Vincent Van Quickenborne, exministro belga de Justicia.

Vincent Van Quickenborne, exministro belga de Justicia. EFE.

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Un diputado belga forzado a callarse tras 23 horas seguidas de intervención: quería retrasar la aprobación de una ley

El exministro de Justicia y actual diputado liberal flamenco, Vincent Van Quickenborne, ha monopolizado cinco sesiones ante la comisión de Finanzas.

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Las claves

El diputado belga Vincent Van Quickenborne protagonizó una intervención de 23 horas seguidas en la comisión de Finanzas del Parlamento, sumando casi 45 horas de discurso en varias sesiones, para retrasar la aprobación de una ley sobre el cruce de datos bancarios y patrimoniales.

La intervención maratoniana fue detenida por el presidente de la comisión, quien retiró la palabra a Van Quickenborne tras advertirle por repetir argumentos y tácticas dilatorias.

Van Quickenborne argumenta que la ley supondría el fin del secreto bancario y establecería una presunción de culpabilidad al permitir el análisis automático de datos sin indicios previos de fraude.

El diputado flamenco ya había sido protagonista de otras polémicas, incluyendo su dimisión como ministro de Justicia tras un error en la tramitación de una solicitud de extradición relacionada con un atentado en Bruselas.

Un diputado belga ha hecho una muestra clara de filibusterismo protagonizando una intervención maratoniana de 23 horas seguidas ante la comisión de Finanzas del Parlamento federal, para sumar casi cerca de 45 horas de discurso a lo largo de varias sesiones consecutivas.

Su dialéctica tenía un claro propósito: retrasar la aprobación de una ley que permitiría a la administración fiscal cruzar con mayor rapidez los datos bancarios y patrimoniales de los contribuyentes.

La intervención, que comenzó ayer martes, ha concluido a las 13:00 (hora local) de este miércoles. Además, la terminación del discurso no fue decisión propia, sino que fue provocada por el presidente de la comisión.

Este le retiró el turno de palabra al exministro de Justicia y actual diputado liberal flamenco, Vincent Van Quickenborne, tras advertirle de que estaba cayendo en repeticiones.

Desde el 21 de octubre, Van Quickenborne ha monopolizado cinco sesiones de la comisión, provocando la frustración de sus colegas parlamentarios y la atención de los medios belgas.

En su último y extenso turno, acompañado de pizzas y gofres, recurrió a múltiples tácticas dilatorias: repasó el árbol genealógico completo de un compañero de partido y elogió a los funcionarios encargados de redactar las actas.

El político cuestiona el proyecto del Gobierno, especialmente la enmienda sobre datamining en la legislación fiscal, con el argumento de que su aplicación supondría el fin del secreto bancario y establecería una presunción de culpabilidad, al analizar datos de forma automática incluso sin indicios de fraude.

Su estrategia buscaba impedir que la norma entrara en vigor el próximo 1 de enero.

Otras polémicas

Van Quickenborne, conocido por sus extravagantes episodios durante su etapa como ministro, ya había sido objeto de polémicas en el pasado.

Vivió bajo protección tras un presunto intento de secuestro por parte de la mafia y, más tarde, renunció al cargo tras el escándalo del llamado "Pipigate".

El incidente ocurrió durante la celebración de su 50 cumpleaños, en agosto de 2023, cuando varios de sus invitados orinaron sobre una furgoneta policial estacionada frente a su residencia.

Las cámaras de seguridad registraron además cómo el ministro, en compañía de un amigo, salió a la calle de madrugada, se acercó al vehículo, tocó la puerta, se rió y aparentemente gesticuló como si también miccionara.

Van Quickenborne afirmó entonces que las imágenes habían sido malinterpretadas. Aseguró que simplemente cerró la puerta del vehículo, que estaba abierta, y que los movimientos consistían en tocar una air guitar, un gesto habitual entre los aficionados (como él) al heavy metal. Un mes después, presentó su dimisión.

Dimisión

El ministro de Justicia de Bélgica, Vincent van Quickenborne, anunció su dimisión en octubre de 2023 tras descubrir que Túnez había solicitado en agosto de 2022 la extradición del autor del atentado del lunes pasado en Bruselas, que costó la vida a dos suecos, y que esa solicitud no fue tramitada.

"Es un error individual, monumental e inaceptable", declaró Van Quickenborne en una rueda de prensa junto al fiscal general de Bruselas, Johan Delmulle.

El ministro se disculpó por las "dramáticas consecuencias" que tuvo la no tramitación de la solicitud de extradición cursada por Túnez el 15 de agosto de 2022 contra Abdesalam Lassoued y transmitida el 1 de septiembre de 2022 a la Fiscalía de Bruselas, pero el magistrado competente no la cursó.

"A las 9 de la mañana pude constatar los siguientes elementos: el 15 de agosto de 2022 hubo una solicitud de extradición de Túnez para este hombre. Esta solicitud fue transmitida el 1 de septiembre, como debía ser, por el experto jurídico a la Fiscalía de Bruselas. El magistrado competente no respondió a esta solicitud de extradición y el expediente no fue tramitado. Este es un error individual. Un error monumental. Un error inaceptable. Un error con consecuencias dramáticas", manifestó el ministro dimisionario.