeo con decenas de muertos según las autoridades gazatíes.

Varias personas buscan víctimas entre los escombros, este lunes en el campo de refugiados de Maghazi.

Varias personas buscan víctimas entre los escombros, este lunes en el campo de refugiados de Maghazi. Reuters

Ataque en 24 horas

Este inicio de la batalla debería empezar en unas 24 horas según el propio Ejército israelí. Como es raro que unas fuerzas armadas anuncien con exactitud la fecha de su ataque, vamos a establecer dos hipótesis: un ataque incluso anterior que complemente las dos noches de intensísimos bombardeos sobre la capital, los más duros desde que empezara la guerra… o, al contrario, un retraso que satisfaga a Estados Unidos, permita volver a negociar la liberación de algunos rehenes y ayude a Israel a tomarse un respiro antes de lanzarse sobre el laberinto.

Esta segunda opción iría en línea con la persistente acción diplomática del secretario de estado Antony Blinken, que visitó este lunes al primer ministro iraquí Mohamed Shia' Al-Sudani pese a las amenazas de muerte proferidas por los terroristas de Hezbolá que Irán tiene operativos en el país vecino. Estas milicias, extendidas por Irak, Siria y Líbano se conocen como "El Eje de la Resistencia", y son una amenaza no solo para Israel y sus aliados occidentales sino para los propios gobiernos de la zona.

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Blinken también viajó a Turquía antes de volverse a Washington. Allí tuvo la oportunidad de charlar con el ministro de exteriores del Gobierno de Erdogan, Hakan Fidan, una reunión que fue calificada de "productiva", aunque no se puede obviar el hecho de que el propio Erdogan rechazara reunirse en primera persona con el enviado de Biden y que su recepción en el aeropuerto ―tan solo el vicegobernador de Ankara acudió a su encuentro― fue como mínimo fría, si no directamente hostil.

Turquía, miembro de la OTAN y aliado estadounidense en la zona desde hace décadas, ha mostrado estas semanas su apoyo entregado a Hamás y ha criticado con dureza al estado de Israel. No hay que olvidar que Erdogan ha acogido en su país a numerosos miembros de la organización terrorista y que la relación entre su gobierno y la milicia palestina es de lo más estrecha. Esta habilidad para estar en misa y repicando convierte a Turquía en un intermediario obligatorio en este conflicto, igual que pasó en la guerra entre Ucrania y Rusia, otro de sus aliados prioritarios.

Varios residentes evacuan la ciudad de Gaza a pie durante las operaciones militares en el norte de la Franja de Gaza este lunes.

Varios residentes evacuan la ciudad de Gaza a pie durante las operaciones militares en el norte de la Franja de Gaza este lunes. Efe

El laberinto de Gaza City

Sin embargo, este retraso operativo podría ser perjudicial para la operación militar israelí. Hasta el momento, las FDI apenas se han encontrado con núcleos aislados de resistencia y, sin duda, la soledad de Hamás, a quien finalmente no ha apoyado Hezbolá ni mucho menos el régimen de los ayatolas en primera persona, ha debido de tomar por sorpresa al grupo terrorista, que contaba con dicho apoyo. Es normal que Israel quiera aprovechar esta confusión para avanzar lo antes posible sobre una ciudad arrasada por las bombas y con las infraestructuras defensivas seriamente dañadas.

Desde un principio, las fuerzas armadas israelíes se han esforzado en repetir que esto no era una "guerra relámpago" sino una operación llamada a prolongarse en el tiempo, pero lo cierto es que hasta ahora la resistencia ha sido prácticamente nula. Queda por ver cómo se maneja Hamás en el laberinto de calles superpobladas que es Gaza City y hasta qué punto los túneles donde se esconden sus soldados y se almacenan sus arsenales han quedado expuestos por los bombardeos y las tareas de inteligencia israelíes.

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Lo normal sería un avance barrio a barrio, intentando aislar cada sector para poder operar de manera independiente. Israel tiene la capacidad militar para ello, pero parece imposible conseguirlo sin un importante número de bajas tanto por su parte como por la de Hamás. En medio, como siempre, los gazatíes de a pie, utilizados como escudos humanos por unos e ignorados por completo por los otros en su determinación de objetivos. Alrededor de 10.000 palestinos han muerto ya desde el inicio de los bombardeos según el Ministerio de Sanidad de Hamás. Una cifra que, por mucho que no sea exacta, no deja de indicarnos un drama humanitario de enorme magnitud.