La iglesia será trasladada a su nuevo emplazamiento a un ritmo de medio kilómetro por hora.

La iglesia será trasladada a su nuevo emplazamiento a un ritmo de medio kilómetro por hora. Leonhard Föger Reuters

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La iglesia 'peregrina': el increíble traslado sobre ruedas para salvar un templo en Suecia sin desmontar una sola pieza

El traslado completo de la ciudad, que afecta a unas 3.000 viviendas y 6.000 personas, continuará en fases hasta la próxima década. La iglesia, en cambio, reabrirá sus puertas en su nueva ubicación a finales de 2026.

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Tras ocho años de preparativos y un presupuesto cercano a los 500 millones de coronas suecas (unos 45 millones de euros), la Kiruna Kyrka, templo luterano del norte de Suecia, inició este martes un traslado sin precedentes.

LKAB, la empresa estatal responsable del proyecto, confirmó que el traslado se completó “como estaba previsto” entre el 19 y el 20 de agosto de 2025, de manera exitosa y sin contratiempos.

El campanario, al encontrarse separado de la estructura principal del templo, será trasladado el 26 de agosto.

Se trata de un recorrido de cinco kilómetros que ha durado dos días y que permitirá salvarla de los estragos del mayor yacimiento subterráneo de hierro de Europa.

El gigantesco proyecto es consecuencia directa de la actividad de la empresa estatal LKAB, que opera la mina de hierro que desde hace décadas constituye la principal fuente de riqueza de Kiruna, pero también la causa de su reubicación.

Trasladan la Iglesia de Kiruna

El terreno se ha debilitado a tal punto que el centro urbano corre el riesgo de colapsar. Para evitarlo, la ciudad entera está siendo desplazada en una operación que se extenderá hasta 2035, como recoge The Guardian.

672 toneladas

La iglesia, de 672 toneladas, fue inaugurada en 1912 y diseñada por el arquitecto Gustaf Wickman.

Su estructura de madera rojiza recuerda a una lávvu, la tienda tradicional de los pueblos sami, lo que la ha convertido en uno de los edificios más queridos de Suecia.

Para el traslado, se la colocó sobre un sistema de vigas y remolques hidráulicos que avanzan a medio kilómetro por hora.

El campanario, que constituye una estructura independiente, se moverá en los próximos días.

El proyecto despertó tal expectación que más de 10.000 personas, entre ellas el rey Carl XVI Gustaf, acudieron a presenciar la operación.

Las calles fueron ensanchadas especialmente para permitir el paso del edificio, y la televisión pública sueca SVT retransmite en directo lo que ha bautizado como Den stora kyrkflytten (la gran mudanza de la iglesia), en un nuevo fenómeno de “slow TV” nacional.

Celebración y símbolos

Lejos de ser un simple operativo de ingeniería, el traslado se ha transformado en un acontecimiento cultural.

Durante tres días, Kiruna acoge conciertos, actividades para familias y un intento de batir el récord de la “mayor fika” o café comunitario en un templo.

Artistas suecos y sami han actuado para remarcar la dimensión simbólica de un edificio que, más allá de su función religiosa, constituye un emblema de la identidad local.

El interior del templo ha sido protegido al detalle: el órgano de más de 2.000 tubos y el retablo pintado por el príncipe Eugen de Suecia fueron embalados cuidadosamente antes de iniciar el recorrido.

Críticas y tensiones 

No obstante, el plan de reubicación no está exento de controversias. Diversas organizaciones sami han denunciado que la expansión minera y la fragmentación del territorio suponen una amenaza directa a sus actividades de pastoreo de renos, esenciales para su modo de vida.

La reubicación, aunque inevitable desde el punto de vista económico y de seguridad, ahonda el conflicto entre la explotación de recursos y la preservación de tradiciones ancestrales en el Ártico.

El proyecto de LKAB incluye la reconstrucción o compensación económica de viviendas y edificios afectados.

En total, serán 23 construcciones culturales las que deberán moverse para mantener vivas la historia y la memoria de la ciudad.

Ciudad en movimiento

Kiruna, fundada a comienzos del siglo XX para explotar la mina de hierro, es hoy un ejemplo extremo de cómo las comunidades pueden ser literalmente “tragadas” por las consecuencias de la industria extractiva.

El traslado completo de la ciudad, que afecta a unas 3.000 viviendas y 6.000 personas, continuará en fases hasta la próxima década. La iglesia, en cambio, reabrirá sus puertas en su nueva ubicación a finales de 2026.

“No es cualquier edificio, es una iglesia”, declaró Stefan Holmblad Johansson, director del proyecto en LKAB, subrayando la reverencia con que se acometió la operación.

La mudanza de la Kiruna Kyrka quedará como un hito en la historia de la ingeniería y también como un símbolo de las tensiones entre desarrollo económico, identidad cultural y supervivencia de comunidades enteras en el extremo norte de Europa.