Friedrich Merz, esta semana, en el Bundestag.

Friedrich Merz, esta semana, en el Bundestag. Clemens Bilan EFE

Europa

Merz afirma que Alemania "ya no puede sostener el Estado de bienestar" y pasará la tijera al sistema de pensiones

El canciller advierte de que el gasto para pensiones, sanidad y seguros de discapacidad roza el 31% del PIB y reclama un pacto para frenar un déficit que amenaza con triplicar la factura de las jubilaciones en dos décadas.

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Jorge Raya Pons
Publicada

El canciller Friedrich Merz abrió este miércoles en el Bundestag un debate de fondo sobre el futuro del Estado de bienestar alemán. “Nuestro país ya no puede sostener el sistema tal como lo conocemos”, afirmó antes de prometer un “otoño de reformas” destinado a redibujar las pensiones y otras prestaciones.

El líder democristiano advirtió de que la libertad y la prosperidad del país dependen de acometer cambios amplios en un contexto de tensiones geopolíticas, desaceleración económica y auge de la extrema derecha.

“Debemos decidir hacia dónde queremos ir en los próximos años”, dijo, en alusión a los desafíos que plantean la guerra rusa en Ucrania, el encarecimiento de la energía y la competencia china.

Merz subrayó que el modelo económico alemán está “bajo presión” y que la factura social ha alcanzado niveles inéditos.

Según datos del Instituto Ifo, el gasto social asciende a 1,3 billones de euros al año, de los cuales unos 800.000 millones se destinan a pensiones, sanidad y seguros de discapacidad. Esa suma equivale al 31% del PIB, dos puntos más que en la década pasada.

El dirigente conservador recordó que el sistema de jubilación, creado en 1889 por Otto von Bismarck, atraviesa su mayor reto desde la posguerra. La combinación de bajo crecimiento, natalidad en retroceso y una generación del baby boom que empieza a retirarse ha estrechado la base de cotizantes.

Según el Instituto de Investigaciones Económicas de Colonia, en 2040 habrá 41 pensionistas por cada 100 trabajadores, frente a los 30 actuales.

El Ejecutivo destina ya cerca de 100.000 millones de euros al año para equilibrar los fondos de pensiones, el 20% del presupuesto federal. Sin reformas, esa partida podría elevarse a 300.000 millones en 2045, entre el 30% y el 40% de las cuentas públicas, de acuerdo con estimaciones oficiales.

El anuncio llega semanas después de que Merz recomendara a los jóvenes diversificar sus ahorros y no depender solo de las pensiones públicas.

Su llamamiento a invertir pequeñas cantidades en bolsa provocó críticas de sindicatos como IG Metall, que lo acusaron de “desconectado de la realidad”. El Gobierno estudia un incentivo para que los padres depositen 10 euros mensuales en planes de ahorro bursátil para sus hijos de entre seis y 18 años, una iniciativa que costaría 1.500 millones anuales.

La derecha radical aprovechó el pleno para cargar contra el proyecto. La líder de Alternativa para Alemania, Alice Weidel, tildó el plan de “palabrería” que solo conducirá a “un invierno de mayor gasto”.

La reforma abre también fricciones dentro de la coalición.

El Partido Socialdemócrata (SPD) prefiere ampliar la base de contribuyentes o gravar más a los patrimonios antes que reducir prestaciones o retrasar la jubilación. El ministro de Finanzas socialdemócrata, Lars Klingbeil, ha pedido, no obstante, afrontar un agujero presupuestario estimado en 172.000 millones hasta 2029.

En julio, la ministra de Economía, Katherina Reiche (CDU), desató polémica al sugerir elevar la edad de retiro a 70 años. Los socialdemócratas lo tacharon de “irreal” para buena parte de la población.

El recuerdo de las reformas del excanciller Gerhard Schröder, que en 2002 endurecieron el acceso a la pensión y dividieron al SPD, sigue pesando en las filas progresistas.

Merz defendió que posponer las decisiones sería “irresponsable”. Reclamó un acuerdo interpartidista que blinde las cuentas públicas y preserve la solidaridad entre generaciones. “El contrato social debe revisarse”, dijo.

Una comisión presentará propuestas antes de final de año para aprobar cambios en 2026.

El canciller insistió en que Alemania necesita mantener su capacidad de inversión en defensa, infraestructuras y transición energética, amenazada por un gasto social que absorbe cada vez más recursos: “Si queremos seguir siendo libres y prósperos, no podemos gastar sin límites”.