Soldados rusos en su camino al Donbás.

Soldados rusos en su camino al Donbás. Reuters

Europa

Rusia agota su arsenal soviético y se ve obligada a comprar a China y Corea del Norte para seguir con su guerra en Ucrania

Un estudio del Instituto de la Escuela de Economía de Kiev (KSE Institute) recogido por el Financial Times apunta a un gran retroceso del flujo de suministros dese los depósitos rusos. 

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P.A.J.
Publicada

La invasión a gran escala en Ucrania ha llevado a Rusia a una situación crítica en cuanto a su capacidad militar. Las enormes reservas de armamento heredadas de la era soviética, que al inicio de su agresión le ofrecieron una ventaja estratégica, se han reducido drásticamente. Esta disminución refleja la presión creciente que el conflicto prolongado está ejerciendo sobre la logística y la producción bélica del Kremlin.

De hecho, tras tres años de guerra, el flujo de suministros desde los principales depósitos militares rusos ha retrocedido a niveles anteriores a 2022. Es una señal clara del desgaste acumulado.

Eso es lo que se desprende de un análisis del Instituto de la Escuela de Economía de Kiev (KSE Institute) recogido por el Financial Times (FT). La investigación detalla que los envíos logísticos desde las zonas cercanas a los grandes campos de almacenamiento están en caída libre. De las 242.000 toneladas registradas en 2022, se proyecta una reducción a apenas 119.000 toneladas para 2025. Esta disminución va más allá de las cifras: evidencia la falta de material disponible y la creciente dificultad para sostener el esfuerzo bélico.

Pavlo Shkurenko, analista del KSE Institute, advertía en el periódico británico que la reducción en los volúmenes enviados es una muestra clara de agotamiento. "Rusia está enviando menos material para reacondicionamiento y reparación de lo que sabemos que sus estaciones pueden manejar", señalaba. Esto sugiere que muchas de esas instalaciones están subutilizadas, no por falta de capacidad, sino por escasez de equipos reparables.

"El equipo de mejor calidad y fácil de restaurar habría sido el primero en ser trasladado", añadía Shkurenko. Lo que queda en los almacenes, por tanto, son activos en mal estado cuya recuperación requiere más tiempo, dinero y recursos.

Desde el inicio de la guerra, Moscú ha intentado mantener su ofensiva reacondicionando vehículos y armamento obsoleto. Tanques como los T-72 y T-80, introducidos en la década de 1970, se han vuelto comunes en el frente. Incluso modelos mucho más antiguos, como el T-54 —fabricado a partir de los años 40—, han sido desplegados en combate. La reaparición de estos blindados de la Guerra Fría evidencia hasta qué punto el Kremlin está recurriendo a sus últimas reservas, según FT. 

A medida que sus recursos propios se agotan, Rusia se ha vuelto cada vez más dependiente de sus aliados en Asia. El Financial Times reporta, citando también el análisis del KSE Institute, que la industria de defensa rusa ahora depende en gran parte de suministros provenientes de China, mientras que la mayoría de la munición que utiliza el ejército ruso proviene de Corea del Norte.

Esta dependencia externa se refleja con claridad en los datos logísticos. Según el Financial Times, el 52 % del peso total de los envíos clasificados como "materiales explosivos" a arsenales rusos en 2024 provino de Najodka, una región portuaria del Mar de Japón utilizada por Corea del Norte. Antes de la guerra, estos envíos eran inexistentes. Ahora, han alcanzado las 250.000 toneladas solo en lo que va del año.

Este giro estratégico ilustra el profundo deterioro de la capacidad productiva rusa y la necesidad urgente de sostener el esfuerzo militar mediante el apoyo de sus aliados más cercanos. Una dependencia que, lejos de ser táctica, se ha convertido en estructural.