Medvedev inspecciona la producción de armas en una planta de la región rusa de Tula

Medvedev inspecciona la producción de armas en una planta de la región rusa de Tula Reuters

Europa

Rusia mete miedo ante la cumbre de la OTAN: "El armagedón es probable"; el tabú nuclear "está roto"

El expresidente Medvedev asegura que a Occidente no le queda más remedio que ceder ante Rusia

5 julio, 2023 02:34

A veces, Rusia parece ese after en el que un borracho agresivo está todo el rato amenazando a la concurrencia con sacar una navaja o una pistola o vaya usted a saber. Carne de Callejeros. Todo el mundo sabe que va a venir con sus amenazas y todo el mundo sabe que al final no va a pasar nada… pero, claro, somos humanos y el miedo es libre. Cuando oímos hablar del fin del mundo, temblamos y tememos por nosotros y nuestras familias. Necesitamos un tiempo para recordar que no se trata de nada más que una estrategia coordinada de propaganda.

Y es que la retórica nuclear está ahí desde el principio de la guerra. Es cierto que del puro desgaste ya no intimida tanto como antes, pero siempre provoca un cierto respeto. Vladimir Putin ha hablado de armas nucleares, lo ha hecho Shoigú, lo ha hecho Lavrov, lo han hecho los propagandistas de la televisión pública repetidas veces y, más que nadie, lo ha hecho Dimitri Medvedev, ex primer ministro y expresidente de la Federación Rusa cuando la constitución impidió a Putin renovar mandato. Artículo que fue inmediatamente modificado, por supuesto.

No da la impresión de que amenazar con un ataque nuclear -en realidad, nunca es "un ataque", es una guerra nuclear que acabará con el mundo- esté dando grandes resultados: Occidente sigue apoyando en lo que puede a Ucrania tanto en el plano militar como en el económico; Finlandia, país con el que comparte cientos de kilómetros de frontera, ha entrado en la OTAN, y Suecia solo está pendiente del incomprensible veto de Turquía para hacer lo propio. China le ha recordado varias veces que con esas cosas no se juega y ni siquiera Kim Jong-Un se ha apuntado a la fiesta atómica.

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Pocos efectos políticos

En resumidas cuentas, la cantinela del 'Armagedón' no está dando ningún resultado político. Otra cosa, como decíamos, es su utilidad en términos de propaganda. Rusia, el país que no pudo enfrentarse ni a un grupo de paramilitares cuando se pusieron serios, lleva dieciséis meses jugando a que ellos no están en guerra con Ucrania -es solo una 'operación militar especial'- pero la OTAN sí está en guerra con ellos. Eso hace que sus propagandistas tengan un filón para sacar a flote su antiamericanismo y el que aún sigue latente en muchas de las sociedades occidentales.

El argumento "Biden nos va a llevar a una guerra nuclear" o "La OTAN solo busca el enfrentamiento y luego pasa lo que pasa" cala en los electorados… o eso quieren creer en Moscú. Desde luego, está calando en determinadas esferas del Partido Republicano y, sin ir más lejos, en los socios del gobierno de nuestro país. La idea es que esa opinión pública acabe presionando para una "negociación" o una "paz" o cualquiera de esa serie de eufemismos que solo esconden el deseo de complacer a Rusia o, por lo menos, sacarla del lío inmenso en el que se ha metido.

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, junto a Putin.

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, junto a Putin. Europa Press

Un lío que solo puede crecer, viendo la debilidad mostrada en el campo de batalla y su nula capacidad diplomática para buscar aliados. Por eso, regularmente, vuelve la manida amenaza del apocalipsis. Ante la inminencia de la cumbre de la OTAN, a celebrarse la semana que viene en Lituania, un país vecino de Rusia, es lógico que estos discursos disparatados vuelvan a primera línea. Y más lógico aún es que el encargado de seguir susurrando incoherencias sea el citado Medvedev.

El "espacio vital" ruso

En un artículo de opinión publicado el pasado lunes, Medvedev daba vueltas y vueltas en torno al concepto de la guerra nuclear y dejaba claro que a Occidente no le quedaba más remedio que ceder ante Rusia. "Si no se soluciona nuestro problema existencial, el Armagedón es probable", escribía Medvedev en relación con la situación de su país en el panorama internacional y, en concreto, su necesidad de expandirse hacia el oeste. La misma necesidad que sintieron los nacionalistas alemanes de hacerse hueco hacia el este durante principios de siglo, lo que derivó en el alzamiento del Partido Nazi y el estallido de la II Guerra Mundial. Ellos lo llamaban "espacio vital".

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En realidad, el "problema existencial" de Rusia consiste en que necesita ser un imperio y no le dejan. Por eso, según Medvedev, Occidente debe negociar con ellos un "nuevo orden mundial", que, da la sensación, no sería más que una vuelta al orden mundial de la guerra fría: una división por bloques en la que Estados Unidos y Europa tendrían su zona de influencia, Rusia volvería a las fronteras de la URSS y ejercería su dominio sobre Europa del Este, y China haría un poco lo que quisiera en el Pacífico, que para eso es un país aliado.

El problema para Rusia es que eso ya pasó y no les fue bien. Básicamente, porque fue la propia Rusia la que implosionó, como estuvo a punto de implosionar hace diez días. No va a repetirse, por mucho que Medvedev insista en que ellos están dispuestos a seguir luchando durante décadas. La única razón por la que la OTAN se acerca cada vez más a sus fronteras es simplemente porque sus países vecinos creen que necesitan protección. Viendo lo que ha pasado con Ucrania no parecen ir mal encaminados.

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Medvedev, visita China

El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Medvedev, visita China Reuters

El "tabú nuclear"

Medvedev es un hombre conocido en Rusia por sus problemas con el alcohol. La capacidad de Putin para rodearse de gente insólita dice mucho también sobre el presidente ruso. Su ensayo es, en general, ilegible y repetitivo, y añade una frase absolutamente incomprensible: "el tabú nuclear está roto". Ni siquiera los expertos del Institute for the Study of War conseguían entender en su último informe a qué se estaba refiriendo Medvedev. Nadie ha usado armas nucleares, ni estratégicas ni tácticas, en los últimos 78 años. ¿Está hablando, por lo tanto, de Hiroshima y Nagasaki?

Si ese es el caso, el tabú nuclear nunca habría existido. Medvedev estaría apelando a una continuidad entre 1945 y 2013, obviando que en medio ha habido décadas y décadas de políticas de Destrucción Mutua Asegurada, tratados de no proliferación y organismos internacionales de control de los arsenales atómicos. Por supuesto que el tabú nuclear sigue activo. De lo contrario, cabría pensar que Rusia habría pasado de las palabras a la acción en Ucrania o la URSS lo habría hecho en Afganistán o Estados Unidos lo habría hecho en Corea, Vietnam, Irak…

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El Armagedón te puede venir bien si tienes una resaca tan horrible que no puedes ni con tu cuerpo. Tal vez ese sea el caso de Medvedev. Al resto de la humanidad, le interesa lo justo, empezando por Rusia –"los rusos también quieren a sus hijos", cantaba Sting en los ochenta- y desde luego por China, que ya ha tenido que llamarle la atención al Kremlin por su retórica varias veces. En lo que respecta a Occidente, de momento, las filas siguen prietas. Cada amenaza se encuentra con un muro de unidad que deja pocas fisuras. Solo las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024 podrían cambiar este escenario.