
Luiza Rozova, supuesta hija de Vladimir Putin, también utiliza el nombre de Elizaveta Krivonogikh. East 2 West
La hija 'secreta' de Putin trabaja en unas galerías proucranianas de París que exhiben las obras de arte de disidentes rusos
Luiza Rozova, señalada como hija del líder ruso, trabaja en espacios que exponen arte crítico con el Kremlin, generando división entre los exiliados.
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La comunidad rusa exiliada en París vive estos días una intensa controversia tras conocerse que Luiza Rozova, presunta hija del presidente ruso Vladímir Putin, trabaja como empleada en varias galerías de arte dedicadas a mostrar obras de artistas rusos y ucranianos críticos con el Kremlin y la invasión de Ucrania.
La revelación ha provocado un debate sobre los límites éticos de su empleo en un espacio supuestamente opuesto al régimen de su padre.
El asunto salió a la luz después de que la escritora y artista rusa Nastya Rodionova, residente en la capital francesa desde 2022, publicara el pasado 4 de junio un mensaje en redes sociales en el que identificaba a Rozova, de 22 años, como empleada de estas galerías.
Según Rodionova, fue después de coincidir varias veces con ella en eventos artísticos cuando descubrió la identidad de la joven, hija de Svetlana Krivonogikh, una mujer rusa señalada por diversos reportajes de investigación como antigua pareja de Putin y madre de Rozova.
El post de Rodionova se viralizó de inmediato, dividiendo a la comunidad de emigrados rusos.
Una parte defendió a Rozova, argumentando que no puede ser culpada por los actos de sus progenitores ni por su origen.
Otros, en cambio, consideraron inaceptable que un miembro de la familia del líder ruso ocupe un puesto en galerías dedicadas precisamente a visibilizar el trabajo de artistas perseguidos por el régimen moscovita.
“Estamos hablando de artistas que han huido del régimen”, explicó Rodionova al Kyiv Independent.
“Muchos de ellos están en peligro. Compartieron todos sus datos personales con el personal de la galería sin saber quién trabajaba allí. Cuando se enteraron, les afectó profundamente”.
El Kyiv Independent intentó obtener declaraciones de Rozova a través de su empleador. Este confirmó que había trasladado la petición a la joven, y que respondería si lo consideraba oportuno.
Por el momento, no se ha producido ningún pronunciamiento público por parte de la presunta hija de Putin.
Rozova, también conocida por su nombre de nacimiento Elizaveta, ha sido objeto de especulación mediática desde hace años.
Aunque el Kremlin jamás ha confirmado ni desmentido oficialmente su parentesco con Putin, diversas investigaciones periodísticas -entre ellas las realizadas por el medio ruso Proekt- sostienen que es fruto de la relación entre el mandatario ruso y Krivonogikh.
La joven ha llevado hasta ahora una vida relativamente discreta en comparación con otras figuras asociadas al entorno presidencial ruso.
La controversia se produce en un contexto especialmente sensible. Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, miles de artistas, activistas y ciudadanos rusos críticos con la guerra han buscado refugio en países europeos.
París se ha convertido en uno de los principales núcleos de este exilio cultural y político, con múltiples iniciativas artísticas dirigidas a denunciar la agresión militar y la represión interna en Rusia.
Precisamente por ello, la presencia de Rozova en un espacio anti-guerra resulta, para muchos, difícil de aceptar.
Algunos ven incluso un riesgo de seguridad para los exiliados que trabajan o colaboran con las galerías, al temer posibles filtraciones de información personal que pudiera ser utilizada por los servicios de inteligencia rusos.
Mientras tanto, el caso vuelve a poner de relieve las ramificaciones personales e internacionales del círculo íntimo de Putin, así como las tensiones crecientes dentro de la diáspora rusa que, desde el extranjero, intenta oponerse al régimen de Moscú.