El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, durante su intervención este miércoles en la Asamblea Nacional. Reuters
Lecornu acepta suspender la reforma de las pensiones hasta las elecciones de 2027 para salvar su gobierno en Francia
Pausa hasta enero de 2028 el retraso de la edad de jubilación a los 64 años, así como el aumento de los trimestres de cotización para una pensión completa.
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La Asamblea Nacional francesa aprobó este miércoles la suspensión de la polémica reforma de las pensiones hasta las elecciones de 2027.
Este era uno de los compromisos que asumió el primer ministro francés Sébastien Lecornu con los socialistas franceses para la supervivencia de su segundo Gobierno.
Un 'sacrificio' con el que superó nada más echar a andar su segundo Ejecutivo el pasado octubre dos mociones de censura, de la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) y de la extrema derecha de Marine Le Pen.
Con 255 votos a favor y 146 en contra, la suspensión de la polémica reforma de las pensiones de 2023 salió adelante con el apoyo mayoritario del Partido Socialista, Los Verdes y la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, y la abstención del partido Renacimiento del presidente francés, Emmanuel Macron.
Votaron en contra de la suspensión de la medida más importante del segundo mandato de Macron la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) y los comunistas.
Esta medida, a la que Lecornu se comprometió figura como un artículo introducido en el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social.
Suspende hasta enero de 2028 el retraso de la edad de jubilación a los 64 años, así como el aumento del número de trimestres de cotización necesarios para cobrar una pensión completa.
Una polémica reforma
La reforma de las pensiones ha sido una de las medidas más polémicas de los últimos años, provocando un intenso debate social y político en Francia, además de numerosas y multitudinarias manifestaciones en las calles.
Consiste en elevar gradualmente la edad legal de jubilación de los 62 a los 64 años hasta 2030, además de exigir 43 años completos de cotización para poder acceder a una pensión íntegra, cuando antes se requerían 42.
El Gobierno de Emmanuel Macron impulsó esta modificación argumentando necesidades de sostenibilidad financiera ante el envejecimiento de la población y el déficit público.
Las manifestaciones en contra arrancaron en enero de 2023, con miles de ciudadanos en las calles y huelgas en sectores clave como el transporte, la educación y la recolección de basura.
Los sindicatos, junto a la mayoría social según encuestas, se oponen a la reforma porque la consideran injusta y porque la urgencia y las formas —evitando votar en la Asamblea Nacional mediante el uso del artículo 49.3 de la Constitución— han sido vistas como un desprecio a la voluntad popular.
El motivo principal del rechazo es la percepción de injusticia social: muchos ciudadanos consideran que trabajar hasta los 64 años penaliza especialmente a quienes comenzaron a trabajar jóvenes o tienen empleos físicos desgastantes.
Los sindicatos convocaron además días de huelga general y movilizaciones masivas, llegando a reunir a más de un millón de manifestantes en varias ocasiones. El malestar se mantuvo vivo durante meses, con episodios de disturbios y una presión constante sobre el Gobierno.
Inestabilidad política
El conflicto político se intensificó cuando el Gobierno utilizó el artículo 49.3 para aprobar la ley por decreto, ante la falta de apoyo suficiente en el Parlamento. Esto desembocó en mociones de censura contra el Ejecutivo, que aunque no prosperaron, debilitaron notablemente la posición de la entonces primera ministra Élisabeth Borne y la imagen del propio Macron.
Aunque Borne no cayó por una moción de censura, presentó su dimisión debido al desgaste político y la pérdida de apoyo tras la aprobación de varias leyes polémicas, entre ellas la de las pensiones.
Macron está abonado a la crisis política: cuatro primeros ministros en poco más de un año.
Lecornu, que fue vuelto a ser nombrado el pasado 10 de octubre primer ministro tan sólo cinco días después de renunciar, llegó al cargo el pasado 9 de septiembre, tras la caída de su predecesor como primer ministro, François Bayrou, un día antes en una moción de confianza a la que él mismo quiso someterse.
Antes de Bayrou, a principios de diciembre de 2024, Michel Barnier fue tumbado en una moción de censura tras solo tres meses en el puesto.