Dos policías chinos patrullan en la calle Knez Mihajlova de Belgrado (Serbia), en septiembre de 2019.

Dos policías chinos patrullan en la calle Knez Mihajlova de Belgrado (Serbia), en septiembre de 2019. Reuters

Europa

Patrullas policiales chinas en Hungría: el pacto de Orbán con Xi que amenaza la seguridad de la UE

El Gobierno de Viktor Orbán ha acordado traer a suelo magiar a agentes de policía del régimen de Xi Jinping para controlar a la población china.

18 abril, 2024 03:03

La siguiente es una reciente cita literal del primer ministro húngaro: "¡Los globalistas se pueden ir al infierno!".

Eso decía entre aplausos Viktor Orbán en una de las últimas ediciones de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), la gran cumbre del pensamiento político conservador de Estados Unidos y, por ende, occidental. Decía Orbán en esa reunión –concretamente en la CPAC celebrada en Texas en 2022– que había que luchar en la "batalla interna" que mantiene en vilo el futuro de la civilización occidental. "La victoria nunca llegará eligiendo el camino de la menor resistencia", afirmaba Orbán, un político conocido por sus habituales posiciones contrarias o resistentes a los consensos que se dan en Bruselas.

Orbán lleva ya tiempo destacando frente a lo que los políticos de su cuerda llaman "élites globalistas", pero sólo cuando esas élites son occidentales. De hecho, el líder húngaro se muestra mucho más que dócil, por ejemplo, cuando se trata de lidiar con los proyectos de influencia global de China.

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Es más, recientemente salía a la luz que la estrecha relación entre el país de Orbán y el del presidente Xi Jinping ya incluye un acuerdo del que se conocen detalles con cuenta gotas que va a permitir a policías chinos patrullar en suelo húngaro.

Esto se destila de que, en marzo, el ministro para la Seguridad Pública del régimen chino, Wang Xiaohong, y el ministro del Interior de Hungría, Sándor Pinter, firmaron un acuerdo de cooperación que no ha sido revelado. De lo acordado sólo se conocen algunos elementos que han trascendido vía comunicado emitido por las administraciones de Hungría y de la dictadura asiática. En virtud del acuerdo, "las policías de ambos países podrán patrullar juntas, lo que contribuirá a mejorar la comunicación entre los ciudadanos y las autoridades de los dos países y a mejorar la seguridad interior y el orden público", explicaría Pinter en unas declaraciones recogidas por el portal de noticias húngaro Telex.

Esas palabras servían para confirmar y cementar la posición húngara respecto a la presencia de policías chinos trabajando en Ucrania. Ya en 2022 las revelaciones hechas por la ONG Safeguard Defenders daba cuenta de que China tenía hasta 21 pseudocomisarías en varios países europeos, incluidos Hungría. Entonces, el ministerio del Interior húngaro negaba la existencia de esas 'comisarías', vistas en su momento como parte del totalitario régimen represivo que mantiene el Partido Comunista de China fuera de sus fronteras.

Una grave preocupación" en Europa

En Alemania, donde también se sigue muy de cerca la situación política del pequeño país del este europeo, consideran que lo acordado entre Hungría y China contribuye a un "control" del régimen de Xi Jinping aún mayor sobre los ciudadanos chinos en el extranjero. Ese es al menos el término que ha empleado el diario Die Welt para hacer referencia a un acuerdo que en dicho periódico consideran similar al que ya tiene China con Serbia.

En esa república balcánica "los agentes de policía chinos ya tenían permiso oficial para patrullar las ciudades y vigilar las zonas más frecuentadas por los turistas chinos", se lee en Die Welt. En la propia Hungría los hay que han levantado la voz para dar cuenta de que lo que han acordado los responsables de los gobiernos húngaro y chino. Constituye una "grave preocupación en términos de seguridad para Hungría y la Unión Europea", además de poner "en peligro a los disidentes chinos que viven" en suelo magiar, según Tompos Márton, diputado del partido centrista húngaro Movimiento Momentum.

Ese partido forma parte de Renovar Europa, el grupo parlamentario de los liberales del Parlamento Europeo. Desde allí se pedía hace unos días a la Comisión Europea que estudie si la actividad policial china "en el extranjero se ajusta a las normas de la UE sobre Estado de Derecho, seguridad y protección de las minorías". "Dado que el Partido Comunista Chino tiene un historial de vigilancia de sus ciudadanos en el extranjero", señalan en Renovar Europa, hay temor a que "las autoridades de Pekín aprovechen la ocasión para vigilar a su diáspora residente en Europa en un intento de silenciar a los disidentes".

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Estas preocupaciones han llegado a debatirse en el Parlamento Europeo sin que Orbán haya dudado ni un instante de la solidez de su particular y provechosa relación con China. No hay que olvidar que, pese a sus tradicionales críticas al globalismo, Orbán parece bien instalado en el carro de la acción global cuando esta la lidera China.

No en vano, el líder del Gobierno húngaro fue el único representante de la Unión Europea que participó el pasado mes de octubre en Pekín en la cumbre de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, un proyecto global de inversiones chinas con el que a buen seguro Xi Jinping aspira a aumentar la influencia de su régimen a nivel internacional.

"Estamos convencidos de que esta iniciativa cambiará el mundo, cambiará la economía global y transformará el mundo en un lugar que estará al servicio del bienestar de más personas que antes", dijo Orbán en Pekín, de acuerdo con unas declaraciones recogidas por el periódico bruselense EUobserver.

Un Orbán que da la bienvenida a los proyectos globales chinos

Gracias a iniciativas china como esa, Hungría se ha convertido en la punta de lanza de la influencia de Xi Jinping en Europa.

China ya es el mayor inversor extranjero en Hungría. La lista de proyectos industriales y de infraestructuras en Hungría que cuentan con el visto bueno del Partido Comunista de China es relevante, abultada y valorada en miles de millones de euros.

Incluye desde la construcción en Hungría de líneas de tren de alta velocidad, hasta fábricas de baterías automovilísticas y de coches eléctricos, pasando por plantas de placas solares y hasta de un campus universitario en Shanghái.

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En vista de cuanto representa la "política apertura al este" de Hungría, según la llama Orbán, el acuerdo que permitirá a policías chinos patrullar en suelo húngaro no hace más que apuntalar la buena relación de Budapest con los proyectos globales de Pekín. Parece que le da igual al dirigente húngaro que China impulse lo que en la Eurocámara se denunciaba este mes como "políticas totalitarias" dentro y fuera de sus fronteras, según los términos que usaba la semana pasada en el Parlamento Europeo el veterano político ecologista alemán Reinhardt Bütikofer.

"China es cada vez más audaz y agresiva a la hora de impulsar sus políticas totalitarias, no sólo internamente, sino también a través de sus fronteras", según Bütikofer. Y "los Estados miembros no siempre están lo suficientemente unidos como para responder a ello con una sola voz y cumplir lo que dicen", abundaba este político alemán.

Respecto a negar la influencia de China en Europa, parece que no se pueda contar con Orbán en vista de sus filias por el globalismo que habla mandarín. De ahí que los haya que reprochen al primer ministro húngaro haberse convertido en el "tonto útil de China", según la expresión del semanario británico The Spectator.