Manifestantes iraníes.

Manifestantes iraníes. Reuters

Oriente Próximo

Irán vuelve a las andadas: apoya a Putin con drones e inteligencia, enriquece uranio y oprime a mujeres

Además de acelerar el programa nuclear, el Gobienro ha aumentado la represión policial de las protestas que sacuden el país desde septiembre. 

25 noviembre, 2022 02:41

De cara a la galería, el discurso del Gobierno de Irán es conciliador: este mismo jueves reiteró su compromiso de salvar a través de la diplomacia el pacto nuclear de 2015, estancado desde que hace unos meses se reanudaron las conversaciones con Estados Unidos y la Unión Europea y por el que Teherán se compromete a dejar de enriquecer uranio. De puertas para dentro, sin embargo, se ha cerrado en banda a cooperar con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que hace unos días adoptó una nueva resolución crítica contra el país por su "colaboración insuficiente".

Y no sólo eso: tras el veredicto, la república islámica respondió acelerando su programa nuclear al empezar a producir uranio, que tiene uso civil pero también militar, a una pureza del 60% en una de sus centrales, la de Fordow. Asimismo, según anunció después el director de la OIEA, Rafael Grossi, Irán también planea aumentar su capacidad de enriquecimiento en la planta de Natanz, que desde el año pasado ya opera al 60%. Se trata de unos niveles que aún están por debajo, pero sólo a un salto técnico, del 90% necesario para alimentar una bomba atómica. 

No es sólo el desarrollo de este programa nuclear lo que ha convertido a la potencia de Oriente Medio en una de las principales preocupaciones de Estados Unidos, en concreto, y de Occidente, en general. Su apoyo a Rusia en la guerra de Ucrania también hace del país del golfo Pérsico un actor incómodo en el tablero internacional. 

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Desde el inicio de la invasión, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, ha defendido la posición "neutral" de Teherán en el conflicto y ha señalado que mantiene relaciones con ambos países. En agosto, sin embargo, el Washington Post avanzaba que Rusia habría comprado un primer lote de vehículos aéreos no tripulados Shahed-136, conocidos como "drones kamikaze". 

Esa información sería más tarde confirmada por Ucrania, que en septiembre interceptó la primera de esas armas de guerra. Luego, en octubre, estos drones suicidas pasaron a ser una pieza esencial en la actual estrategia del presidente ruso, Vladímir Putin, en el campo de batalla: doblegar a los ucranianos atacando objetivos civiles e infraestructuras energéticas de ciudades como Kiev y Járkov

Protestas contra la represión policial en Irán.

Protestas contra la represión policial en Irán. Reuters

Drones y expertos en Crimea

Fue entonces cuando se confirmó oficialmente la entrada de Irán en el conflicto. Porque además de suministrar drones, también envió a entrenadores y asesores del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de élite, una rama del ejército nacional, a Crimea -la península anexionada ilegalmente en 2014 a Rusia- para ayudar con los problemas mecánicos de esos aparatos, según informó entonces la inteligencia estadounidense. 

Esta misma semana, Olekseiy Danilov, secretario del consejo de seguridad nacional y defensa de Ucrania, anunció que una decena de expertos militares iraníes habían sido asesinados en Crimea. A pesar de ello, el Gobierno de Irán sostiene que no ha exportado armas ni apoyo a ninguno de los bandos de la guerra. 

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"Son mentiras sin fundamento", afirmó el embajador iraní ante Naciones Unidas, Amir Saeid Iravani, al término de una sesión a puerta cerrada en el Consejo de Seguridad de hace unas semanas. "No ha habido transferencia de armas en violación de la resolución 2231 (sobre el programa nuclear iraní, que incluye limitaciones a las exportaciones), ni se ha provisto de drones a Rusia para usarlos en el conflicto de Ucrania", detalló. 

Además de por su participación en la guerra de Ucrania, el Gobierno que lidera el presidente Ebrahim Raisi también ha tenido que dar explicaciones en la ONU por la brutal represión policial con la que está respondiendo a una oleada de manifestaciones que sacuden el país desde mediados de septiembre. Las protestas se desencadenaron tras la muerte, hace dos meses, de la joven Masha Amini cuando estaba bajo custodia policial tras ser detenida por llevar mal puesto el velo. 

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Desde entonces, más de 400 personas han muerto y 15.000 han sido detenidas, según las cifras que manejan las oenegés Iran Human Rights y Amnistía Internacional. Ante esta situación, el jueves, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una moción para investigar "el deterioro de la situación de derechos humanos" en Irán.