
Donald Trump y su esposa Melania, durante su visita al papa Francisco de 2017. Reuters
El 'desprecio' que le espera a Trump en el Vaticano: Biden fue blanco de sus burlas por lo mismo en el funeral de Isabel II
Más de 130 delegaciones internacionales han confirmado su presencia. La española está encabezada por los reyes Felipe VI y Letizia.
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Donald Trump entrará este sábado en la basílica de San Pedro con la certeza de que no será el protagonista en el último adiós a Francisco. El presidente estadounidense, que confirmó su asistencia, tendrá que conformarse con una posición más discreta, probablemente en la tercera fila de las delegaciones oficiales, detrás de la realeza católica y autoridades eclesiásticas.
Claro que no estará solo. Más de 130 delegaciones internacionales han confirmado su presencia. Entre ellas, destacan el presidente francés Emmanuel Macron, su homólogo argentino Javier Milei y el primer ministro británico Keir Starmer.
España estará representada por los reyes Felipe VI y Letizia, mientras que el príncipe Guillermo acudirá en nombre del rey Carlos III.
El Vaticano, en colaboración con las autoridades italianas, ha desplegado un dispositivo de seguridad sin precedentes. Drones de vigilancia. Francotiradores apostados en las azoteas. Cazas preparados.
Trump, sin embargo, deberá observar la ceremonia desde una posición alejada del epicentro litúrgico y diplomático. Paradójicamente, es el mismo lugar que le sirvió para ridiculizar a Joe Biden durante el funeral de Isabel II.
"Si yo hubiera sido presidente, me habrían colocado en primera fila", aseguró entonces.
Biden, que en aquella ocasión ocupó la fila 14, fue blanco de las burlas de su antecesor por lo que interpretó como una muestra de falta de respeto a Estados Unidos.
Ahora, es Trump quien muy probablemente deberá digerir la humillación de ocupar un asiento "de tercera categoría" en un escenario donde la pompa vaticana sigue las normas de protocolo.
Mucho más cerca estuvo su vicepresidente, JD Vance, hace una semana. Lo visitó un día antes de que muriese. El saludo se produjo cerca de las 11.30 horas y "duró sólo algunos minutos, el tiempo para intercambiarse la felicitación por la Pascua", explicó un comunicado.
Durante el encuentro, el pontífice tuvo un detalle con el dirigente estadounidense: le regaló unos huevos Kinder. No obstante, el mensaje de Pascua que redactó el Papa y leyó monseñor Diego Ravelli, contenía una crítica: "¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo! ¡Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños! ¡Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes!".
Después de la reunión con Vance, el pontífice apareció en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi tras la misa del Domingo de Resurrección.
Francisco no participó en ninguno de los ritos de la Semana Santa tras haber pasado 38 días en el hospital por una neumonía bilateral. Murió esa misma noche a los 88 años.