Imagen de la  XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad.

Imagen de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. Europa Press

Europa

El Sínodo propone mayor participación de la mujer en la Iglesia y estudiar el celibato de los sacerdotes

Cristina Inogés, escogida directamente por el Papa, es la única de las cuatro españolas que participaron en la asamblea con derecho a voto.

29 octubre, 2023 03:33
Roma

El Sínodo de los Obispos, la asamblea que concluye este domingo y que durante tres semanas se ha reunido en el Vaticano para reflexionar sobre el futuro de la Iglesia católica, propuso al Papa Francisco que las mujeres tengan acceso a puestos de mayor responsabilidad dentro de las instituciones eclesiásticas, aunque se mostró dividido respecto a la posibilidad de instaurar el diaconado femenino.

“Es urgente garantizar que las mujeres puedan participar en los procesos de toma de decisiones y asumir funciones de responsabilidad en el trabajo pastoral y el ministerio. El Santo Padre ha aumentado significativamente el número de mujeres en puestos de responsabilidad en la Curia Romana. Lo mismo debería suceder en otros niveles de la vida de la Iglesia”, se lee en el documento de síntesis final con el que se cerró la primera fase de este sínodo sobre la 'sinodalidad', considerado histórico porque las mujeres y los laicos elegidos para participar han podido votar el documento final, un derecho que hasta ahora sólo tenían los prelados.

El texto, que fue aprobado por unanimidad antes de ser enviado al Papa Francisco, no incluye conclusiones, sino propuestas para abordar en la segunda parte de esta asamblea que se celebrará en octubre de 2024 en el Vaticano. Titulado Hacia una Iglesia sinodal en misión, el documento es el resultado de intensos debates en los que durante casi un mes, los 464 participantes reflexionaron a puerta cerrada sobre el acceso al sacerdocio de hombres casados, el celibato, el diaconado femenino o la bendición a las parejas homosexuales. Unas cuestiones sobre las que por primera vez las mujeres han tenido voz y voto, ya que de los 365 miembros del sínodo con derecho a votar, 54 eran mujeres.

Las cuatro mujeres españolas que han participado por primera vez en el Sínodo del Vaticano.

Las cuatro mujeres españolas que han participado por primera vez en el Sínodo del Vaticano. Efe

“No tengo la sensación de estar como un adorno. Hay personas a las que les cuesta aceptar la presencia de personas que no son obispos, pero hay que ensanchar la tienda y reubicarnos todos”, defendió en una charla organizada por la Embajada española ante la Santa Sede la teóloga Cristina Inogés, escogida directamente por el Papa Francisco, y la única de las cuatro españolas que participaron en la asamblea -una teóloga, dos religiosas y una laica- con derecho a voto.

Aumentar la representación femenina en las instituciones eclesiásticas no es una reivindicación nueva, pero sólo durante el pontificado del Papa Francisco las promesas se han transformado en actos concretos. Sin embargo, aunque cada vez hay más mujeres en puestos de poder en la Santa Sede –cinco mujeres ocupan el rango de subsecretaria y una el de secretaria de un Dicasterio-, la curia vaticana aún está controlada por una jerarquía masculina.

Según el documento final, durante los trabajos de la asamblea muchas mujeres expresaron su “profunda gratitud por la labor de sacerdotes y obispos”, pero también denunciaron que “el clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad siguen marcando el rostro de la Iglesia”.

Mujeres diaconisas

El texto reflexiona, además, sobre la ordenación de mujeres como diáconos, una figura que ya existió en los primeros años del cristianismo, pero que en la actualidad sólo puede ser desarrollada por hombres, que están autorizados a realizar muchas de las funciones de los sacerdotes, como celebrar bodas, bautismos y funerales, aunque no pueden oficiar misas.

“Algunos consideran que sería inaceptable, ya que estaría en discontinuidad con la tradición. Para otros, que restauraría una práctica de la Iglesia primitiva”, explica el texto respecto al diaconado femenino.

La propuesta relativa a las diaconisas fue la que menos consenso obtuvo, con 277 votos a favor y 69 en contra, lo que demuestra que la cuestión es objeto de una profunda división dentro de la Iglesia católica. Una brecha que quedó clara con la declaración del prefecto del Dicasterio para los Obispos, Robert Francis Prevost: “La clericalización de las mujeres no necesariamente resuelve el problema, de hecho podría crear uno nuevo”.

Celibato y homosexuales

Junto con el diaconado femenino, el celibato sacerdotal fue otro de los temas que más votos contrarios obtuvo (55). “Todos aprecian su valor profético y el testimonio de identificación a Cristo; pero algunos se preguntan si su adecuación teológica con el ministerio sacerdotal debe traducirse necesariamente en una obligación disciplinar en la Iglesia latina, especialmente allí donde los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil”, recoge el texto, invitando a seguir “profundizando” sobre la cuestión en la próxima asamblea.

La bendición de las parejas homosexuales era otro de los temas más conflictivos, ya que el documento preparatorio pedía una mayor acogida a los católicos que se sienten excluidos por la Iglesia, como los divorciados que se han vuelto a casar o las personas LGTB. El texto, sin embargo, no las menciona explícitamente, aunque aboga por apoyar a los católicos homosexuales que optan por la castidad o a los divorciados que no han vuelto a casarse.

El Sínodo de los Obispos dedicado a la sinodalidad lleva preparándose desde octubre de 2021 con la convocatoria de reuniones de católicos en parroquias y diócesis, cuestionarios a los fieles y asambleas en distintos países y continentes, y concluirá en octubre de 2024 con otra asamblea de obispos donde se debatirán algunas de las cuestiones más críticas que dividen a la Iglesia católica, como la apertura del sacerdocio de los hombres casados o la bendición de las personas LGTB, que defiende la Conferencia Episcopal alemana y por las que la asamblea que concluye este domingo ha preferido pasar de puntillas.

Críticas de los conservadores

El documento de síntesis presentado este sábado así como el documento final que será debatido y votado el próximo año tiene carácter consultivo y es sólo el Papa quien tiene el poder de tomar decisiones. Sin embargo, eso no ha impedido que durante la reciente asamblea sinodal el ala más conservadora dentro de la Iglesia haya enseñado los dientes al Pontífice ante el temor de que Francisco pueda introducir cambios relevantes en el Magisterio.

Unos días antes de la inauguración del sínodo, cinco cardenales conservadores –el alemán Walter Brandmueller, el estadounidense Raymond Burke, el mexicano Juan Sandoval, el guineano Robert Sarah y el arzobispo emérito de Hong Kong, Joseph Zen-- expresaron su preocupación por la posible apertura del sínodo al sacerdocio femenino y a las parejas homosexuales. Según denunció Burke, detrás del sínodo se esconde una “revolución” para “cambiar radicalmente la Iglesia de acuerdo con una ideología contemporánea que niega mucho de lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado”.