El opositor ruso Alexéi Navalny durante su última aparición pública.

El opositor ruso Alexéi Navalny durante su última aparición pública. Twitter

Europa

Alexéi Navalny, líder opositor ruso, murió envenenado en la cárcel, según los análisis de su "material biológico"

Su esposa, Yulia Navalnaya, asegura que dos laboratorios independientes han llegado a esta conclusión, pero exige hacer públicos los resultados.

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D. Barreira
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Alexéi Navalny murió envenenado. Así lo asegura la mujer del principal opositor de Vladímir Putin, fallecido en febrero del año pasado en la cárcel del círculo polar ártico donde cumplía condena. A través de un mensaje publicado en sus redes sociales, la esposa del enemigo número uno del Kremlin ha explicado que laboratorios de dos países distintos, sin mencionar cuáles, han llegado a esta conclusión tras analizar "material biológico" del político que se logró sacar de Rusia.

"Estos resultados son de importancia pública y deben ser publicados. Todos merecemos conocer la verdad", ha expresado Yulia Navalnaya, reclamando presión internacional para que se franqueen las trabas legales y la protección de datos y se dé a conocer cuál fue el veneno utilizado por los agentes de Putin. El Kremlin no ha querido hacer comentarios al respecto.

La versión oficial distribuida por la oficina central del Servicio Penitenciario Federal de Rusia señaló que Navalny "se sintió mal durante un paseo y casi de inmediato perdió el conocimiento". Tras esto, varios equipos médicos de urgencia se desplazaron "de inmediato" a la Polar Wolf Prison, el infierno ártico que el autócrata ruso reserva para sus enemigos, para atender al opositor, que murió poco después.

La familia de Navalny, la oposición rusa y la mayoría de la comunidad internacional siempre sospecharon que el rival del jefe del Kremlin había muerto por envenenamiento. De hecho, el político ya fue envenenado en agosto de 2020 con una sustancia usada en la producción de armas químicas y que pertenece al grupo del agente tóxico Novichok.

Navalny, de 47 años, condenado a más de 30 años de prisión por extremismo y fraude según las autoridades dirigidas por Putin, pasó los últimos meses de su vida en un remoto centro penitenciario a más de 2.000 kilómetros de Moscú. Allí lo encerraron en una celda de seis metros cuadrados que tenía una cama en la que no se podía tumbar durante el día porque se fijaba a la pared y le dieron simplemente una taza y un cepillo de dientes.

"Durante los más de tres años que pasó entre rejas, sus condiciones se fueron haciendo cada vez peores. No solo querían matarlo, querían humillarlo. Lo torturaron con hambre, frío y un aislamiento total. Se le denegaron las llamadas telefónicas y las visitas, y al final hasta dejaron de entregarle las cartas", ha relatado Navalnaya en un vídeo compartido en su cuenta de X.

El 16 de febrero de 2024, hacia las 12:20, empezó a encontrarse mal poco después de iniciar un paseo en otro minúsculo espacio cubierto tan solo por una rejilla metálica. "No se lo llevaron a la unidad médica, simplemente lo devolvieron a su celda de castigo", ha explicado la viuda del opositor. "Dijo que su pecho y su estómago ardían, y empezó a vomitar", ha añadido, mostrando una foto de la supuesta celda donde estaba encerrado Navalny.

La celda de Alexéi Navaly, con restos de vómito tras ser envenenado.

La celda de Alexéi Navaly, con restos de vómito tras ser envenenado.

Según el relato de algunos funcionarios de la cárcel, el prisionero empezó a toser, respirar aceleradamente y tener convulsiones, pero lo habrían dejado solo y encerrado sin asistencia. Solo cuando el jefe del servicio médico regresó de comer, unos 40 minutos después, diagnosticó a Navalny y llamó a una ambulancia, según Yulia Navalnaya.

Los servicios de emergencia llegaron a la prisión unos diez minutos después de ser alertados e intentaron reanimar al opositor, pero sin éxito. "A las 14:23 el monitor cardiaco ya no mostraba actividad", ha detallado la mujer, que ha acusado a los asesinos de hacer todo lo posible para borrar las pruebas del crimen.

"Los países occidentales no tienen base legal para abrir procedimientos criminales. También hay consideraciones políticas: no querrían que una verdad inconveniente salga a la luz en un momento incorrecto. Ahora no es el momento, y no hay fundamentos jurídicos para compartir los resultados de estos análisis", ha lamentado Navalnaya. Pero tengo fundamentos morales: Alexéi era mi marido, mi amigo, un símbolo de esperanza para nuestro país. Putin lo mató. Tenemos derecho a saber cómo lo hizo", ha exigido.

Por último, ha expresado que la única forma de oponerse a Putin consiste en "actuar con valor y con franqueza". "Exijo la divulgación pública completa de los resultados que muestran exactamente qué veneno fue utilizado contra mi marido. Lo exijo por mí, por mis hijos, por los padres de Alexéi, por sus padres, por todos nuestros seguidores en Rusia y por todo el mundo que lucha por la libertad", ha zanjado.