El presidente de Ucrania, Zelenskiy, habla durante una conferencia de prensa en Kyiv.

El presidente de Ucrania, Zelenskiy, habla durante una conferencia de prensa en Kyiv. Reuters

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Zelenski designa al nuevo encargado de investigar los delitos económicos en Ucrania tras someterle al polígrafo

La elección del nuevo responsable de la Oficina de Seguridad Económica ha sido celebrada tanto por la sociedad civil como por Bruselas al estar considerado un "independiente" comprometido con la lucha anticorrupción.

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Este miércoles la sociedad civil ucraniana se ha anotado otro tanto frente al envite autoritario que promovió hace unas semanas el establishment político del país. Días después de conseguir que Volodímir Zelenski diese marcha atrás en su intento de controlar las agencias anticorrupción, ahora su Gobierno se ha visto obligado a confirmar a Oleksandr Tsivinski como jefe de la Oficina de Seguridad Económica.

Tsivinski, un investigador independiente con experiencia en combatir la corrupción, ganó el mando de la plaza que acaba de asumir a finales de junio. Tras pasar una serie de filtros que acreditaban su capacidad. Una suerte de oposición, para entendernos, que incluyó pruebas de inteligencia, exámenes de corte legal, la resolución de casos simulados y una serie de entrevistas.

Tal fue su performance que la comisión encargada de analizar los distintos perfiles lo recomendó para el puesto. Sin embargo, el Consejo de Ministros rechazó su nombramiento el pasado 7 de julio tras recibir un informe de los servicios secretos ucranianos que advertía de la nacionalidad de su padre. Resulta que éste es ruso.

De modo que, al considerarlo un “riesgo para la seguridad” pese a llevar más de una década sin hablarse con su progenitor (en uno de los innumerables casos de familiares que han dejado de tener contacto a raíz de las diferentes opiniones suscitadas por la invasión rusa de Ucrania), el Gobierno rechazó su nombramiento. Una decisión que tomó apenas unos días antes de que Zelenski firmara el proyecto de ley (ya reformado) que despojaba a las dos grandes agencias anticorrupción del país –NABU y SAPO– de su independencia.

“Antes de lo que sucedió con NABU y SAPO ya existían dudas en torno a la verdadera motivación detrás del rechazo de Tsivinski”, explicaba hace unos días Olena Trehub, directora de la Comisión Independiente Anticorrupción, una ONG ucraniana. “Pero después quedó muy claro que el Gobierno no lo quería debido a su independencia”. O, como dicen en las calles de Kiev, “porque es incontrolable”.

Aunque muchos ven una victoria de la sociedad civil en su nombramiento, el Kyiv Independent, un periódico con sede en la capital, también ha destacado “la presión internacional” llevada a cabo por los socios de Ucrania. Y concretamente desde Bruselas.

“En un principio, tras el bloqueo inicial, los socios occidentales apenas respondieron”, escribe Dominic Culverwell, el corresponsal financiero del diario. “Pero después de que Kiev actuara para restringir la independencia de las agencias anticorrupción las peticiones a favor de su nombramiento aumentaron”.

Dicho de otro modo: el argumento del padre ruso recibió un pase hasta que, poniendo en relación ambas decisiones, tanto la sociedad civil como los socios europeos detectaron una tendencia preocupante. La de no querer a nadie mínimamente solvente vigilando tramas de corrupción. En consecuencia, se pronunciaron.

Eso sí: antes de ser nombrado Tsivinski ha tenido que pasar varios exámenes adicionales por parte de los servicios de seguridad ucranianos y someterse a la prueba del polígrafo.

Finalmente, tras confirmar este miércoles que todo está en orden, la primera ministra Yulia Svyrydenko le ha dado públicamente la bienvenida: “Esperamos que la Oficina de Seguridad Económica renueve su labor, fortalezca las instituciones y logre implantar un clima de confianza con los empresarios ucranianos”. Acto seguido ha añadido lo siguiente: “Es importante que las relaciones económicas en Ucrania no se vean distorsionadas por tramas oscuras y que las empresas puedan contar con el respeto y la cooperación del Estado”.

Una institución sin rumbo

La Oficina de Seguridad Económica fue creada en 2021 –estando Zelenski ya en el poder– con la misión de investigar delitos económicos y, sobre todo, de prevenir la corrupción en el ámbito empresarial. Pero ya en sus inicios se caracterizó por su ineficiencia y por la intromisión de la clase política en sus labores.

Por ese motivo en la primavera del 2023, ante las presiones recibidas por parte del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea, las autoridades ucranianas se comprometieron a llevar a cabo un proceso de depuración que diese como resultado el nombramiento de un nuevo responsable.

Ahora que ha sido nombrado, Tsivinski tiene bastante trabajo por delante. Según ha explicado en la prensa local un diputado de la oposición, Yaroslav Zhelezniak, el primer paso debe ser formar una comisión que seleccione cuidadosamente al nuevo equipo que se encargará del trabajo diario en el organismo.

En paralelo Tsivinski ha declarado que su máxima prioridad ahora mismo es “la igualdad de condiciones entre las empresas”. O sea: que nadie se beneficie ilegalmente de según qué vínculos políticos a la hora de hacer negocios.

Caída de popularidad

Mientras tanto, y como era de prever, la confianza de los ucranianos en Zelenski ha caído sustancialmente durante el último mes. Una de las encuestas más recientes, realizada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev a comienzos de agosto, sitúa su popularidad en torno al 58% cuando en junio ésta era del 65%.

Los expertos señalan, lógicamente, el envite contra las agencias anticorrupción que provocó protestas masivas y críticas internacionales como el principal factor a la hora de tener en cuenta la caída. Y añaden que, si bien es cierto que Zelenski cambió de postura en cuestión de días, el mero hecho de haberse comportado como las viejas élites del país ha hecho mella en su reputación.

“Ni él ni su equipo parecen haber comprendido, lamentablemente, la correlación directa entre la ampliación de poderes y el aumento de la responsabilidad”, le contaba un analista político llamado Yevhen Mahda a los reporteros del Kyiv Independent. “Zelenski no debería contar con una carrera electoral fácil cuando se celebren las próximas elecciones”. Es más: “Su partido, Servidor del Pueblo, puede que ni siquiera exista para entonces”.