El presidente ruso, Vladímir Putin, preside una reunión de seguridad, el lunes en Moscú.

El presidente ruso, Vladímir Putin, preside una reunión de seguridad, el lunes en Moscú. Reuters

Europa

Rusia acusa a EEUU de usar al Estado Islámico como "hombre del saco" para proteger a Ucrania

El lunes, Putin afirmó en una reunión de seguridad que el atentado terrorista en Moscú "también forma parte de los ataques del régimen de Kiev".

26 marzo, 2024 02:12

La confirmación de la inteligencia de EEUU y Francia y las reivindicaciones de la propia organización yihadista no bastan para que Vladímir Putin asuma el atentado del viernes pasado en Moscú como producto del Estado Islámico. El presidente ruso reconoce que los terroristas, identificados como miembros de la sucursal centroasiática del ISIS, sean islamistas. Pero, el lunes, salió a la palestra para defender la tesis que los medios oficialistas rusos llevan promoviendo desde el fin de semana: los yihadistas fueron enviados por Ucrania.

En una rueda de prensa después de su reunión con altos mandos de seguridad del Kremlin, Putin declaró: "El atentado terrorista en Moscú también forma parte de los ataques del régimen de Kiev contra Rusia". El mandatario afirmó también que la investigación en curso sobre el tiroteo masivo debía llevarse a cabo de forma "profesional, objetiva y sin sesgos políticos" para determinar quién estaba detrás del ataque. "La pregunta que surge es ¿quién se beneficia de esto?", dijo. Y respondió él mismo: "Esta atrocidad puede ser solo un eslabón de toda una serie de intentos de quienes están en guerra con nuestro país desde 2014 de la mano del régimen neonazi de Kiev. Sabemos por mano de quién se cometió el crimen contra Rusia y su pueblo. Pero lo que nos interesa es quién lo ordenó".

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajarova, culpó este fin de semana a Washington de utilizar al Estado Islámico como un "hombre del saco" al que todo el mundo teme para diseminar el pánico en todo el mundo y encubrir así a sus "pupilos" ucranianos, según declaró al diario pro-Kremlin Komsomolskaya Pravda. Zajarova recordó a los lectores que EEUU había apoyado a los combatientes muyahidines que lucharon contra las fuerzas soviéticas en Afganistán en la década de 1980, insinuando que por ello la táctica del Pentágono hoy habría de ser similar.

Dalerdzhon Mirzoyev, sospechoso del ataque a tiros en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú, en el tribunal.

Dalerdzhon Mirzoyev, sospechoso del ataque a tiros en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú, en el tribunal. Reuters

Sin embargo, Ucrania niega cualquier implicación en el ataque, y el sábado el primer ministro Volodímir Zelenski llamó "escoria" a Putin por vincular el atentado de allí con Kiev. Sugirió, además, que el "miserable" dirigente ruso estaba más preocupado por atribuir el atentado a Ucrania que por tranquilizar a sus propios ciudadanos. El lunes, Francia se unió a Estados Unidos al afirmar que sus servicios de inteligencia, como el FBI, identifican al Estado Islámico como responsable de un atentado que se ha cobrado al menos 139 vidas.

En cualquier caso, el ataque del viernes cae sobre una losa pesada sobre la nueva legislatura de Putin. En la capital hipervigilada de un país tan militarizado, la entrada de hombres armados al segundo auditorio más grande de la ciudad es, cuanto menos, una negligencia enorme. Según Alisher Iljamov, director del think tank Central Asia Due Diligence, "es muy probable que los servicios especiales rusos sabían de antemano [del atentado]". Iljamov declara a Al Jazeera que un ataque como el del viernes pasado solo podría beneficiarle a Putin: "Convertirse en víctima del Estado Islámico es despertar simpatías en todo el mundo. Es una especie de [truco] de relaciones públicas para mejorar la reputación internacional [de Rusia]", valora.

[La seguridad de Rusia no impidió el atentado: Putin reprime a sus opositores pero no evita una masacre]

John Sipher, que pasó una temporada en Rusia durante su carrera en el Servicio Clandestino Nacional de la CIA, dijo este lunes a Reuters que creía que el FSB podría haber dejado caer la pelota porque estaba demasiado ocupado centrándose en las amenazas políticas y de otro tipo a Putin y su gobierno. "[Los servicios de seguridad] se ocupan más de proteger al Kremlin que a la gente", dijo Sipher, que predijo que Putin utilizaría ahora el atentado para justificar alguna nueva acción o contra Occidente y Ucrania.

Otra advertencia se produjo el 2 de marzo en el sur de Rusia, cuando las fuerzas especiales del FSB mataron a seis hombres armados a los que identificaron como miembros del Estado Islámico. Tres de los hombres figuraban en una lista federal de personas buscadas y los militantes habían matado a tres policías el año anterior. El FSB encontró un alijo de armas. Su respuesta, a juzgar por su comportamiento anterior y una declaración el sábado, será responder a la fuerza con más fuerza.

Cuatro de los once hombres detenidos en relación con el atentado han sido acusados de terrorismo y han comparecido ante el tribunal tras ser interrogados: uno sin oreja y otro en silla de ruedas. Mientras, algunas voces de la Duma piden que se reintroduzca la pena de muerte en el código penal ruso.